Sus claves para entender al Papa: porteño, jesuita postconciliar y latinoamericano Carlos María Galli: “El Papa quiere impulsar la revolución de la ternura desde una Iglesia madre”

(José Manuel Vidal, Barcelona).- El cardenal Sistach, más avalado por Roma que nunca, celebra en Barcelona el Congreso internacional de pastoral de las grandes ciudades. Con los arzobispos de las mayores metrópolis del mundo, apoyados por grandes expertos en pastoral urbana, como el argentino Carlos María Galli, amigo del Papa y uno de sus teólogos de cabecera. Religion Digital tuvo el privilegio de poder compartir el encuentro que mantuvo con un nutrido grupo de profesores de la Facultad de Teología de Cataluña.

Galli es el autor de 'Dios vive en la ciudad' (Herder). Un libro, cuyo contenido se explicita en el subtítulo: "Hacia una nueva pastoral urbana a la luz de Aparecida y del proyecto misionero de Francisco". En la reunión con los profesores catalanes se sometió a sus preguntas y explicitó las claves de su libro y del pensamiento del Papa.

A su juicio, Francisco "valora y quiere mucho a la religiosidad popular, asi como al sensus fidelium". Y, como ya sabe todo el mundo, promueve "una Iglesia casa de puertas abiertas" o "una Iglesia que viva entre la gente".

Dicho de otra forma, según Galli, lo que el Papa pretende es impulsar "la revolución de la ternura desde una Iglesia madre". En ese sentido aseguró que "la bondad de Juan XXIII es como la ternura de Francisco". Y puso como ejemplo de esa ternura el gesto concreto del abrazo que el Papa le dio al hombre de los bultos en la cabeza en la cara.

Una revolución que, para ser eficaz, tiene que nuclearse en torno a las ciudades, donde reside la mayor parte de la población mundial. Una gran ciudad que, teológicamente hablando es "una porción de humanidad concreta inculturada". De hecho, las diócesis llevan los nombres de las ciudades".

Para el teólogo, profesor de la Universidad Católica Argentina (UCA), "la pastoral urbana requiere hoy una mayor comunión afectiva y efectiva a nivel de región" o de comunidad autónoma. Y pide también toda una serie de valores. Por ejemplo, la inculturación o identificación con el pueblo; la posibilidad del acceso constante e inmediato de la gente, "sin agendas ni teléfonos"; o una "Iglesia del pueblo con las puertas siempre y totalmente abiertas".

Una pastoral urbana que no sólo tiene que girar en torno a las parroquias. Entre tras cosas, porque éstas suelen ser cada vez más grandes. En Argentina, por ejemplo, hay parroquias de 180.000 personas. "Parroquias enormes, con pocos curas y pocas misas y, por lo tanto, no vale medir la pertenencia por la asistencia a misa", que es la clásica variable que suele utilizarse para ese tipo de mediciones en Europa.

Además de las parroquias, la pastoral urbana pasa por las casas y las pequeñas comunidades, asi como por los centros de espiritualidad (que pueden estar en parroquias, pero también en colegios, en capillas, en escuelas o en cualquier otro lugar) y por los santuarios, que congregan al "85% de los católicos latinoamericanos". Por ejemplo, el santuario del Señor de los Milagros de Lima o el de San Cayetano o el de la Virgen de Luján en Argentina. O Guadalupe, en México.

De ahí que Galli sea partidario de "crear santuarios en las ciudades", junto a los clásicos ya existentes. Porque "los santuarios son polos de atracción, porque es la Virgen la que convoca y eso no tiene parangón".

A esta pastoral de los santuarios se dedicaba Bergoglio en Argentina que, según revela Galli, se acercaba a diario a ellos a confesar. Allí tocó pueblo, porque "los que van a los santuarios no son los mismos que van a las parroquias, son creyentes mucho más en la frontera". De ahí que el teólogo argentino proponga al Vaticano que, en vez de dar un curso en Roma para enseñar a los nuevos prelados a ejercer su ministerio, se les recomiende que vayan a confesar a los santuarios a diario. Como hacía el cardenal Bergoglio en Buenos Aires.

Así aprenderán por experiencia propia, por ejemplo, que "bautizamos a la gente, pero, después, la dejamos sola y, cuando se vuelven a acercar a la Iglesia les ponemos numerosas exigencias canónicas de tercer nivel y, a veces, no los atendemos porque no pertenecen a nuestras parroquias territorialmente".

Un criterio, el te la territorialidad que, según Galli, hay que desechar en gran parte. "La gente no tiene por qué saber de jurisdicción parroquial. Es más importante el aspecto afectivo que el territorial". Además, "la gente tiene que tener derecho a elegir donde quiere ir a misa, porque le guste más la forma de predicar del cura o por cualquier otra cosa". Se trata de "la movilidad de la libertad que elige" y de "olvidar la parroquia como ente estable y territorial".

Galli también habló sobre la inculturación, uno de los temas más suscitados en la reunión por parte de los profesores catalanes. Galli aseguró que "en los últimos años se perdió la inculturación, pero que, desde la llegada de Francisco, es inexorable e imparable". Porque el Papa "ha recuperado la teología del pueblo de Dios y de la inculturación"


La revolución de Francisco

Para Carlos María Galli, Francisco está llevando a cabo la reforma del papado y de la colegialidad. Y su tarea no es nada fácil, porque "tiene que gobernar y reformar a la vez". Para gobernar tiene que ir delante y marcar camino, pero al mismo tiempo quiere potenciar la colegialidad y eso le hace que tenga que acompasar el paso.

Asegura Galli que para entender a Francisco hay que entender bien que se trata de un porteño (argentino de Buenos Aires), jesuita postconciliar y latinoamericano. Como porteño es "una síntesis entre europeo y latinoamericano".

Como jesuita del postconcilio, hay que tener en cuenta, además, según el teólogo argentino, que "Bergoglio fue el primer Papa que no estuvo en el Concilio, pero por ser un hombre de discernimiento más que de interpretación, no va a entrar en la hermenéutica conciliar".Lo que hace Francisco es "urgir la realización del Concilio".

Al mismo tiempo es profundamente latinoamericano, "con una pertenencia afectiva, cultural y política a América latina, que junta a Occidente con el Sur". A su juicio, "América Latina es moderna, con una modernidad no periférica, pero sí con otra modernidad distinta de la europea".

Y es que el Papa, según Galli, une el proyecto misionero que aparece en la Conferencia de Puebla con la vertiente social y profética de Medellín que culmina en Aparecida. "Bergoglio influyó decisivamente en Aparecida y Aparecida influye en Francisco".

En cuanto a las influencias teológicas de Francisco, Galli citó en primer lugar al cardenal Pironio, "símbolo de la Iglesia argentina a escala universal" y al que el cardenal Martini consideraba "uno de los grandes del siglo XX". También le influyeron Lucio Gera, Ferrara, Tello y, sobre todo, el jesuita Scanone. Entre los teólogos más jóvenes, Galli citó la influencia de monseñor Fernández y del jesuita Diego Fares. "Los tres tiene el mismo estilo y eso ayuda al Papa que ya de por sí escribe muy bien, porque fue profesor de Literatura".

Y los profesores asistentes le dieron las gracias a su invitado. Entre los presentes, Salvador Pié, Xabier Morlans, Joan Planellas, Peio Sánchez, Daniel Palau, Jaume Flaquer, Nuria Caum y Jaume Fontbona.

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