Ante el eventual traslado de los restos de la vidente de Prado Nuevo "Luz Amparo Cuevas seguirá estando en nuestros corazones, en nuestra memoria, en nuestros labios"

La mayoría de asiduos a Prado Nuevo de El Escorial, no hemos entendido que la Capilla provisional haya sido desmantelada por la autoridad competente, pero lo hemos aceptado, aunque con pena, ya que la obediencia a las leyes civiles es un deber ciudadano y un deber cristiano (“a Dios lo que es de Dios…). Lo que sin embargo, nos costaría mucho más aceptar es que los restos de Luz Amparo Cuevas que reposan en ese Prado de bendiciones fueran trasladados.

Recordemos que en dicho Prado la Santísima Virgen se le manifestó a Luz Amparo Cuevas, por primera vez, en 1981. Su Sí a Dios la convirtió en su instrumento, un instrumento para la salvación de las almas. Desde ese momento dejó de pertenecerse y pertenecer incluso a los suyos, para pasar a ser “un bien para la humanidad”.

El cambio de ubicación de sus restos, por expreso deseo de su familia, supondría sin duda, una grave dificultad a la hora de devolverlos a Prado Nuevo cuando se construyera la Capilla definitiva. Esta Capilla, que ya sí será de acuerdo con los deseos de Nuestra Señora, que marcó el lugar y las dimensiones que debía tener (8/4/84), se convertiría en una quimera ya que los factores adversos que podrían confluir podrían ser muchos y variados, incluyendo la situación política del momento, mientras que ahora está acogida a un régimen especial, denominado “enterramiento singular” autorizado por tiempo indefinido.

Por otro lado se dificultaría la veneración y la petición directa de los fieles, que hoy contamos con un acceso directo, lo cual repercutiría negativamente en la apertura del proceso de beatificación de Luz Amparo.

Si, Dios no lo permita, los restos de Luz Amparo Cuevas dejaran de estar en Prado Nuevo, la Stma. Virgen, nuestra Madre, continuará como siempre, bendiciendo y marcando a todo al que acuda a dicho lugar y Luz Amparo Cuevas seguirá estando en nuestros corazones, en nuestra memoria, en nuestros labios, para que a través de sus escritos y grabaciones no se pierda la enseñanza que nos legó proveniente del Cielo.