El arzobispo participa en la fiesta final del vigésimo aniversario de la diócesis catalana Saiz Meneses: “Desde Sevilla he podido observar la consolidación de la diócesis de Terrassa”

El Corpus Christi llevará a la capital andaluza miles de fieles y turistas para disfrutar de una de las celebraciones “más especiales” del calendario litúrgico sevillano
"Veinte años no es una cifra de grandes dimensiones, pero es significativa en el aquí y en el ahora. Han sido veinte años de mucha vida compartida, y de una misión que nació de la decisión de Juan Pablo II, que se han ido tejiendo a partir de una gran familia diocesana"
"En Sevilla espero acabar mis días, intentando darlo todo al Señor, a la diócesis y a la sociedad"
"En Sevilla espero acabar mis días, intentando darlo todo al Señor, a la diócesis y a la sociedad"
| Xavier Pete, Agencia Flama
Unos días antes de que se hiciera pública la creación de la diócesis de Terrassa, el 15 de junio de 2004, su primer obispo, José Ángel Saiz Meneses, era una de las pocas personas que conocía aquella decisión que llegaba desde Roma. Por eso, una de las primeras decisiones del entonces obispo auxiliar de Barcelona era desplazarse hasta el Santuario de la Virgen María de la Salud de Sabadell para un retiro de una sola tarde.
“Lo recuerdo con mucho aprecio, puesto que puse en manos de la virgen todo el proyecto y toda mi vida”, como reconocía este pasado domingo —también 15 de junio— desde la sacristía de este templo después de que el prelado nacido en Cuenca el 1956 concelebrara una multitudinaria eucaristía presidida por el obispo Salvador Cristau. Lo hacía tres días después de que celebrara su cuarto año como arzobispo de Sevilla y a las puertas de una semana en que, con motivo del Corpus Christi, llegarán a la capital andaluza miles de fieles y turistas para disfrutar de una de las celebraciones “más especiales” del calendario litúrgico sevillano.
Este 15 de junio se ha sacado la espina que tenía clavada por no haber podido viajar hasta la diócesis de Terrassa durante esta fiesta jubilar, iniciada el verano del año pasado. ¿Cómo lo ha vivido?
Veinte años no es una cifra de grandes dimensiones, pero es significativa en el aquí y en el ahora. Han sido veinte años de mucha vida compartida, y de una misión que nació de la decisión de Juan Pablo II, que se han ido tejiendo a partir de una gran familia diocesana. Que la vida diocesana continúe observando cómo los proyectos y los procesos se consolidan y continúan con sus ritmos es una gran noticia, y este domingo 15 de junio lo hemos celebrado todos juntos desde este santuario de la Virgen María de la Salud que tantos recuerdos me trae.

¿Por qué?
Porque a mí me tocó declarar la Virgen María de la Salud como patrona de la diócesis, y porque aquí venía cada año a celebrar la fiesta patronal, así como a los encuentros y otras muchas celebraciones religiosas. Durante estos cuatro años en Sevilla he visitado Terrassa en alguna ocasión, pero a la Salud no había venido.
En la Salud, este domingo han sido muchísimas las personas que se han acercado a usted para saludarlo, para hablarle de los proyectos que usted vio iniciar, para preguntarle si pueden pasar a verlo por el Arzobispado de Sevilla, para presentarle a sus niños... Dejó una buena impronta.
Todas las grandes decisiones fueron consultadas previamente a todos los organismos y a todas las personas que había detrás. Eran unos tiempos en que ya poníamos en práctica la sinodalidad que unos años más tarde hemos querido acentuar desde la Iglesia católica. Yo procuraba escuchar mucho, puesto que si tenía más información y más datos recibía una gran ayuda para tener la última palabra, llevada a la oración y buscando la voluntad de Dios. Para mí, fue una experiencia apasionante, en que procuré darlo todo, con aciertos y errores, como lo he continuado haciendo estos cuatro años como arzobispo de Sevilla a través de la misión que tengo allá.

Incluso, se lo ha podido ver preguntando a algunos curas de la diócesis por su tarea pastoral al frente de unas parroquias en que los envió usted.
Es cierto que en Sevilla vivo muy absorbido por la pastoral, por mi función en la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española, así como por la tarea que desarrollo tanto en el Dicasterio para las Causas de los Santos como en el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, y que no tengo tiempo para seguir todo lo que pasa aquí. Pero fueron diecisiete años de mi vida los que fui obispo de Terrassa y esta diócesis forma parte de mi corazón y rezo cada día por toda esta familia diocesana, intentando responder siempre a cualquier consulta que pueda recibir por su parte.
Unos diecisiete años en que hubo, en Terrassa, más ordenaciones que jubilaciones de curas.
Me consta que esta estadística se mantiene, gracias a Dios.
El pasado 21 de mayo se lo vio saludando durante unos largos treinta segundos al papa León XIV en la plaza de San Pedro del Vaticano, con motivo de su primera audiencia general. ¿Cómo lo vivió?
Después de aquella ocasión, ha habido dos más. Y antes de que fuera escogido papa, había hablado con él largamente una vez, exceptuando todas aquellas veces que me lo encontré entrando o saliendo del Dicasterio para las Causas de los Santos, situado en el mismo edificio del Dicasterio para los Obispos, donde él era prefecto. Y la impresión que tuve de aquella conversación fue la de un hombre sencillo, acogedor, próximo, que sabía escuchar y que trataba los temas con profundidad. Aquello fue hace unos dos años y medio, aproximadamente.

Y el 8 de febrero pudo verse con el papa Francisco, seis días antes de que ingresara en el Policlínico Gemelli de Roma.
Correcto. La comisión ejecutiva que organizó el II Congreso de Hermandades y Piedad Popular en Sevilla, así como la posterior procesión por las calles de la ciudad, el pasado diciembre, lo fuimos a ver para explicarle cómo había sido aquella experiencia. También estaban el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, y el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, entre otras personalidades. Nos recibió en Casa Santa Marta y ya sufría bronquitis; recuerdo que, al principio, esto fue un obstáculo para que Francisco leyera bien su discurso. Después hizo una explicación preciosa sobre el papel de la mujer en la Iglesia, la sociedad y las familias a partir de la figura de la Virgen María. No me consta que hubiera otra audiencia grupal posterior.
¿Cómo ha celebrado el arzobispo de Sevilla su cuarto aniversario episcopal?
Bien, bien. Allá espero acabar mis días, intentando darlo todo al Señor, a la diócesis y a la sociedad.
En una entrevista como obispo de Terrassa también respondía esto.
[Ríe]. Es un territorio diocesano con mucha exigencia pastoral, con 264 parroquias, 125 comunidades religiosas de vida activa, 34 monasterios de vida contemplativa, toda una lista de realidades eclesiales diferentes que conviven mientras saben bien que tienen mucho camino para continuar haciendo, así como unas 700 hermandades. Déjeme decir que en estos cuatro años no me ha llegado a las manos ningún expediente para suprimir una hermandad; peticiones para crear nuevas, en cambio, muchas. Es un fenómeno vivo y se tiene que poner en valor.