El cardenal de Madrid invita a no hacer invisible "el sufrimiento ajeno" El deseo de Cobo para Navidad: "Es tarea de todos ser felices y hacer felices a los otros"

"Es tarea de todos los hombres y mujeres de buena voluntad ser felices, hacer felices a los otros y construir esta casa común en este preciso tiempo"

"La Navidad representa una toma de postura para ayudar a salvar realidades cercanas que necesitan intervención y ternura"

El Arzobispo abordó las realidades globales, señalando el conflicto en Tierra Santa y en Ucrania y haciendo un llamado a no hacer invisible el «sufrimiento ajeno»

Lee el mensaje íntegro de José Cobo

El arzobispo de Madrid, cardenal José Cobo, ha hecho público un mensaje para felicitar la Navidad a los «creyentes vigorosos y activos» y también a quienes puedan sentirse «alejados de la comunidad creyente». «Es tarea de todos los hombres y mujeres de buena voluntad ser felices, hacer felices a los otros y construir esta casa común en este preciso tiempo».

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En el mensaje, ha aprovechado para recordar el mensaje central de la Navidad, «que la humanidad es tan valiosa y amada para Dios, que ha decidido formar parte de ella y quedarse con nosotros». Y que esta realidad insta al ser humano a acoger lo que hay de divino en la creación y a acoger nuestra propia humanidad.

El Arzobispo abordó las realidades globales, señalando el conflicto en Tierra Santa y en Ucrania y haciendo un llamado a no hacer invisible el «sufrimiento ajeno». Enfatizó que, a pesar de vivir en un mundo «al que no podemos llamar "salvado"», porque aún hay mucha gente que sufre, la Navidad representa «una toma de postura para ayudar a salvar realidades cercanas que necesitan intervención y ternura».

Mensaje de Navidad de José Cobo

Cobo Cano concluyó animando a la sociedad a mirar más allá, recordando que «no estamos solos. Nuestra existencia es acompañada. Él está con nosotros». E hizo un llamado a la cultura del encuentro y la convivencia, instando a todas las instituciones a levantar la mirada y descubrir «un horizonte esperanzado donde nadie sobra».

El Cardenal ofreció la riqueza institucional de la Iglesia de Madrid al servicio de la sociedad, reafirmando el compromiso de ser «luz y sal del mundo, levadura que fermente y haga crecer a toda la sociedad». Concluyó implorando la protección de la Virgen y extendió su bendición a la comunidad con un «caluroso afecto».

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