En la terna figura también Francisco Maya, vicario de la ciudad de Badajoz José María Gil podría ser nombrado obispo de Plasencia

(José Manuel Vidal).- Dos pacenses para la sede de san Fulgencio y santa Florentina. El secretario del episcopado, José María Gil Tamayo, podría ser el nuevo obispo de Plasencia, sede que está vacante desde el traslado a Jaén, hace 8 meses, de su titular, Amadeo Rodríguez. En la terna para la sede placentina figura también el vicario de la ciudad de Badajoz, Francisco Maya Maya.

Los dos reúnen los requisitos necesarios para apacentar una sede pequeña, pero con mucha historia y mucha vida pastoral, y seguir los dictados de la primavera que vienen de Roma. José María Gil (Zalamea de la Serena, 1957) detenta el puesto de secretario y portavoz de la Conferencia episcopal desde el 20 de noviembre de 2013, fecha en que sucedió a monseñor Martínez Camino.

Experto en medios, no en vano fue director de la comisión episcopal de medios de comunicación durante 13 años, entre 1998 y 2011. Abandonó ese cargo para regresar a su diócesis, donde fue canónigo de la Catedral de Badajoz, párroco de san Juan Bautista de Badajoz, delegado episcopal para el Patrimonio Cultural y miembro del Consejo del Presbiterio.

Ganó las elecciones a secretario con una mayoría absoluta de 48 votos, a lo que sin duda le ayudó el haber ejercido de adjunto al entonces portavoz del Vaticano, el jesuita Federico Lombardi, durante el cónclave, del que salió elegido Papa el cardenal Bergoglio.

Campechano y abierto, pertenece a la Hermandad Sacerdotal de la Santa Cruz, una asociación de sacerdotes vinculada al Opus Dei, y su mandato como secretario general del episcopado no expira hasta 2018. De ahí que, si fuese el elegido para obispo de Plasencia, lo más probable es que siguiese compaginando su nuevo cargo con el de máximo gestor de la Casa de la Iglesia. Otros señalan, sin embargo, que dado que sería un obispo novato, lo lógico es que se dedicase a su diócesis y se buscase a un sustituto para la secretaría general de la Conferencia.

Los dos últimos secretarios generales del episcopado, Juan José Asenjo y Juan Antonio Martínez Camino llegaron al puesto como sacerdotes y, mientras lo ejercían, alcanzaron la mitra, pero como obispos auxiliares. El primero, de Toledo y el segundo, de Madrid, donde continúa. Sin embargo, José Sánchez, que también fue secretario general durante dos quinquenios, compaginó su labor en la Casa de la Iglesia con el pastoreo de Sigüenza-Guadalajara. Y lo mismo hizo, monseñor Sebastián, que regía, entonces, la diócesis de León.

En la terna para Plasencia, figura asimismo otro cura pacense, el actual vicario de la ciudad de Badajoz, Francisco Maya Maya (Segura de León, 1953). Se trata de un sacerdote de reconocido prestigio, con excelentes cualidades pastorales y con amplia experiencia de gobierno. En efecto, fue nada menos que vicario general de Badajoz, de 2003 a 2007, durante el pontificado de monseñor Montero.

Profesor con alma de pastor, es párroco de una Iglesia en salida, al que le gusta pisar las periferias. Recientemente entrevistado precisamente por el boletín de la diócesis de Plasencia, opinaba así de la misericordia: "La misericordia no es un sentimiento pasajero, es una actitud permanente. No debe confundirse la misericordia con la lástima. La persona misericordiosa es aquella que se deja afectar por el sufrimiento del otro y actúa solidariamente".

Incluso se atrevía a lanzar lo que el denomina "las catorce obras de misericordia y solidaridad". Son la siguientes: "Las siete primeras son individuales, las otras siete son colectivas. Las individuales podrían ser éstas: 1ª Compartir los bienes con los más pobres y necesitados; 2ª Crear puestos de trabajo y ayudar a encontrarlos; 3ª Acompañar y consolar al que está sólo y enfermo; 4ª Perdonar al que te ofende y reconciliarte con el Dios de la misericordia; 5ª Acoger e integrar a los emigrantes y a los sin techo; 6ª Visitar al encarcelado. Educar y rehacer al delincuente; 7ª Rescatar al cautivo de la droga o de otras dependencias y dignificar al que se ha prostituido.

Las siete colectivas podrían ser éstas: 1ª Promocionar y buscar el desarrollo de los pueblos empobrecidos; 2ª Defender los derechos de los excluidos; 3ª Combatir las injusticias y la opresión; 4ª Defender el desarme y la no-violencia; 5ª Liberar de la tiranía del consumo; 6ª Trabajar por la solidaridad de los pueblos: una globalización solidaria; 7ª Cuidar la casa común de nuestro mundo".

Toda una proclama de eventual episcopado, en el pontificado del Papa de la misericordia.


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