La Universidad Eclesiástica San Dámaso inaugura el curso académico Monseñor Cobo: "Una Iglesia discípula misionera reclama una Universidad misionera"

Inauguración del curso en la Universidad Eclesiástica San Dámaso
Inauguración del curso en la Universidad Eclesiástica San Dámaso

El cardenal Cobo ha invitado a 'dejar que se nos cuele el Espíritu del Resucitado en las aulas' en la eucaristía que ha dado inicio al nuevo curso de la Universidad Eclesiástica San Dámaso

Tras la Eucaristía, los actos centrales se han trasladado al salón del actos del Seminario Conciliar de Madrid, donde ha tenido lugar la lección inaugural a cargo del vicedecano de la Facultad de Teología, Juan de Dios Larrú

El rector, Javier Prades, ha tenido un recuerdo especial a la guerra de Ucrania y a las escenas de guerra en la franja de Gaza. Sobre la vida eclesial ha hablado de 'signos esperanzadores', como la 'participación multitudinaria' en la JMJ y el 'floreciemiento' de realidades eclesiales, a la espera de lo que surja del Sínodo

En el acto, durante el cual se ha presentado también la Memoria del curso pasado, han estado presentes los arzobispos eméritos de Madrid, cardenales Antonio María Rouco Varela y Carlos Osoro, además de los ya presentes en la Eucaristía previa

(Archimadrid).- La Universidad Eclesiástica San Dámaso ha inaugurado en la tarde de este miércoles, 11 de octubre, el curso académico. Los actos han comenzado con una Eucaristía en la catedral de Santa María la Real de la Almudena presidida por el arzobispo de Madrid, cardenal José Cobo. Junto a él han concelebrado el nuncio apostólico de Su Santidad, monseñor Bernardito Auza, el arzobispo emérito de Madrid, cardenal Carlos Osoro, los obispos auxiliares de Madrid monseñor Jesús Vidal y monseñor Juan Antonio Martínez Camino, el rector de la Universidad, Javier Prades, y los rectores de los seminarios madrileños, entre otros.

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«Nada mejor que empezar por el Espíritu y ponernos a su disposición», ha comenzado el cardenal Cobo su homilía. Es Él «quien nos asegura la fuerza para iniciar con ilusión y verdad este nuevo curso». Como decía san Pablo y él arzobispo ha recordado, «es el Espíritu, y no nuestros saberes, quien nos posibilita para la confesión de la fe».

Ante este comienzo de curso, «retomamos la tarea de bucear en la Verdad» desde «la aventura de dejarse encontrar por el Señor». Así, el cardenal Cobo ha invitado a «dejar que se nos cuele el Espíritu del Resucitado en las aulas». El Espíritu, ha añadido, se pone en el centro, y con él Jesucristo, y sus llagas «serán la fuente que nos abrirá a la tarea de hacer teología para que el Pueblo de Dios camine».

Después de la experiencia de dejarse sorprender por el Señor «podremos formular el tesoro que se nos ha encomendado». Porque, rememorando a un teólogo,« A Dios primero se le experimenta y se le practica, y solo después se piensa».

"El cardenal Cobo ha invitado a 'dejar que se nos cuele el Espíritu del Resucitado en las aulas'"

Tres miradas

El arzobispo de Madrid ha querido incidir en tres miradas propias en este arranque del curso académico. La primera, «al momento sinodal que vive la Iglesia junto a Pedro». Que «nos centremos en este canto que toda la Iglesia está haciendo». La segunda, a «esta realidad convulsa y violenta» en la que vivimos. Ha pedido al Espíritu que «ayude a escrutar los signos de los tiempos».

Y una tercera mirada, destinada a la misión. «Una Iglesia discípula misionera reclama una Universidad misionera», ha dicho. «Nuestra identidad se verifica en la misión». En este punto ha destacado la formación presbiteral y el esfuerzo que se hace por sintonizar con sus necesidades de formaciones actuales.

«Si la Iglesia vive de la Eucaristía, una Universidad católica no puede ser ajena a esta fuente de gracia que son los sacramentos, y particularmente este sacramento», ha concluido el arzobispo de Madrid.

Acto académico

Tras la Eucaristía, los actos centrales se han trasladado al salón del actos del Seminario Conciliar de Madrid, donde ha tenido lugar la lección inaugural a cargo del vicedecano de la Facultad de Teología, Juan de Dios Larrú, que ha hablado sobre El don del Espíritu Santo en el dinamismo afectivo. Notas a la luz de la teoría de la acción del santo Tomás de Aquino.

Empezando con el encuentro de Jesucristo con la samaritana, cuando este le dice «si conocieras el don de Dios», el ponente ha puesto de manifiesto que es Cristo quien toma la iniciativa. «Vivimos en una sociedad que reprime el deseo de Dios», ha manifestado, pero sí existe este deseo, al que san Agustín, «el gran teólogo del deseo», asemeja a la sed. «La experiencia humana común de la sed», ha continuado, «es el camino que permite revelar quién es Jesús y, a la vez, quién es esta mujer».

Sobre el Espíritu Santo, Larrú ha aludido a la «fractura entre moralidad y espiritualidad» que ha facilitado que se lo contemple como «ajeno y lejano», pero la realidad es que Él es el «dulce huésped del alma» humana. Ha aludido además a la necesaria educación de la memoria y la imaginación. La primera es, para el santo de Hipona, «el lugar del encuentro con Dios», y su sanación es posible gracias a la acción del Espíritu.

Acerca de la segunda, ha afirmado que «hoy atravesamos una crisis imaginativa» por la saturación de imágenes. La dispersión mental, afectiva y digital, ha sostenido, «es uno de los mayores impedimentos para el aprendizaje». En este punto se ha referido a la Virgen María, que «es fuente de la memoria de Cristo en la Iglesia» y ha tomado un papel «en la configuración del imaginario colectivo del pueblo cristiano».

Por último, ha recordado que «donde está el Espíritu del Señor, hay libertad». «La auténtica libertad es fruto del Espíritu», ha remarcado, y «la libertad humana es inseparable del dinamismo afectivo». El Espíritu, ha insistido, «no solo cura, sino que nos inclina hacia Cristo, nos da gusto por las cosas de Dios». Y ha concluido asegurando que «el conocimiento afectivo del Salvador nos impulsa a comunicar mediante nuestras acciones el acontecimiento del encuentro con el Resucitado».

'Signos esperanzadores'

Previamente, el rector de la universidad, Javier Prades, había dicho unas palabras, comenzando por un recuerdo especial a la guerra de Ucrania y a las «escenas de guerra en la franja de Gaza», en «una tierra que los cristianos llamamos Tierra Santa y a la que nos sentimos particularmente vinculados». Ha hecho también un balance de la situación social, económica y política actual y, sobre la vida eclesial, ha hablado de «signos esperanzadores», como la «participación multitudinaria» en la JMJ y el «floreciemiento» de realidades eclesiales, a la espera de lo que surja del Sínodo.

Ante un horizonte secular, en el que no obstante hay una búsqueda de sentido de la vida, «hacemos nuestra la invitación [del Papa] al servicio de la misión». «Si las iniciativas [universitarias] no se dirigieran al anuncio vivo de Jesucristo», el trabajo de la Universidad «se vaciaría de contenido».

En el acto, durante el cual se ha presentado también la Memoria del curso pasado, han estado presentes los arzobispos eméritos de Madrid, cardenales Antonio María Rouco Varela y Carlos Osoro, además de los ya presentes en la Eucaristía previa. Prades ha querido mostrar un «agradecimientos especial a don Carlos Osoro, anterior gran canciller durante nueve años», y ha saludado al nuevo gran canciller, el cardenal Cobo, mostrando su gratitud por «su cercanía y estima ya en estos primeros compases del año académico».

El cardenal Cobo ha cerrado el acto agradeciendo al ponente la ayuda que ha prestado para entender la «conexión entre Espíritu y corazón del hombre», y ha animado a los presentes «a vivir desde el corazón lo que Dios quiere decir en este comienzo de curso».

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