El Plan diocesano de Misionero, impulsado por Osoro en Madrid, ha sido un éxito Segundo año del PDM: "Un empujón para vencer los miedos de la pandemia"

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Así ha sido el segundo año del Plan Diocesano de Misionero (PDM)  que provocan tentaciones de parálisis en estos momentos de pandemia, según explica Carlos Aguiar, , de la Comisión Diocesana de Evangelización

"Debido a la pandemia, había ese miedo a salir y entrar en casa de nadie", reconoce, haciendo referencia a la carta pastoral del arzobispo de Madrid, 'Quiero entrar en tu casa', que ha sido el gran eje del PDM este curso

Un plan que ya tiene los ojos puestos en el siguiente curso por los integrantes, que siguen así el impulso del cardenal Osoro, que anima en su misiva a los grupos a no detenerse

"De ellos, lo que más les impactó" –como en general a todos los grupos, apunta Carlos Aguilar– "fue lo que se hace en la pastoral penitenciaria y la atención a mujeres víctimas de la trata"

El segundo año del Plan Diocesano de Misionero (PDM) ha supuesto un «pequeño empujón» para vencer los miedos que provocan tentaciones de parálisis en estos momentos de pandemia. Así lo explica Carlos Aguilar, de la Comisión Diocesana de Evangelización –que coordina el PDM–, definiendo el curso como de una «gran riqueza» (en la imagen, el grupo de Santo Niño de Cebú).

«Debido a la pandemia, había ese miedo a salir y entrar en casa de nadie», reconoce Aguilar haciendo referencia a la carta pastoral del arzobispo de Madrid, «Quiero entrar en tu casa», que ha sido el gran eje del PDM este curso. Pero «una vez más, el encuentro con la Palabra de Dios y con el ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo, nos ha sacudido algunos de esos miedos y a pesar de todo, y con todas las dificultades, hemos alimentado este dinamismo de salir y estar dispuestos a entrar en aquellos lugares donde podemos hacer esa experiencia del encuentro con el Señor».

A los miedos se ha sumado que la mayoría de los encuentros se han hecho online debido a las limitaciones y restricciones impuestas por la propia evolución de la pandemia. Sin embargo, esto no ha restado fidelidad y perseverancia en los trabajos, como ha reconocido el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro. En una carta de agradecimiento enviada a los participantes del PDM, se muestra «consciente de que habéis tenido que hacer un esfuerzo grande para poder llevar a cabo los encuentros y reuniones, y habéis tenido que reinventaros y recurrir a las nuevas tecnologías para hacerlo posible». Por eso muestra su agradecimiento y anima: «¡Qué alegría da el sabernos en camino, todos juntos: sacerdotes, religiosos, laicos!».

PDM presentacion 2º ano

En los resúmenes de los trabajos de los grupos «se aprecia claramente», destaca el arzobispo (en la imagen, durante la presentación del segundo año del PDM, en octubre de 2020), «cómo el Señor nos va iluminando y nos va haciendo avanzar en la anhelada conversión pastoral». Junto a ello se aprecia la creatividad para buscar «nuevos métodos para anunciar el Evangelio de manera significativa y atrayente para el mundo de hoy», y cómo «hemos sido capaces de renovar y actualizar» las iniciativas apostólicas que ya estaban funcionando.

Un itinerario, asevera, que «estamos haciendo entre todos, con todos y para todos» y que hace tomar conciencia de que «el Señor nos invita a caminar como Pueblo suyo, como una familia de hijos y hermanos, como miembros de un mismo cuerpo».

"Grupo de vida"

En el grupo de la parroquia San Juan Bautista, que coordina Asunción Pérez, Asun, han experimentado bien esta fraternidad de la que habla el cardenal en su carta, que se ha reforzado este curso de manera evidente. «Nos une lo importante; se ha creado un grupo de vida, de fe», algo en lo que ha ayudado mucho toda la planificación del PDM, pero que ha crecido de una forma que a ellos mismos les ha sorprendido. Una muestra es que comenzaron reuniéndose conforme a la pauta, una vez al mes, pero pronto sintieron la necesidad de verse más, así que lo han estado haciendo cada dos o tres domingos.

Compuesto por cinco hombres y cinco mujeres de una media de edad de 60 años, los integrantes han ido concretando su PDM «en realidades que ya existían en la parroquia» en las que veían claramente que tenían que estar. Así, han surgido durante este año compromisos firmes de voluntariado en la acogida de Cáritas, «que había que renovarla»; en el grupo de Bocatas para atención a personas sin hogar; en el acompañamiento a los mayores de la parroquia «en situaciones de mucha soledad», a los que llaman por teléfono y van a buscar para llevarlos a las Eucaristías «para sentirnos familia», o en el grupo de Liturgia que se está creando en la parroquia (en la imagen inferior).

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«Hemos adquirido compromisos importantes» también de oración personal y de formación, que se ha concretado, por ejemplo, en la participación en cursos de Eucaristía, en la Universidad San Dámaso, y de ministro extraordinario de la comunión en la atención a los enfermos. «Ha sido un curso del PDM de una riqueza espiritual muy grande», reconoce Asun, «que ha dado unos frutos tremendos». Todo ello, siendo conscientes de que «el artífice de todo es el Espíritu; de ahí el compromiso de oración, porque si no, no somos nada realmente».

Este crecimiento en la fe parte de haber «trabajado muchísimo» la carta «Quiero entrar en tu casa», entendida en un primer momento como «entrar en nuestra casa, interiorizar por medio de la oración, de la reflexión, para luego salir» y «transmitir con ese sentido evangélico». Y en este trabajo les ha ayudado también mucho adentrarse en «realidades que desconocíamos» a través de los cinco grupos de la reconstrucción que se pusieron en marcha en la diócesis el verano pasado. De ellos, lo que más les impactó –como en general a todos los grupos, apunta Carlos Aguilar– fue lo que se hace en la pastoral penitenciaria y la atención a mujeres víctimas de la trata.

Un curso próximo marcado por la samaritana y el Sínodo de los Obispos

En San Juan Bautista ya están pensando en el próximo curso. Siguen así el impulso del cardenal Osoro, que anima en su misiva a los grupos a no detenerse. «Tenemos que seguir adelante haciendo sinodalidad», indica, y avanza la línea de trabajo del tercer año del PDM, centrada en la carta pastoral que prepara para el curso 2021-2022 y que llevará por título «Tengo sed». Son las palabras que Jesús le dijo a la samaritana en el pozo de Sicar, que remiten a «esa sed de Dios por el hombre, y la sed del hombre por Dios».

Junto a la carta pastoral habrá una segunda línea que también perfila el arzobispo: la de la fase diocesana del Sínodo de los Obispos, que arrancará en Madrid el 17 de octubre y concluirá en abril de 2022. «Encomendemos los frutos que el Señor, por medio de su Espíritu, va a derramar en la Iglesia gracias a este trabajo», pide (en la imagen inferior, los trabajos del segundo año del grupo de San José Obrero de Las Matas).

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