El cardenal de Valladolid apela a la responsabilidad individual y social en Navidad Blázquez advierte: "Una tercera ola sería terrible. Debemos evitarla en la medida de nuestras posibilidades"

Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid
Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid

"La pandemia que no cesa impone a todos un cuidado especial de la salud para proteger la vida. Como gravita sobre la sociedad entera, todos tenemos la obligación de no contagiar ni contagiarnos"

"Entre el folclore, las luces y adornos, los regalos, los encuentros de familiares y amigos, terminaban ocultándonos el centro y el foco iluminador que celebramos"

«Una tercera ola sería terrible. Debemos evitarla en la medida de nuestras posibilidades», asegura el cardenal Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid, en la carta pastoral publicada esta semana y en la que apela a la responsabilidad individual y social durante esta Navidad para frenar el avance del coronavirus.

«La pandemia que no cesa impone a todos un cuidado especial de la salud para proteger la vida. Como gravita sobre la sociedad entera, todos tenemos la obligación de no contagiar ni contagiarnos», defiende Blázquez, presidente de la Conferencia Episcopal, convencido de que las celebraciones navideñas serán esta año «muy distintas».

«Esta situación de fragilidad, miedo e incertidumbre lleva consigo la limitación de movimientos, del número de comensales en las familias y consiguientemente de gastos en la fiesta. Y, por ello, en tercer lugar, las restricciones afectan también a los gastos y al comercio, que en buena medida hacía su agosto en torno a Navidad, despedida de año y año nuevo».

Las limitaciones de este año pueden ser una oportunidad para redescubrir el acontecimiento celebrado en Navidad

«Así como la pandemia nos ha despojado de muchas cosas, de modo semejante nos concentra en lo fundamental de la celebración de Navidad», expone Blázquez, quien defiende que «varias circunstancias han venido encubriendo las celebraciones navideñas, hasta el punto de que, entre el folclore, las luces y adornos, los regalos, los encuentros de familiares y amigos, terminaban ocultándonos el centro y el foco iluminador que celebramos. La fiesta de Navidad había desplegado tantas manifestaciones que pasaba casi inadvertido el motivo, a saber, el nacimiento del Salvador».

«En este contexto, las limitaciones de este año pueden ser una oportunidad para redescubrir el acontecimiento celebrado en Navidad», indica el arzobispo de Valladolid, en los días previos a la Navidad.

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