El obispo de Palencia preside una extraña fiesta de San Antolín Manuel Herrero: "Este virus ha hecho tambalearse a la humanidad y nos ha abocado a una crisis inimaginable"

Misa de San Antolín en Palencia
Misa de San Antolín en Palencia

"Cuida del hermano, especialmente del anciano, del que se encuentra o se siente sólo, del que ve cómo se queda una familia sin trabajo y sin ERTEs, e incluso que no le llega el salario mínimo vital; y no vale mirar para otro lado"

"¿Nos ha enseñado algo? ¿Nos ha hecho más sabios, más humanos, menos prepotentes? ¿Hemos aprendido la “auténtica sabiduría, que es humilde, y la auténtica humildad que es sabia” como dice San Agustín? ¿Qué hemos de cambiar, personal y comunitariamente?"

En la parte más social de su homilía en la eucaristía con motivo de la fiesta de San Antolín, el Obispo de Palencia,Manuel Herrero, ha abogado por una vocación de "servicio en el trabajo buscando el bien común, en la sociedad, en la política, en la economía poniendo en el centro a la persona, no el beneficio. Un amor que cuida del hermano, especialmente del anciano, del que se encuentra o se siente sólo, del que ve cómo se queda una familia sin trabajo y sin ERTEs, e incluso que no le llega el salario mínimo vital; y no vale mirar para otro lado, hacia la administración del tipo que sea, sino, como buenos samaritanos, cuidar y mimar al herido de la vida con todo lo que somos y tenemos".

En una misa con aforo muy limitado que se ha celebrado en la Catedral de Palencia, el prelado ha puesto el acento en que "sólo el amor hace que sea digno del hombre el servicio. Sólo el amor da sentido a nuestro hacer, solo el amor da la verdadera seguridad, no seguridades efímeras como el bienestar material, el éxito, la fama, o el placer, que pasan, pero el amor no pasa nunca". Además, el Obispo se ha referido a la situación actual planteando si la pandemia nos ha enseñado algo.

"Toda fiesta, y esta no puede ser menos, es una bocanada de esperanza para todos. También ahora, cuando estamos todavía bajo la pandemia, o sus secuelas y rebrotes que nos hacen sentir nuestra vulnerabilidad, nuestra finitud y limitación aunque sea ante un virus, y que nos ha llenado de incertidumbre por problemas sanitarios, políticos, educativos, económicos y laborales, particularmente a los más pobres y a los mayores y de recelo social a unos y otros para no contagiarnos ni contagiar. Este virus ha hecho tambalearse a la humanidad y nos ha abocado a una crisis inimaginable. Se ha derrumbado un modo de ser y de hacer; ha trastocado nuestros proyectos y tranquilidad. Podemos preguntarnos: ¿Nos ha enseñado algo? ¿Nos ha hecho más sabios, más humanos, menos prepotentes? ¿Hemos aprendido la “auténtica sabiduría, que es humilde, y la auténtica humildad que es sabia” como dice San Agustín? ¿Qué hemos de cambiar, personal y comunitariamente?", se ha preguntado Manuel Herrero. 

Y como es lógico, dado que es el día del patrono, el prelado se ha referido también a San Antolín. En ese sentido ha afirmado que "San Antolín nuestro patrono nos señala metas y nos muestra el camino. Él está en la gloria, compartiendo la vida eterna con el Señor resucitado, el hombre nuevo que hace posible una humanidad nueva, donde la fiesta de la vida se abre a todos, para todos y para siempre. Él fue un auténtico creyente. Se dejó seducir por Jesucristo, conoció a Jesús dentro de la comunidad cristiana y se entregó a Cristo hasta el final por amor. Fue un creyente auténtico, no vergonzante, sino confesante. Dio testimonio valiente de Cristo, no solo en la hora suprema sino a lo largo de su vida, sintiendo como Cristo, identificado con Cristo, con su evangelio, especialmente las bienaventuranzas y su amor. Tuvo dificultades, internas y externas, como todos, pero superó las pruebas. No temió los tormentos, las dificultades y sufrimientos, ni el qué dirán, ni las amenazas por parte de emperador Diocleciano y sus esbirros. Como la mujer, la madre de los Macabeos y sus hijos, de la que nos hablaba la primera lectura, que con temple viril y ternura femenina, con entereza y esperando en el Señor, San Antolín confesó su fe en Dios, que es “Creador del universo, el que modela la raza humana y determina el origen de todo; miremos al cielo y a tierra y fijémonos en todo lo que contienen, y tengamos presente que lo creó todo de la nada y el mismo origen tiene el género humano".

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