Se jubila tras más de dos décadas de servicio en el templo burgalés José Antonio Sáiz: "Ser sacristán en la Catedral es más que un oficio, es también una manera de vivir la fe"

José Antonio Sáiz Manchado.
José Antonio Sáiz Manchado.

"La Catedral es el monumento más bello que se puede contemplar, pero más allá de su estética, es una parte de mi vida, me casé en la capilla del Cristo de Burgos, del que soy muy devoto, cada rincón me parece una maravilla"

"El mío puede parecer un trabajo monótono pero no lo es: cada día tiene mucho de nuevo, siempre suceden cosas nuevas porque la Catedral es un templo vivo, en el que el tiempo no se detiene, aunque parezca que sí"

"Para mí es fundamental vivir la liturgia y participar en ella, el sacristán no puede ser ajeno a la liturgia, porque esto es mucho más que un trabajo por horas"

Procede de una familia cristiana y humilde de agricultores que le supo transmitir la fe desde su niñez en la localidad serrana de Rabanera del Pinar (Burgos), donde nació en 1956 e hizo su primera comunión y recibió la confirmación. Cursó sus estudios en Barcelona, en un internado de los Padres Mínimos, para volver a Burgos, donde trabajó 15 años como conductor en una empresa de géneros de punto. Casado y con un hijo, en 1998 comenzó a ejercer como sacristán de la Catedral de Burgos, tras superar unas pruebas, al haberse producido una vacante.

Para José Antonio Sáiz, la Catedral es «el monumento más bello que se puede contemplar, pero más allá de su estética, es una parte de mi vida, me casé en la capilla del Cristo de Burgos, del que soy muy devoto, cada rincón me parece una maravilla; la capilla de los Condestables o el cimborrio son inigualables, cuando a primera hora de la mañana entro en la Catedral, desprende una luz que, con solo mirarla, me aporta paz, tranquilidad y alegría para afrontar el día».

800 años de la catedral de Burgos
800 años de la catedral de Burgos

La jornada comienza muy pronto en la Catedral burgalesa. A las 8 de la mañana se abren las puertas y comienzan los preparativos de las misas y oficios religiosos, también la limpieza de capillas y puesta a punto de los vasos sagrados y la vestimenta de los sacerdotes. La misa conventual es a las 10 de la mañana y a las 8 y media de la tarde el sacristán también es el encargado de cerrar el templo. «Puede parecer monótono pero no lo es, cada día tiene mucho de nuevo, siempre suceden cosas nuevas porque la Catedral es un templo vivo, en el que el tiempo no se detiene, aunque parezca que sí».

Según cuenta José Antonio, no faltan tampoco las anécdotas en el día a día: «Hace varios años, cuando todavía no existían los teléfonos móviles, al cerrar la Catedral, un canónigo se quedó dentro, en la capilla de Santa Tecla, aún sin restaurar, y tuvo que pasar toda la noche encerrado. Cuando abrimos por la mañana estaba asustado, nos dijo que pasó toda la noche rezando y con frío, pero lo más curioso es que nadie le había echado en falta para intentar buscarle aquella noche, que seguro no olvidará nunca, porque la Catedral sin luces impone mucho».

Sacristán de la catedral de Burgos

"Ha sido la etapa más fecunda de mi vida, tanto que me gustaría que mi hijo fuera quien me sustituya, porque sabe lo que supone este oficio, lo ha vivido en familia y le veo capaz de hacer una buena labor"

Ser sacristán en una Catedral no es tarea fácil: «Para mí es fundamental vivir la liturgia y participar en ella, el sacristán no puede ser ajeno a la liturgia, porque esto es mucho más que un oficio o un trabajo por horas, ser sacristán supone también una manera peculiar de vivir la fe y creo que no se puede separar lo uno de lo otro, sin fe el trabajo del sacristán carece de sentido».

José Antonio también considera que la Catedral puede ser un instrumento de evangelización, aunque en los tiempos actuales se ha puesto difícil: «En la medida en que los visitantes, aunque vengan buscando únicamente el arte y la belleza de las obras, puedan ver más allá de las piedras y los objetos, la Catedral puede servir para que se acerquen a Dios, porque todo está hecho en el interior del templo para acercarnos la grandeza de Dios y pienso que ahora, en el mundo que vivimos, sería muy difícil hacer esta Catedral, porque sin la fe es imposible lograr lo que consiguieron los artistas y arquitectos aquí. Su huella es muy clara y su intención es siempre llevarnos a Dios».

Catedral de Burgos
Catedral de Burgos

En diciembre, José Antonio Sáiz tiene previsto jubilarse como sacristán de la Catedral después de 23 años en este cometido: «Me llevo unos recuerdos imborrables, ha sido la etapa más fecunda de mi vida, tanto que me gustaría que mi hijo fuera quien me sustituya, porque sabe lo que supone este oficio, lo ha vivido en familia y le veo capaz de hacer una buena labor».

Sacristán de la catedral de Burgos

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