El cura prohibió un concierto de Pulso y Púa en el interior de la iglesia El párroco de Fuentesaúco llama a la Guardia Civil para disolver una 'cacerolada' a las puertas del templo

Cacerolada en Fuentesaúco
Cacerolada en Fuentesaúco

El religioso se negó por no tratarse de un concierto de música sacra. La respuesta de varias decenas de vecinos fue celebrar una cacerolada ante las puertas de la iglesia a la hora de la misa

La diócesis advierte que los sucesos “atentan contra la libertad religiosa y la libertad de culto”

La negativa del párroco de Fuentesaúco de Fuentidueña (234 habitantes) a permitir la celebración de un recital de Pulso y Púa en el interior de la iglesia del pueblo ha acabado con una gresca a las puertas del templo, con presencia de la Guardia Civil incluida por requerimiento del cura, después de que numerosos vecinos decidieran protestar contra la prohibición con una cacerolada que “dificultaba la digna participación en la eucaristía”, según la Diócesis, que ha exhortado “al pueblo cristiano a defender sus derechos” ante lo que ha considerado una intromisión en el ámbito de libertad propio de la Iglesia.

El programa de la XXXVII semana cultural de Fuentesaúco de Fuentidueña anunciaba para su último día, este domingo, 31, la participación de un coro rociero en la misa de las 13.15 en la iglesia parroquial de Santo Domingo de Silos, aunque el coro no se presentó finalmente.

Esa misma tarde se había programado una actuación de la orquesta de Pulso y Púa “Tres Olmas” en la plaza Mayor, aunque los miembros de la asociación cultural “Grupos activos”, que organizaba las actividades, pidió al párroco que ese concierto se celebrara en el interior de la iglesia, a lo que el religioso se negó por no tratarse de un concierto de música sacra. La respuesta de varias decenas de vecinos fue celebrar una cacerolada ante las puertas de la iglesia a la hora de la misa.

La Diócesis de Segovia emitió una dura nota con la que quería “aclarar los sucesos” ocurridos esa misma mañana, un relato que inicia explicando que el párroco tuvo que llamar a las fuerzas de seguridad por las dificultades de celebrar la eucaristía por una cacerolada que “carecía de autorización legal”, según se subraya en la misiva.

También se justifica la negativa del cura a la celebración del concierto haciendo referencia a las normas de la Santa Sede y de la Conferencia Episcopal Española que fijan que “sólo está permitido organizar, en contextos de oración y meditación, audiciones de música sacra, dado el carácter sagrado del templo”.

El último párrafo, pese a comenzar con un “lamento profundo” por los acontecimientos, se endurece sensiblemente cuando la Diócesis afirma que los sucesos “atentan contra la libertad religiosa y la libertad de culto”, a la vez que “exhortamos al pueblo cristiano a que defienda sus derechos ante hechos que suponen una intromisión en el ámbito de la libertad propio de la iglesia o dificultan el desarrollo digno y pacífico del culto”.

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