"Acojamos la llamada a vendar corazones rotos y a anunciar el Evangelio" José Antonio Satué ya es obispo de Málaga: "Os pido que recéis por mí, para que nunca me aparte del camino de Jesús"

"Solo una Iglesia que renuncia al triunfalismo y deja de mirarse a sí misma, para poner en el centro el sufrimiento de los más vulnerables y el bien de toda la humanidad, puede abrir caminos de encuentro con Jesucristo"
"No basta con hablar de sinodalidad, hay que vivirla. Para escuchar el susurro del Espíritu, debemos alejarnos de la crispación y la polarización que nos asfixian, y abrir espacios reales de escucha mutua, de entendimiento y de colaboración: en nuestras familias, en nuestras parroquias, en nuestros barrios y en nuestros puestos de trabajo"
"La coherencia comienza por ti y por mí, por cada comunidad cristiana. Se manifiesta en nuestra manera de tratar a los pobres, de organizar nuestras parroquias, de administrar los bienes que se nos han confiado, y también en la forma en que nos comunicamos en los despachos, desde los púlpitos y a través de las redes sociales"
"No podemos permitirnos ser una Iglesia autorreferencial, encerrada en sí misma, preocupada solo por sus necesidades y problemas. No hemos sido llamados para optimizar recursos ni para mejorar nuestra imagen, mucho menos para proteger privilegios. Nuestra vocación no es conservar espacios, sino promover procesos de liberación, de justicia y santidad, especialmente entre quienes más sufren"
"La coherencia comienza por ti y por mí, por cada comunidad cristiana. Se manifiesta en nuestra manera de tratar a los pobres, de organizar nuestras parroquias, de administrar los bienes que se nos han confiado, y también en la forma en que nos comunicamos en los despachos, desde los púlpitos y a través de las redes sociales"
"No podemos permitirnos ser una Iglesia autorreferencial, encerrada en sí misma, preocupada solo por sus necesidades y problemas. No hemos sido llamados para optimizar recursos ni para mejorar nuestra imagen, mucho menos para proteger privilegios. Nuestra vocación no es conservar espacios, sino promover procesos de liberación, de justicia y santidad, especialmente entre quienes más sufren"
"Humildad, coherencia y misión". Estas fueron las tres claves de la homilía de toma de posesión de José Antonio Satué como nuevo obispo de Málaga y Melilla. En una ceremonia en la catedral malacitana, y acompañado de 25 obispos, Satué pidió a sus nuevos feligreses "que recéis por mí, para que nunca me aparte del camino de Jesús".
Tras la lectura de las cartas apostólicas y la toma de posesión, y acompañado entre otros por los cardenales Cobo y Omella, el presidente Argüello y el arzobispo de Granada (y metropolitano), José María Gil Tamayo, Satué hizo un repaso por las "sorpresas" que Dios ha deparado en su vida. "Me ha guiado por senderos que jamás habría imaginado, conduciéndome al encuentro de personas —dentro y fuera de la Iglesia— que han sido auténticas caricias divinas en mi camino". Desde Sesa, a Teruel y Albarracín, pasando por Zaragoza, Huesca, Roma y el Vaticano.
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La primera de las actitudes, la humildad, "la primera llamada". "El camino de la humildad es inexcusable para cada creyente y también en nuestra experiencia de Iglesia", recalcó. Citando constantemente el testimonio del Papa Francisco para "recordar que sólo una Iglesia que renuncia al triunfalismo y deja de mirarse a sí misma, para poner en el centro el sufrimiento de los más vulnerables y el bien de toda la humanidad, puede abrir caminos de encuentro con Jesucristo". "Sólo desde la humildad, la Iglesia puede ser madre que engendra nuevos cristianos y maestra que contagia el deseo de vivir con alegría el Evangelio", añadió.

Así, reclamó que la Iglesia de Málaga "respire humildad, en sus celebraciones y en el ejercicio de la caridad, en el anuncio del Evangelio y en la denuncia profética de las injusticias, y también en los momentos en que, aunque nos cueste, tengamos que reconocer nuestros errores".
En segundo término, coherencia. En todos los ámbitos: "No basta con hablar de la importancia de la oración: es necesario abrir cada día nuestro corazón al Señor y permitir que Él transforme", arrancó. "No basta con hablar de sinodalidad, hay que vivirla. Para escuchar el susurro del Espíritu, debemos alejarnos de la crispación y la polarización que nos asfixian, y abrir espacios reales de escucha mutua, de entendimiento y de colaboración: en nuestras familias, en nuestras parroquias, en nuestros barrios y en nuestros puestos de trabajo".

Tampoco basta "con hablar de solidaridad ni del cuidado de la Creación. Es urgente dar pasos firmes que transformen nuestro estilo de vida, porque muchas personas —e incluso pueblos enteros— no pueden esperar más; porque las generaciones futuras tienen derecho a disfrutar del mar, de las montañas y de este planeta precioso que Dios ha puesto en nuestras manos".
"Cristo nos pide y el mundo espera una vida coherente con lo que creemos. No hay nada más elocuente que un cristiano que vive con sencillez, con alegría y con verdad lo que predica", subrayó, rescatando el ejemplo del cardenal Herrera Oria. "
"La coherencia comienza por ti y por mí, por cada comunidad cristiana. Se manifiesta en nuestra manera de tratar a los pobres, de organizar nuestras parroquias, de administrar los bienes que se nos han confiado, y también en la forma en que nos comunicamos en los despachos, desde los púlpitos y a través de las redes sociales".
La Catedral de Málaga acoge esta mañana a las 11:00 h. la toma de posesión de Mons. José Antonio @satuehuerto como obispo de Málaga. Filas de fieles, a primera hora, ya esperaban su turno para poder vivirlo en el templo. pic.twitter.com/dqekHqfDeB
— Diócesis de Málaga (@DiocesisMalaga) September 13, 2025
Finalmente, la llamada a la misión: "No podemos permitirnos ser una Iglesia autorreferencial, encerrada en sí misma, preocupada solo por sus necesidades y problemas. No hemos sido llamados para optimizar recursos ni para mejorar nuestra imagen, mucho menos para proteger privilegios. Nuestra vocación no es conservar espacios, sino promover procesos de liberación, de justicia y santidad, especialmente entre quienes más sufren".
"Acojamos la llamada a vendar corazones rotos y a anunciar el Evangelio", finalizó Satué, volviendo a citar a Francisco, "sin excluir a nadie, no como quien impone una nueva obligación, sino como quien comparte una alegría, señala un horizonte bello, ofrece un banquete deseable. La Iglesia no crece por proselitismo sino por atracción".
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