El arzobispo de Tarragona cumple seis años al frente de la diócesis primada Joan Planellas: "Si somos capaces de perdonar, podremos cambiar el presente y el futuro"

"Tenemos una sociedad muy centrada en el día a día, en el hacer, en el tener, en el poseer, y quizás nos olvidamos de las grandes cuestiones, de las grandes preguntas"
"Aunque tengamos que ir a contracorriente, tenemos un mensaje central que es el Evangelio de Jesucristo, que es la Buena Noticia de Jesús, este Dios que por amor viene enmedio nuestro para que nosotros compartimos la vida de Dios"
"Ante las heridas de nuestra sociedad, de tantas personas, ante familias destrozadas por tantas cosas, la Iglesia tiene que acoger, acompañar, estimar, estar atenta a toda esta realidad"
"Ante las heridas de nuestra sociedad, de tantas personas, ante familias destrozadas por tantas cosas, la Iglesia tiene que acoger, acompañar, estimar, estar atenta a toda esta realidad"
(Full Dominical).- Este domingo día 8 de junio se celebra el sexto cumpleaños de la ordenación episcopal y la toma de posesión del Dr. Joan Planellas como arzobispo metropolitano de Tarragona y primate. Hoy, conversamos con el Sr. Arzobispo para tratar varios temas de la actualidad diocesana.
—Estamos viviendo un tiempo en que la sociedad reflexiona poco. ¿Qué es lo que más le preocupa en el momento actual?
Tenemos una sociedad muy centrada en el día a día, en el hacer, en el tener, en el poseer, y quizás nos olvidamos de las grandes cuestiones, de las grandes preguntas. De hecho, el cristianismo y nuestra fe subrayan esta dimensión de las grandes preguntas. ¿Qué somos? Que hacemos en este mundo? Qué sentido tiene nuestra vida? El porqué de todo. Y esto lo tenemos que hacer más evidente porque quizás nuestra sociedad, enmarcada en la realidad concreta de la vida, no se hace estas preguntas.
—¿Cómo habría que ayudar los jóvenes que se sienten desconcertados ante un futuro incierto, quizás porque no se han parado a pensar sobre el sentido trascendental de la vida?
Tendríamos que preparar nuestros jóvenes para las grandes cuestiones, no por si se ganarán bien o no la vida. A menudo solo nos planteamos la cuestión para que salgan a la vida se salgan en la vida materialmente, pero olvidamos los temas del espíritu, los temas trascendentales, olvidamos los temas del sentido que tiene su vida en este mundo y, después, los impedimos que relativicen aquellos bienes temporales, aquellas cosas tangibles, audibles que, en definitiva, son herramientas para vivir la vida, no son finalidades.
“Cal guarir el cor de l’home i recuperar amb urgència la dimensió espiritual”
— CatalunyaCristiana ﻥ (@catcristiana) June 6, 2025
Miquel Barcos va rebre l’ordenació sacerdotal el diumenge 1 de juny a Vimbodí de mans de l'arquebisbe Joan Planellas @esglesiabcnhttps://t.co/TaYGnDC2QTpic.twitter.com/kEkLFFhG8f
—En los últimos meses está haciendo la visita pastoral a las unidades pastorales de la archidiócesis. ¿Qué le transmite la gente de las parroquias?
Muchas veces me suscitan esta pregunta de cómo veo el presente y el futuro de nuestra Iglesia. Yo los digo que veo esta demanda o este interrogante que ellos tienen con esperanza. Es decir, veo el presente y el futuro de la Iglesia con mucha esperanza porque, aunque tengamos que ir a contracorriente, tenemos un mensaje central que es el Evangelio de Jesucristo, que es la Buena Noticia de Jesús, este Dios que por amor viene enmedio nuestro para que nosotros compartimos la vida de Dios. Y, por lo tanto, aunque a veces lo tengamos que manifestar a contracorriente, este es el gran valor que tiene la Iglesia para transmitir, vivir y proclamar.
—En su última exhortación pastoral nos habla de la fraternidad como faro de esperanza. ¿Por qué es tan importante en el mundo actual?
Creo que es fundamental porque, en la base de la fraternidad, se puede encarar la vida con esperanza. Por eso digo que la fraternidad es faro de esperanza, es luz de cara a la esperanza. Este nuestro mundo está carecido de fraternidad y la Iglesia tendría que acontecer en medio de este mundo el hogar de la fraternidad cristiana. Es decir, ser capaces de perdonar, de estimar, de encarar la vida como una familia que plantea las cosas y que intenta continuar adelante. De hecho, el pasado no lo podemos cambiar, pero sí que podemos cambiar el presente y el futuro. Y aquí se necesita la conversión y la virtud heroica del perdón; saber perdonar. Si somos capaces de perdonar, el pasado no lo cambiaremos, pero podremos empezar a cambiar el presente y el futuro. Por eso es tan importante y por eso quería hablar sobre este valor transformador del perdón y la comunión.

—¿Por qué es clave, pues, para transformar las relaciones?
Si tú te acercas al otro y le dices que a pesar de las diferencias podemos ser capaces de tener una actitud de perdón y de conversión, después empezaremos a avanzar y a progresar. Y esto lo necesitamos en nuestra sociedad. Necesitamos que esto se explicite en nuestra sociedad ante la polarización actual. Y también lo necesitamos a nivel interno, en nuestra propia Iglesia, para poder ser faro de esperanza y de la esperanza en Jesucristo, que esto es el que nos indica el mismo Jubileo, que tenemos que ser peregrinos de esperanza.
—¿Cómo puede dar respuesta, la Iglesia, a nuestra sociedad?
Acogiendo y acompañante. Ante las heridas de nuestra sociedad, de tantas personas, ante familias destrozadas por tantas cosas, la Iglesia tiene que acoger, acompañar, estimar, estar atenta a toda esta realidad. Creo que el gran trabajo que puede hacer la Iglesia hoy es tan importante como las celebraciones de la fe, estar junto al otro y poderlo acompañar. A los padres, muchas veces los digo que tienen que ser ministros de acompañamiento, servidores de los otros en el sentido de estar atentos a sus necesidades reales, que muchas veces no son meramente materiales, sino que sobre todo son espirituales.

—En el marco de este año Jubilar, ¿cómo invita a vivirlo?
El Jubileo es una oportunidad que nos ofrece la Iglesia para borrar, dejar de lado el pasado para poder encarar el presente y el futuro con una vida nueva, con unas actitudes nuevas. A veces perdonamos pero no olvidamos, pues yo diría que tenemos que ser capaces de perdonar olvidando. Y el Jubileo, con la indulgencia jubilar, nos indica esto, este perdonar y olvidar, porque Dios nos perdona y olvida las culpas pasadas.
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