Arzobispo Prieto: un tiempo para "acoger, consolar y enviar" Pontevedra abre un Año Jubilar histórico en el centenario de las apariciones de la Virgen y el Niño a sor Lucía
La Real Basílica de Santa María la Mayor acogió el solemne acto institucional que marcó el inicio de un tiempo de gracia extraordinario para la ciudad y para miles de peregrinos de todo el mundo
(Archicompostela).- Pontevedra vivió una de sus jornadas más solemnes y significativas de las últimas décadas con la apertura institucional del Año Jubilar concedido con motivo del centenario de las apariciones de la Virgen y el Niño Jesús a Sor Lucía.
La tarde del martes 9 de diciembre quedó grabada en la historia de la ciudad como el inicio de un tiempo extraordinario de gracia, peregrinación, encuentro y renovación interior que se prolongará hasta diciembre de 2026.
El acto se celebró a partir de las 18:30 horas en la Real Basílica de Santa María la Mayor, que se vio desbordada por la asistencia de fieles, autoridades y representantes del ámbito eclesiástico, civil y militar. La conducción del evento estuvo en manos de Rosanna López Salgueiro, pregonera de la Semana Santa de Pontevedra 2025, mientras que el arranque ceremonial estuvo envuelto por los acordes profundos y solemnes de la gaita gallega de Óscar Ibáñez, que marcaron el inicio de la celebración.
Desde el primer momento, el ambiente fue el de una celebración excepcional. “Hoy Pontevedra vive algo verdaderamente histórico”, proclamó la presentadora en uno de los momentos iniciales del acto, subrayando la dimensión única de lo que se estaba viviendo.
La proclamación oficial del Año Jubilar y la concesión de la indulgencia plenaria
Uno de los momentos centrales de la jornada fue la lectura oficial de los decretos de la Penitenciaría Apostólica, firmados en Roma el 19 de noviembre de 2025 por el obispo titular electo de Velia y regente de dicho organismo, Krzysztof Józef Nykiel, por mandato del Papa León XIV. La lectura fue realizada por el Vicecanciller de la Diócesis de Santiago de Compostela y Deán de la Catedral, D. Manuel Jesús Formoso Fernández.
En esos decretos se concedía la bendición apostólica y la indulgencia plenaria, bajo las condiciones habituales de confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Pontífice, a todos los peregrinos que acudiesen a Pontevedra hasta el 10 de diciembre de 2026 para visitar la Casa del Inmaculado Corazón de María, lugar donde se produjeron las apariciones.
El texto subrayó que la indulgencia podía aplicarse también como sufragio por las almas del purgatorio y que incluso los ancianos, enfermos o personas impedidas podían lucrarla uniéndose espiritualmente a las celebraciones. El decreto instó además a los sacerdotes a facilitar con generosidad el sacramento de la penitencia durante todo el tiempo jubilar.
La dimensión universal del mensaje de Fátima y su culminación en Pontevedra
El arzobispo de Braga y primado de las Españas, mons. José Manuel García Cordeiro, centró su intervención en el encaje teológico de las apariciones de Pontevedra dentro del mensaje más amplio de Fátima. Explicó que ese mensaje podía entenderse en tres grandes ciclos: el ciclo del ángel, el ciclo mariano y el ciclo del Corazón de María, en el que se inscribían las apariciones de Pontevedra y Tui.
Recordó cómo Sor Lucía describió el 10 de diciembre de 1925 la aparición del Niño Jesús, quien pronunció una de las frases que marcaron profundamente la espiritualidad reparadora: “Ten piedad del corazón de tu santísima madre”. Aquel mensaje dio origen a la devoción de los cinco primeros sábados, centrada en la confesión, la comunión, el rezo del rosario y la meditación.
El prelado destacó el valor actual de aquel mensaje en un mundo herido por guerras, crisis morales y profundas fracturas sociales, subrayando que la teología de la reparación afirmaba que “el amor puede corregir la falta de amor” y que incluso los pequeños actos humildes tenían un valor decisivo en el misterio de la salvación.
María y la Iglesia: una mirada desde Zaragoza
Por su parte, el arzobispo de Zaragoza y presidente de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida, mons. Carlos Manuel Escribano Subías, situó el Año Jubilar en una perspectiva eclesial más amplia centrada en la figura de María como modelo de fe, esperanza, silencio, compasión y unidad.
Desarrolló un extenso decálogo espiritual inspirado en la vida de la Virgen, resaltando su fe audaz, su docilidad a la voluntad de Dios, su capacidad para custodiar la esperanza incluso a los pies de la cruz, su ejemplo de vida pura, su compasión por los que sufren, su papel como madre de la familia y su presencia constante en la piedad popular a través de santuarios, peregrinaciones y el rosario.
Subrayó además que la sonrisa de María, reflejada en tantas imágenes, era signo de la alegría cristiana que también debía impregnar el Año Jubilar.
Pontevedra, casa de María, casa de la fe
Por su parte, el arzobispo de Santiago de Compostela, mons. Francisco José Prieto Fernández, presentó el Año Jubilar como la apertura simbólica de “la puerta del corazón inmaculado de María, la puerta de casa”.
Destacó que las apariciones de Pontevedra habían tenido un carácter profundamente doméstico, alejadas de multitudes y de grandes escenarios, y centradas en una vivienda humilde. María, dijo, había elegido una casa para manifestarse, recordando que la fe se aprende primero en el hogar, en la familia, en la vida cotidiana.
El prelado compostelano puso en relación la casa de Pontevedra con la casa de Nazaret, donde Jesús vivió treinta años de silencio, trabajo y vida familiar, y subrayó que el mensaje de la Virgen invitaba a reconstruir no solo la casa interior de cada persona, sino también la casa familiar, la casa social y la casa de la Iglesia.
El jubileo fue presentado por mons. Prieto como un tiempo para “acoger, consolar y enviar”: acoger la palabra de Dios, consolar las heridas del corazón humano y salir al mundo como testigos de reconciliación y paz.
El respaldo institucional y la acogida de la ciudad
El alcalde de Pontevedra, Miguel Anxo Fernández Lores, expresó el compromiso del Concello con el desarrollo del Año Jubilar desde el primer momento. Destacó que la ciudad recibiría a miles de peregrinos a lo largo de este periodo extraordinario y puso en valor la esencia hospitalaria de Pontevedra, así como su riqueza cultural, patrimonial y humana.
Expresó su deseo de que los visitantes, además de cumplir su peregrinación, tuviesen la oportunidad de conocer y disfrutar la gastronomía, el patrimonio arquitectónico, el entorno natural y la vida social de Pontevedra, regresando a sus lugares de origen con una imagen plena y memorable de la ciudad.
Un programa litúrgico para una jornada histórica
El acto institucional del día 9 culminó con la celebración de la Eucaristía a las 20:00 horas en la basílica, presidida por el arzobispo de Zaragoza.
Al día siguiente, miércoles 10, fecha exacta del centenario de las apariciones, la ciudad vivirá una intensa jornada de cultos. En la Casa del Inmaculado Corazón de María se celebraron misas a las 11:00 (presidida por el arzobispo de Santiago, mons. Francisco José Prieto, y retransmitida por 13TV), 13:00 y 18:00 horas, esta última seguida de una multitudinaria procesión con la imagen de las apariciones hasta la basílica, recorriendo el corazón histórico de la ciudad por Isabel II, Calle Real, Curros Enríquez, Soportales, Trabancas, Peregrina, Michelena, Plaza de España, Avenida de Santa María y Plaza Alonso de Fonseca.
En la basílica se celebrarán eucaristías a las 11:00, 12:30 y 20:00 horas. Además, el rezo del rosario se realizará en el patio de la Casa del Inmaculado Corazón de María en varios momentos de la jornada.
El trabajo silencioso que lo hizo posible
Hubo también palabras de reconocimiento para la intensa labor realizada a lo largo de los años en la recuperación integral de la Casa del Inmaculado Corazón de María. De forma expresa se agradeció la tarea del párroco Javier Porro Martínez, cuyo compromiso y empuje fueron decisivos para la consecución del Año Jubilar.
Junto a él, también se destacó la gran labor de los voluntarios de la parroquia y del equipo de coordinación del Jubileo, cuyo esfuerzo silencioso y constante garantizó la organización de los actos, la atención a los peregrinos y el cuidado espacios sagrados.
Un nuevo tiempo para Pontevedra
Pontevedra se alza ahora como ciudad jubilar, abierta a todos los que buscan consuelo, oración y reconciliación. Cada calle, cada plaza y cada rincón de su casco histórico parecen resonar con el eco de aquel mensaje centenario que Sor Lucía recibió en una humilde casa, recordándonos que la grandeza de la fe se encuentra en lo cotidiano, en lo cercano, en lo sencillo. La ciudad, vestida de solemnidad y esperanza, se convierte en escenario de peregrinación y encuentro, un lugar donde la historia y la espiritualidad se entrelazan para acoger a todos los que llegan con corazón abierto.
Este Año Jubilar no solo invita a la reflexión espiritual, sino que también es un canto a la vida en su totalidad. La devoción mariana se mezcla con la riqueza cultural, patrimonial y humana de Pontevedra, ofreciendo a los peregrinos la posibilidad de descubrir una ciudad que es, al mismo tiempo, hogar y destino, refugio y espejo de la fe. Cada gesto de acogida, cada acto de hospitalidad y cada celebración litúrgica construyen un tiempo extraordinario que deja huella en quienes lo viven, recordando que la verdadera grandeza se mide en la capacidad de recibir y compartir.
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