Tras el acto oficial de inauguración, en el que participó la conselleira de Economía e Industria de la Xunta de Galicia, María Jesús Lorenzana, el presidente de la Confederación de Empresarios de Galicia, Juan Vieites y el arzobispo de Santiago, monseñor Francisco Prieto, tuvo lugar la conferencia de la filósofa Adela Cortina, figura clave del pensamiento ético contemporáneo.
En su intervención, titulada “Ética e ideología de la IA”, Adela Cortina reflexionó sobre los desafíos morales que plantea el desarrollo de la inteligencia artificial y la necesidad de que esta tecnología esté guiada por valores éticos. Desde su enfoque de ética cívica y de la responsabilidad, subrayó que la inteligencia artificial "es un instrumento" y defendió la importancia de construir sistemas tecnológicos orientados al bien común, al respeto de la dignidad humana y a la inclusión social, evitando cualquier forma de discriminación o exclusión.
“La IA puede aportar grandes beneficios si se construye desde un marco ético basado en dos principios fundamentales: beneficiar y no dañar. Es imprescindible potenciar la autonomía de las personas, hacer justicia y distribuir equitativamente los beneficios de esta tecnología, ya que sus efectos son globales, afectan a toda la humanidad», concluyó la filósofa.
A continuación, tuvo lugar la ponencia «Desarrollo de la IA. Estrategia de España. Gobernanza. Conocimiento. Educación y Valores» en la que hicieron sus intervenciones el director del CITIUS de la USC, Senén Barro, quien habló del «Desarrollo de la IA, ¿Hacia dónde?»; la catedrática de la UDC, Amparo Alonso, quien expuso la «Estrategia Española»; Teresa Rodríguez de las Heras Ballell, integrante del grupo de expertos de IA de la Comisión Europea, que abordó la «Gobernanza y los modelos regulatorios» y Ulises Cortés, profesor del Barcelona Supercomputing Center y experto en IA, quien reflexionó sobre «Educación, conocimiento y valores».
Todos coincidieron en la necesidad de impulsar una inteligencia artificial centrada en las personas, capaz de equilibrar la innovación tecnológica con la responsabilidad ética y social. Desde distintas perspectivas —la investigación y el desarrollo científico, la estrategia nacional, la regulación jurídica y la formación en valores— los ponentes subrayaron que el futuro de la IA pasa por una gobernanza sólida, una educación que fomente el pensamiento crítico y una cooperación entre ciencia, derecho y ciudadanía para garantizar un progreso verdaderamente humano y sostenible
Tras estas intervenciones, tuvo lugar un espacio de diálogo titulado “La Iglesia y la IA”, con la participación del arzobispo de Santiago, monseñor Francisco Prieto; el teólogo estadounidense Alberto Embry, quien intervino telemáticamente; y el sacerdote, profesor e investigador Ricardo Mejía. El encuentro fue moderado por el director de la Fundación Pablo VI, José Ramón Amor Pan. En su intervención, el arzobispo compostelano subrayó la importancia de que el desarrollo de la inteligencia artificial esté guiado por principios éticos y humanistas, poniendo siempre la tecnología al servicio de la dignidad de la persona y del bien común. «Al definir los límites de la IA, resulta fundamental poner en el centro el respeto y la integridad de cada persona, reconociendo su valor intrínseco», afirmó monseñor Francisco Prieto.
Para concluir y antes del acto de clausura, en el que el que participó el delegado del Gobierno en Galicia, Pedro Blanco, tuvo lugar el debate » IA: Persona. Responsabilidad. Regulación y Globalización». Esta mesa, moderada por Eladio Dapena, decano de la Facultad de Ingeniería y Tecnología de la Universidad Intercontinental de la Empresa, en participaron todos los ponentes y en la que se abordó también la necesidad de humanizar las tecnologías para que priorice los valores humanos.