"Que Dios me ayude para que nunca convierta en vanidad lo que es signo de entrega y servicio" Jesús Pulido ya es obispo de Coria-Cáceres: "El coronavirus no es una enfermedad individual sino colectiva (...). Somos responsables los unos de otros"

Jesús Pulido, postrado en el suelo de la catedral
Jesús Pulido, postrado en el suelo de la catedral

Sentido recuerdo a sus padres: "Siento su ausencia: ellos consiguieron hacer de nuestra casa un pedacito de cielo en la tierra, donde mis hermanos y yo experimentamos un amor gratuito de predilección: todos iguales y cada uno especial. Y nos dieron así alas para lanzarnos al mundo y afrontar las dificultades con confianza"

"No estamos destinados a salvarnos solos, cada uno por su cuenta, sino como pueblo, un pueblo que quiere caminar junto, entre nosotros y con toda la humanidad"

"El coronavirus no es una enfermedad individual sino colectiva; es el género humano el que lo ha contraído, el que está enfermo, y, mientras no se cure todo el cuerpo, hay riesgo de recaídas. Somos responsables los unos de otros"

"La sinodalidad no es simplemente una nota o propiedad de la Iglesia, sino que expresa su naturaleza, su definición, su forma, su estilo: la Iglesia es camino, camino de salvación, y caminar juntos quiere decir contar con todos, no dejar a nadie atrás, al borde del camino, excluido, descartado"

"La diócesis de Coria-Cáceres es una Iglesia evangelizadora, viva, transparente, solidaria con los más necesitados, comprometida con el bien común"

"Que Dios me ayude para que nunca convierta en vanidad lo que es signo de entrega y servicio". Un emocionado Jesús Pulido tomó posesión de la diócesis de Coria-Cáceres, mirando a los fieles, y pendiente de la televisión, desde la que sus padres, Vicente y Victoria, que siguieron la ceremonia desde el Asilo de las Hermanitas de los Pobres de Talavera de la Reina.

"Siento su ausencia: ellos consiguieron hacer de nuestra casa un pedacito de cielo en la tierra, donde mis hermanos y yo experimentamos un amor gratuito de predilección: todos iguales y cada uno especial. Y nos dieron así alas para lanzarnos al mundo y afrontar las dificultades con confianza", glosó el nuevo prelado.

Una treintena de obispos y más de 180 sacerdotes de varias diócesis asistieron a la ordenación de Pulido, en una ceremonia presidida por el Nuncio, Bernardito Auza, y que contó con la asistencia, entre otros, del presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara. Medio millar de fieles acudieron al templo mientras que otros pudieron seguir la ordenación a través de pantallas instaladas en el exterior de la catedral.

Además, se instalaron pantallas para seguir la ceremonia de ordenación de Jesús Pulido como nuevo obispo de Coria-Cáceres en el exterior de la catedral.

Reconciliación y sinodalidad

El prelado, en su primera alocución, al término de la misa, tras recibir el báculo de manos de Auza, se comprometió a "entregar día a día la vida buscando a las ovejas perdidas y curando a las heridas". El báculo, explicó, "no es cetro de poder ni bastón de mando, sino apoyo y sostén cuando uno se siente débil y cansado; el anillo es signo permanente de una vida ofrecida en alianza para siempre; la mitra no es corona de gloria, sino testimonio de que, por encima de nosotros pecadores, es Cristo mismo quien santifica y predica el evangelio; la cruz pectoral indica que este ministerio es una participación en la pasión de Cristo por la salvación del mundo entero; el fajín y el cíngulo me recuerdan que estamos ceñidos para servir y fajados para no recusar la labor. Que Dios me ayude para que nunca convierta en vanidad lo que es signo de entrega y servicio".

Pulido quiso anunciar que la reconciliación será uno de los ejes de su ministerio: "La palabra de la reconciliación nos asegura que la alegría del cielo se experimenta aquí en la tierra bajo especie de perdón y misericordia. Es la alegría de quien encuentra la oveja perdida y la lleva sobre sus hombros, la alegría de ayudarnos unos a otros para llegar al cielo", porque "no estamos destinados a salvarnos solos, cada uno por su cuenta, sino como pueblo, un pueblo que quiere caminar junto, entre nosotros y con toda la humanidad".

Por ello, animó a "caminar juntos, la sinodalidad a la que el Papa Francisco nos convoca", que "no es simplemente una nota o propiedad de la Iglesia, sino que expresa su naturaleza, su definición, su forma, su estilo: la Iglesia es camino, camino de salvación, y caminar juntos quiere decir contar con todos, no dejar a nadie atrás, al borde del camino, excluido, descartado".

Cultura del cuidado vs cultura de la indiferencia

"Este tiempo de pandemia nos ha hecho descubrir la importancia de la cultura del cuidado frente a la cultura de la indiferencia", recordó Pulido, quien apuntó que "el coronavirus no es una enfermedad individual sino colectiva; es el género humano el que lo ha contraído, el que está enfermo, y, mientras no se cure todo el cuerpo, hay riesgo de recaídas. Somos responsables los unos de otros". Lo mismo sucede con "otras enfermedades de la humanidad, que "tratamos de circunscribirlas a un lugar concreto cerrando fronteras para que no se diseminen: la pobreza, la guerra, la incultura, el hambre, el subdesarrollo, la corrupción… Pero también en estos casos, cuando un miembro está enfermo, todo el cuerpo sufre".

"La diócesis de Coria-Cáceres es una Iglesia evangelizadora, viva, transparente, solidaria con los más necesitados, comprometida con el bien común", alabó el nuevo obispo, quien se puso en manos de todos para contribuir a seguir transformando la Iglesia y la sociedad.

Especialmente, con los laicos. "Sin duda, esta es la hora de los laicos, comprometidos en el mundo de la cultura, de la política, de la economía… Con ellos la Iglesia sale al encuentro de todos, sin juzgar, sin condenar, tendiendo la mano, para compartir la vida, las alegrías y tristezas, y llevar el Evangelio a todos los ambientes".

Primero, Religión Digital
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