El arzobispo celebra la ordenación diaconal de 16 seminaristas José Cobo, a los nuevos diáconos de Madrid: "Sed puentes entre el altar y la calle. Sembrad comunión, dignidad y misericordia""

La catedral de Santa María la Real de la Almudena vivió este sábado, 21 de junio, la ordenación diaconal de 16 seminaristas. Desde el comienzo de la celebración, el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, quiso destacar el valor de la jornada
A los neodiáconos aconsejó: "Tenéis que aprender el arte de la acogida y de la escucha, porque seréis sanadores de soledades no deseadas y así podréis ser servidores de la mesa de la Eucaristía"
El cardenal los animó a ser "puentes" en medio de un mundo cada vez más polarizado: "Donde haya división, sembrad comunión. Donde haya etiquetas, dignidad. Donde haya desprecio, misericordia"
Un aplauso prolongado llenó la catedral tras el himno a la Virgen de la Almudena, anticipando la salida jubilosa de los nuevos diáconos a la explanada de la Almudena, donde los esperaban, entre abrazos, sus familias, amigos y miembros de sus comunidades parroquiales
El cardenal los animó a ser "puentes" en medio de un mundo cada vez más polarizado: "Donde haya división, sembrad comunión. Donde haya etiquetas, dignidad. Donde haya desprecio, misericordia"
Un aplauso prolongado llenó la catedral tras el himno a la Virgen de la Almudena, anticipando la salida jubilosa de los nuevos diáconos a la explanada de la Almudena, donde los esperaban, entre abrazos, sus familias, amigos y miembros de sus comunidades parroquiales
(Archimadrid).- La catedral de Santa María la Real de la Almudena vivió este sábado, 21 de junio, la ordenación diaconal de 16 seminaristas. La Eucaristía - que se retransmitió en directo en el canal de YouTube del arzobispado - reunió a cientos de fieles entre familiares, amigos, sacerdotes, miembros de comunidades parroquiales y religiosas, que ya desde una hora antes llenaron la catedral, incluidos pasillos y laterales, no quisieron perderse uno de los días más importantes de la vida de los nuevos diáconos: Guillermo Ara Cruz, José María Ausín Martinéz, Alejandro Cantos Ruiz, Lorenzo Care-li, Simone Col-leluori, Alberto del Olmo Elías, Jaime Echanove Puig, Francisco Javier Esplugues Barquero, Miguel Fragoso Januario, José María González Bueno, Marco Antonio González García, Andrés José Marín Ortíz, Christian Oliveira dos Santos, Alberto Ramírez Carrasco y Francisco Javier Carmena Martínez.
Desde el comienzo de la celebración, el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, quiso destacar el valor de la jornada: «16 diáconos vais a ser ordenados, vamos a dar gracias por vuestras historias, a vuestros rectores, a vuestras familias. Hoy es un día muy especial que recordaréis siempre. Vamos a dejarnos interpelar por la celebración y por un Dios que va a intervenir a través vuestro y del pueblo que nos recibe».
El arzobispo de Madrid quiso desarrollar su homilía a partir de tres palabras que, según explicó, resumen lo vivido esta tarde: memoria, promesa y envío. «Es un día de memoriaporque podemos constatar, en vuestras vidas y en la de cada uno de nosotros, que Dios es fiel. Es un día de promesa, porque vosotros os habéis puesto en pie y os entregáis para siempre al servicio. Y es un día de envío no solo vuestro, sino de todos los que participamos hoy en esta celebración porque con vuestro testimonio nos invitáis a no quedarnos solo en el altar, sino a salir a nuestro mundo y a anunciar que somos instrumentos de cercanía y presencia de Dios», señaló.

Comentando el Evangelio de la multiplicación de los panes, el cardenal José Cobo subrayó el sentido profundo del ministerio diaconal como servicio generoso a los demás. «Tenéis por delante una preciosa tarea: dar de comer para que Cristo sacie el hambre de la palabra, de la Eucaristía, de pan, de sentido y hasta de elementos materiales que necesita tanta gente», dijo.
También recordó que el estilo del diácono ha de estar marcado por la ternura firme y el compromiso concreto. «No olvidéis nunca al hermano necesitado —señaló el cardenal utilizando una cita de san Juan Crisóstomo—Ese templo vale más que este. Tenéis que aprender el arte de la acogida y de la escucha, porque seréis sanadores de soledades no deseadas y así podréis ser servidores de la mesa de la Eucaristía».
El cardenal alertó contra la idea de concebir el diaconado como un simple «paso» hacia el presbiterado. «Este ministerio, como lo hemos comentado esta semana, se queda con vosotros para siempre. Participáis desde la dignidad bautismal y quedáis conectados con todos los bautizados. No lo olvidéis: para siempre seréis diáconos».

«Tendréis el privilegio de incorporar nuevos cristianos a la vida nueva de la Iglesia, tendréis el don de bendecir el matrimonio y todo vivido no desde el poder, sino como un humilde servicio, situándoos a los pies de los hermanos, como Cristo […] La Iglesia es muy sabia y no quiere presbíteros que antes no hayan tenido sembrado en el alma el ministerio del servicio. Este sacramento diaconal se siembra para siempre en vuestra alma», dijo el cardenal José Cobo.
El arzobispo de Madrid insistió además en que el auténtico protagonista de la misión no es el propio ministro, sino Cristo que actúa a través de él: «Jesús sigue partiendo el pan y enviándonos a hacer lo mismo. La Eucaristía no es un refugio, sino un envío a que a nadie le falte el alimento cotidiano, el trabajo digno o el techo de una casa».
El cardenal animó además a los nuevos diáconos a ser «puentes» en medio de un mundo cada vez más polarizado: «Vuestra vocación diaconal es un regalo para este tiempo y es muy urgente —afirmó—. Donde haya división, sembrad comunión. Donde haya etiquetas, dignidad. Donde haya desprecio, misericordia». Y añadió con fuerza: «La fe no excluye, no clasifica, no levanta muros. La fe une, escucha, atrae. Sed puentes entre Dios y su pueblo, entre la Iglesia y el mundo, entre el altar y la calle».

Antes de concluir, Cobo agradeció profundamente el compromiso de los seminaristas y de toda la Iglesia presente: «Gracias por vuestro sí, gracias por el sí de todos los que estamos aquí. Gracias porque eso hace que el Pueblo de Dios siga adelante y aprendamos a ver con bondad la presencia de un Señor que siempre se parte y siempre nos dice: adelante».
Después de la homilía, llegaba uno de los momentos más intensos y conmovedores de la celebración: la promesa de obediencia y respeto de los ordenandos al obispo y a sus sucesores. A continuación, mientras la asamblea entonaba el canto solemne de las letanías de los santos, los futuros diáconos se postraban en el presbiterio como signo de entrega. Después, mediante la imposición de manos del cardenal José Cobo, la plegaria de ordenación y la acogida al presbiterio, nacían para la Iglesia de Madrid 16 nuevos diáconos.

La celebración concluyó con unas palabras de agradecimiento del cardenal Cobo dirigidas a los sacerdotes presentes —entre ellos los obispos auxiliares José Antonio Álvarez y Vicente Martín—, así como a las familias y amigos de los nuevos diáconos: «Nos vamos agradecidos por el día de hoy, celebrar la víspera del Corpus con vosotros tiene un toque muy especial. Gracias por vuestros síes y a todos los que os habéis acompañado hasta aquí. Gracias a vuestras familias por vuestra generosidad, apoyo y vuestro sí»
Un aplauso prolongado llenó la catedral tras el himno a la Virgen de la Almudena, anticipando la salida jubilosa de los nuevos diáconos a la explanada de la Almudena, donde los esperaban, entre abrazos, sus familias, amigos y miembros de sus comunidades parroquiales.

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