Inicio de la Cuaresma en la catedral de Santa María la Real de la Almudena Cardenal Osoro: "Recibir la ceniza quiere decir 'Señor, reconozco que soy frágil, pero amado por Ti"

Misa en la Almudena de inicio de la Cuaresma
Misa en la Almudena de inicio de la Cuaresma

Este acto recuerda que el hombre está marcado por "la ineludible condición de la muerte", pero no es "para que caigamos en la angustia", sino para "abrirnos la puerta de la Resurrección"

En la Eucaristía concelebrada, el purpurado ha explicado que "la vía de la pobreza, la vía de la privación, el ayuno, nos hace darnos cuenta de lo que es importante y lo que es secundario"

(Archimadrid).- Con la imposición de la ceniza en este inicio de la Cuaresma, «el Señor quiere tocar nuestro corazón». Según ha subrayado el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, en la celebración en la catedral de Santa María la Real de la Almudena, este acto recuerda que el hombre está marcado por «la ineludible condición de la muerte», pero no es «para que caigamos en la angustia», sino para «abrirnos la puerta de la Resurrección».

«Recibir la ceniza es un gesto de humildad que quiere decir: "Señor, reconozco que soy frágil, que soy limitado, que soy polvo, pero un polvo amado por Ti, un ser humano capaz de reconocer tu voz"», ha aseverado el purpurado; al tiempo que ha incidido en que el Señor da «la vida nueva» e invita a «participar del amor más grande» y en que, cuando se dice «creed en en Evangelio», precisamente se pide «acoger el amor del Señor, que nos ama hasta el extremo».

Según ha detallado, en el tiempo de Cuaresma «el Seños nos llama a la conversión» para «que caigamos en la cuenta» de que nos da «una vida nueva que no podemos desperdiciar» y nos ofrece «unos medios para realizar esta conversión»: el ayuno, la limosna y la oración.

Dialogar con Dios y disponer la vida

En este sentido, el purpurado ha explicado que «la vía de la pobreza, la vía de la privación, el ayuno, nos hace darnos cuenta de lo que es importante y lo que es secundario». Luego, dar limosna implica tener «gestos de amor», que no es solo dar dinero, sino «disponer nuestra vida para que los otros puedan vivir» y, por último, la oración es un «diálogo» con Dios, que pasa por «retirarnos» y «entrar en una profunda relación» con Él para «mirar la vida desde ahí, con ojos profundos».

«¿Cómo crecer hoy en esa vía de la pobreza, de la privación, de desnudarnos delante del Señor y vernos necesitados de Él? ¿Cómo hacer gestos de amor en las situaciones de heridas? ¿Y cómo hacemos ese diálogo con el Señor para vivir la fe, la esperanza y la caridad?», ha preguntado a los asistentes, reunidos conforme a las pautas de las autoridades sanitarias.

En la Eucaristía han concelebrado el arzobispo de Mérida y administrador apostólico de Caracas (Venezuela), cardenal Baltazar Porras; el obispo de La Guaira, monseñor Raúl Biord; los obispos auxiliares de Madrid monseñor Santos Montoya y monseñor José Cobo, y numerosos presbíteros.

Volver arriba