Se ven obligadas a cerrar el monasterio debido a su reducido número Las hermanas clarisas del Convento de Santa Marina se trasladan a León

Convento de Santa Marina. Zamora
Convento de Santa Marina. Zamora

El obispado de Zamora comunica que las hermanas clarisas del Convento de Santa Marina, situada en la plaza Fray Diego de Deza 7 de Zamora, fundado hace cinco siglos, se ven obligadas a cerrar el monasterio

Las hermanas residían en este convento desde finales del siglo XIX. Pero hoy, "el número de hermanas que componen la comunidad se ha visto drásticamente reducido en los últimos años"

Se incorporarán a la comunidad de clarisas de la ciudad de León, a cuyo Convento se trasladarán en breve, uniéndose así a su Madre Abadesa, que ya reside allí desde diciembre de 2022, por motivos de enfermedad

Tal y como indican las mismas hermanas “el Convento de Santa Marina pasa ahora a formar parte del patrimonio del Obispado de Zamora, según se dispuso en la escritura de compra-venta de la Casa-Palacio

(Diócesis de Zamora).- El obispado de Zamora comunica que las hermanas clarisas del Convento de Santa Marina, situada en la plaza Fray Diego de Deza 7 de Zamora, fundado hace cinco siglos, se ven obligadas a cerrar el monasterio debido a que “el número de hermanas que componen la comunidad se ha visto drásticamente reducido en los últimos años”.

Tal y como relata el delegado de patrimonio, Miguel Ángel Hernández, en su tesis doctoral, el convento de Santa Marina fue fundado en 1482 y “desde 1766 las religiosas marinas vivían en un convento ubicado en la zamorana calle de Santa Clara. En 1868, el Gobierno revolucionario decidió convertir su convento en la sede del Gobierno Civil y por ello las religiosas fueron exclaustradas y trasladadas al Monasterio de Santa Clara donde permanecieron 13 años (…).

Llegada la Restauración, y con el apoyo del nuevo obispo, en 1881 las religiosas salieron del convento de Santa Clara, y se fueron a vivir a una casa que habían comprado en la rúa de los notarios mientras buscaban una vivienda definitiva. Por aquellos años, el marqués de Villagodio estaba reedificando su palacio con el fin de hacerlo más confortable, pero concluidas las obras, en 1878, murió su mujer que era la heredera natural del inmueble. El marqués decidió entonces trasladarse con sus hijos a Bilbao, poniendo en venta su palacio.

Las religiosas no poseían suficiente dinero para comprarlo, pero el obispo, junto a otros pelados españoles, luchó por conseguir la indemnización que el Estado había prometido para aquellas religiosas que hubiesen sido despojadas de sus monasterios durante el sexenio revolucionario. Como fruto de estas negociaciones consiguieron 210.000 pesetas (…), cantidad suficiente para comprar el palacio del marqués de Villagodio”. Desde ese momento ocuparon su actual ubicación hasta la fecha.

La decisión de abandonar la ciudad de Zamora viene condicionada por el reducido número de hermanas que impide que el monasterio funcione con autonomía. Estas hermanas se incorporarán a la comunidad de clarisas de la ciudad de León, a cuyo Convento se trasladarán en breve, uniéndose así a su Madre Abadesa, que ya reside allí desde diciembre de 2022, por motivos de enfermedad.

Tal y como indican las mismas hermanasel Convento de Santa Marina pasa ahora a formar parte del patrimonio del Obispado de Zamora, según se dispuso en la escritura de compra-venta de la Casa-Palacio que ha venido siendo la sede del Convento de Santa Marina desde finales del siglo XIX, momento en que se formalizó dicha compraventa entre los entonces propietarios del edificio y la comunidad de hermanas clarisas que, a día de hoy, se muestran unánimemente conformes con dicha cláusula”.

Desde la diócesis de Zamora se agradece profundamente el trabajo callado que durante siglos la venido realizando la comunidad, contribuyendo al sostenimiento espiritual del pueblo cristiano de esta ciudad con su cercanía, oración y constante búsqueda de la santidad. Las hermanas, en su vida escondida de clausura, han sido un regalo que el Señor le ha hecho a nuestra Iglesia y a nuestra ciudad. Su vida consagrada, su ejemplo, su silencio y su pobreza nos acompañarán siempre.

Confiamos en que las hermanas, ahora desde León, sigan intercediendo por esta iglesia que peregrina en Zamora.

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