Nuevos miembros del Consejo Episcopal El salesiano Carlos García Llata, nuevo Vicario General de Vitoria

(Txenti García).- Estaba previsto hacerse público el próximo lunes, pero el Obispado de Vitoria dio a conocer ayer la lista de los nuevos miembros del Consejo Episcopal, el equipo más próximo al obispo para el gobierno y pastoreo espiritual de la Diócesis de Vitoria.

El pasado día 8 de enero se cumplía un año del anuncio público del nombramiento de Juan Carlos Elizalde como sucesor de monseñor Asurmendi. Para esta efeméride monseñor Elizalde ya tenía sobre su mesa la lista definitiva de quienes le acompañarán de manera más cercana en su labor como obispo de Vitoria.

Éstos son sus nombres: el salesiano Carlos García Llata, como Vicario General; Luis Antonio Preciado Sáez de Ocáriz, que lleva la dirección del Secretariado Social Diocesano, como Vicario Episcopal de la zona urbana Sur y Este de Vitoria-Gasteiz; Unai Ibáñez Berriozabal, incardinado en la parroquia de María Inmaculada y quien ha estado muy cerca de Elizalde desde su llegada a Vitoria, como Vicario Episcopal de la zona urbana Centro, Oeste y Norte de Vitoria-Gasteiz; Nunilo Ceballos Chasco, vinculado a la pastoral rural de los pueblos de su Moreda natal, como Vicario Episcopal de la zona rural Sur; Álvaro Gastón García de Iturrospe, este sacerdote diocesano natural de Agurain-Salvatierra lleva toda su vida sacerdotal vinculado a la pastoral rural, como Vicario Episcopal de la zona rural Norte; José María Izaga Ortueta, misionero vasco en tierras de Angola, como Vicario Episcopal Pro Senior; y Alfredo Arnáiz Rodríguez, delegado Diocesano de Liturgia, Vicario Episcopal para la Vida Consagrada, Sacerdotal y Vocacional.

En una carta de monseñor Elizalde se señala la fecha de toma de posesión de sus cargos, y agradece el trabajo desempeñado por el equipo saliente "El lunes 16 de Enero jurarán sus cargos a las 12:30 en la Capilla del Obispado. Compartiremos una comida de fraternidad los miembros del Consejo saliente y del entrante. Los dos pies con los que caminamos en la Iglesia son la memoria agradecida del pasado y el reto del futuro." Especial mención hace al Vicario General D. Fernando Gonzalo-Bilbao que ha permanecido en este cargo desde 1979, cuando fuera elegido por monseñor Larrauri.

Elizalde se expresa en estos términos: "Podemos afrontar con enorme esperanza esta nueva etapa porque partimos de un profundo agradecimiento al Consejo Episcopal de estos últimos años. Todos los nuevos vicarios y yo mismo contamos con ellos y especialmente con su, durante tantos años, Vicario General, como consejero personal.

El Papa Francisco le acaba de honrar con el reconocimiento de "Capellán de Su Santidad" por su incesante entrega a la Iglesia. ¡Enhorabuena Monseñor D. Fernando Gonzalo Bilbao! D. Miguel, complacido, nos bendecirá a todos desde el cielo."

Si bien durante el mes de diciembre se llevó a cabo una consulta a sacerdotes, comunidades religiosas y parroquias, monseñor Elizalde contempla el hecho de que los elegidos no hayan respondido a los deseos de algunos, y a ellos se dirige: "Quien se sienta decepcionado por esta elección que la asuma también desde la oración en la seguridad de quien sabe que Dios guía misteriosamente a su pueblo."

Non solum sed etiam

Los nombramientos para el Consejo Episcopal son una evidencia de que ya hemos entrado en una nueva etapa para la Diócesis de Vitoria. Nueva y diferente, que nadie entienda ni mejor ni peor, nueva y diferente.

Un detalle que puede pasar desapercibido, pero que es importante, es que además del nombramiento de Vicario General, Elizalde se ha querido rodear de 7 vicarías, más el vicario judicial que se mantiene en su puesto y que continúa en la persona de Félix Ruiz de Larrínaga. En la Curia diocesana solo había la figura del Vicario General, el vicario de Curia, los Vicarios territoriales de ciudad y zona rural y el vicario judicial.

¿Dónde podríamos encontrar la justificación de la ampliación de este grupo?
Un vicario es alguien con facultades y potestades para representar al obispo allí donde este se lo encomiende, es un brazo del obispo para llegar más lejos, a más gente de manera que su voz siga siendo la voz del obispo, sus gestos los del obispo, y si el obispo es la voz de la Iglesia, la voz del Evangelio, y sus gestos los gestos del mismo Cristo, la transmisión será la correcta.

Por otro lado el mismo Elizalde ha ido dando pistas de lo que deseaba fuese este su equipo episcopal: "Una fraternidad sacerdotal" comentó en una ocasión. Este término trajo a mi memoria la figura de D. Rufino Aldabalde y su movimiento sacerdotal que impregnó de un estilo nuevo a gran parte de una generación de sacerdotes en toda España. La vida de D. Rufino Aldabalde ha quedado glosada en gran parte en el libro que José María Javierre publicó en 1997.

En una pasada entrevista, Elizalde comentaba lo de "Me gustaría que todos entendiéramos el concepto bíblico de elección incluyente, es decir, que el elegido elige a todos los demás". Espera de sus elegidos que sepan representar el sentir de toda la Diócesis, de los que les votaron y de los que no les votaron, de quienes ven con buenos ojos su elección y de quienes han decidido esperar "a ver"; de los entusiasmados y de los decepcionados, de los que tienen voz y de los que no tienen voz.

Esa es una de las tareas más delicadas que los nuevos vicarios tendrán en sus manos, más delicado que todas las burocracias que a veces conllevan estos cargos, será lograr ser levadura en la masa, ser el punto y modelo de enganche principal que permita ir tejiendo la nueva red diocesana.

El 16 jurarán su cargo y el 28 el obispo nos convoca a una iniciativa novedosa también, la Eucaristía de Envío que tendrá lugar en la Iglesia Con catedral de María Inmaculada a las 12 del mediodía.

Aires nuevos, odres nuevos, y la profecía de mi amigo que se va cumpliendo: "el que venga tendrá que contar hasta con los que hasta ahora no se ha contado".

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