El Ayuntamiento quiere incluir la imagen entre los símbolos "contrarios a la memoria democrática" El obispo de San Sebastián, contra la petición de retirada del Sagrado Corazón en Urgull: es un monumento anterior al Franquismo

"Frente a esa tesis difícil de probar desde el rigor histórico, particulares e instituciones solventes que conocen y han investigado sobre la historia del monumento han certificado que su génesis y su finalidad responden a una motivación exclusivamente religiosa y popular, ajena a cualquier propaganda político-partidista"
"Es un momento propicio para reafirmar la presencia del Sagrado Corazón en nuestra ciudad y, al mismo tiempo, desde la fe, confiar la ciudad de San Sebastián y a todos sus habitantes a su cuidado y protección"
| Diócesis de San Sebastián
Fernando Prado Ayuso, CMF, ha hecho pública una carta bajo el título La memoria en el corazón, con motivo del mes dedicado al Sagrado Corazón de Jesús. El obispo enmarca su mensaje en un triple aniversario: el Año Jubilar universal, los 75 años de la diócesis y las también bodas de diamante del monumento al Sagrado Corazón de Urgull.
Desde el comienzo, Mons. Prado recuerda que junio es una invitación a “contemplar al Corazón traspasado de Jesús” y, citando la Carta Encíclica Dilexit Nos del papa Francisco, subraya que «El Corazón de Cristo… es el núcleo viviente del primer anuncio. Allí está el origen de nuestra fe, el manantial que mantiene vivas las convicciones cristianas» (n. 32). En un contexto social marcado por tensiones, el prelado resume el núcleo espiritual de la devoción con una frase que atraviesa toda la carta: «Jesús, corazón abierto, nos llama a entrar en su paz».
Un mes de celebración del Corazón de Jesús
El obispo anuncia una programación conjunta con los jesuitas y la Asociación de Amigos del Corazón de Jesús de Urgull: novena en la catedral, celebraciones en la capilla del monte, conferencias, la presentación de un libro y un concierto-oración. Además, adelanta que en noviembre se conmemorará específicamente el 75.º aniversario de la inauguración de la estatua.
Carta del obispo de San Sebastián, Mons. Fernando Prado, @ferpradocmf , en el mes del Sagrado Corazón de Jesús. https://t.co/8AQhVdqGxm
— Donostiako Elizbarrutia/Diócesis de San Sebastián (@diocesis_ss) June 4, 2025
Defensa histórica del monumento
Buena parte del escrito responde a la propuesta municipal de incluir la imagen en el catálogo de símbolos “contrarios a la memoria democrática”. Mons. Prado replica detalladamente esa iniciativa y recuerda que la idea del monumento nació entorno a 1926, antes de la Guerra Civil, y se materializó gracias a una masiva cuestación popular. Con claridad afirma: «Frente a esa tesis difícil de probar desde el rigor histórico, particulares e instituciones solventes que conocen y han investigado sobre la historia del monumento han certificado que su génesis y su finalidad responden a una motivación exclusivamente religiosa y popular, ajena a cualquier propaganda político-partidista».
El pastor diocesano señala que la ceremonia de inauguración de 1950 fue “exclusivamente litúrgica”, sin presencia de autoridades del régimen ni símbolos políticos, y recuerda que el acto estuvo presidido por el primer obispo de San Sebastián, Mons. Jaime Font y Andreu, con un radiomensaje dirigido para la ocasión por Pío XII que fue escuchado en la ciudad a través de megafonía.
Llamada a la unidad y a la esperanza
Más allá de la polémica, la carta insiste en el valor cultural y religioso del Sagrado Corazón de Urgull como “patrimonio vivo” que forma parte del paisaje y de la memoria de la ciudad. Por eso, Mons. Prado formula un llamamiento directo: «Desde la perspectiva pastoral que compartimos la mayoría creyente de donostiarras considero que, dadas las circunstancias, es un momento propicio para reafirmar la presencia del Sagrado Corazón en nuestra ciudad y, al mismo tiempo, desde la fe, confiar la ciudad de San Sebastián y a todos sus habitantes a su cuidado y protección».
El texto concluye con una invitación abierta a toda la ciudadanía: «Por todo ello invito a los donostiarras, sin excepción, a valorar este monumento como un verdadero símbolo vivo de esperanza».
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