8 de noviembre, Día de la Iglesia Diocesana Juan José Segarra, capellán de hospital: "Ante la enfermedad, muchas personas se abren a Dios"

Juan José Segarra, capellán del Hospital Clínico Universitario de Valencia
Juan José Segarra, capellán del Hospital Clínico Universitario de Valencia

La Iglesia en Valencia atendió el pasado año a más de 29.500 personas enfermas y más de 6.700 ancianos dependientes

Lo logró con la colaboración de sacerdotes, agentes de pastoral, capellanes de hospital, voluntarios y distintas órdenes y congregaciones religiosas

Juan José Segarra: "Mi trabajo es hermoso porque puedo anunciar a los enfermos y a sus familiares la belleza de la salvación obrada por Cristo Jesús en la Cruz"

El sacerdote Juan José Segarra es capellán del Hospital Clínico Universitario de Valencia y desde el pasado mes de marzo, cuando comenzó la primera ola de la pandemia, acompaña a muchos enfermos de COVID-19, experimentado situaciones desgarradoras, de gran dolor y tristeza, pero, conforme asegura, “ante la enfermedad, muchas personas- incluso las alejadas- se abren a Dios”.

Junto a Segarra, que es párroco también de la Santísima Cruz de Alaquàs, un total de 61 capellanes y “personas idóneas” (laicos o religiosos con formación cualificada), ofrecen en la actualidad acompañamiento espiritual a enfermos y a sus familias en centros hospitalarios valencianos. Ahora, de nuevo, ante el avance de la segunda ola por el Covid-19, refuerzan su labor para llevarles consuelo, aun poniendo en riesgo sus propias vidas.

La misión del capellán “es acompañar, anunciar la Buena Nueva de la Resurrección de Cristo, orar por la curación de los enfermos y encomendarlos” y “ayudar a los hombres y mujeres a prepararse para el encuentro definitivo con Dios mismo. También nos toca ayudar a morir. Labor difícil pero hermosa. Muy hermosa”, asegura.

La Iglesia en Valencia atendió y acompañó el pasado año a un total de 29.507 personas enfermas en hospitales con la colaboración de sacerdotes, agentes de pastoral, capellanes de hospital, voluntarios y distintas órdenes y congregaciones religiosas, según datos el Arzobispado de Valencia con motivo del Día de la Iglesia Diocesana que se celebra el próximo 8 de noviembre.



Además, en la diócesis de Valencia colaboran actualmente en esta acción evangelizadora más de 1.800 “agentes de pastoral de los enfermos”, voluntarios que ayudan a cerca de 6.500 enfermos, visitándolos en sus domicilios y acompañándoles a ellos y sus familias en sus necesidades, sobre todo espirituales, al igual que lo hacen los sacerdotes.

Asimismo, en residencias de la tercera edad de la diócesis, cada año son atendidos más de 6.700 ancianos dependientes por parte de sacerdotes, órdenes y congregaciones religiosas, atendiendo a su carisma, en colaboración con numerosos voluntarios.

Acomapañamiento

“Para mi ser capellán es una bendición de Dios”

Para Juan José Segarra ser capellán de hospital “es una bendición de Dios. Tengo la gran oportunidad de acercarme a personas que sufren por la propia limitación humana que conlleva nuestra naturaleza”. Asimismo, indica que “el ser humano necesita respuestas de un modo particular cuando hay dolor porque produce desconcierto y la respuesta por antonomasia nosotros la tenemos: Jesucristo”.



"Siento que, cuando visito a los enfermos, es la misma Iglesia quien los visita, toda la comunidad de creyentes en Cristo, centro inequívoco de la fraternidad cristiana y sello de nuestra identidad de creyentes”. Conforme explica, “detrás de un capellán o persona idónea que lleva la Buena Noticia está la Iglesia, personas que, desde cada parroquia de nuestras diócesis, se unen al dolor de los enfermos a través de la oración y los sentimientos de fraternidad que produce la gracia de Dios en la Eucaristía formando así la Comunión de los Santos”.



“No soy yo quien entra a visitar a los enfermos, es Dios mismo que, con su ternura y misericordia, quiere dar luz al que está pasando por las cañadas oscuras del dolor, especialmente en estos tiempos de pandemia” y “con la recepción de los Sacramentos que administra la Iglesia reciben a Cristo mismo que les proporciona esperanza y consuelo, al tiempo que reciben su paz”.

Según el capellán, “Dios me ha bendecido con esta misión tan particular. Mi trabajo es hermoso porque puedo anunciar a los enfermos y a sus familiares la belleza de la salvación obrada por Cristo Jesús en la Cruz, bien sea en la curación o en la muerte de un ser querido”.

“Cuando visito a un enfermo que está terminando su vida y que se ha preparado cristianamente, he sentido en la habitación el umbral entre la vida y la muerte como algo bello”. Conforme apunta Segarra, “es una despedida triste pero hermosa porque da paz. De ahí la importancia de los Sacramentos que los sacerdotes llevamos”. 

Juan José Segarra

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