Carta del misionero vasco al obispo de Bilbao, tras su viaje a RD del Congo Xabier Goicouría: “Lo que ocurre en Congo es difícil de comprender si no se ve”

Joseba Segura y Xabier Goicouría en en Centro Kilima
Joseba Segura y Xabier Goicouría en en Centro Kilima Diócesis de Bilbao

El misionero Xabier Goicouría ha remitido una carta al obispo de Bilbao en la que le agradece su reciente visita a RD Congo, país en el que él trabaja desde hace 58 años, “porque eso te ha permitido conocer un poco la realidad congoleña”. También le agradece la difusión de la información sobre la realidad de las minas de cobalto en dicho país. “Es la realidad -dice- que vivimos constantemente”. Por su interés, reproducimos parte de la carta de Goicouría al obispo de Bilbao, publicada en bizkeliza.org

Querido Joseba:

El día que volvíais hacia Lubumbashi para coger el avión, el chófer os llevó a un campo de mineros artesanales y comprobasteis la miseria en la que vivían. Casas construidas con chapas de zinc, sin espacios libres entre ellas, sin calles, sin wc, sin lugares de esparcimiento para los niños, todas apiñadas, con mucho ruido de música de cualquier clase, con cantidad de comercios y pequeños bares, prostíbulos, gente por todos los lados, barro, etc., y está considerado como un “campamento” de cinco estrellas. En esos lugares es muy peligroso que le vean a alguien con un aparato de fotos porque le pueden linchar. Creen que van a sacar fotos para reírse después de ellos.

Las minas

Está prohibido acercarse a esas minas en las que se trabaja manualmente y normalmente están protegidas por los militares para evitar la llegada de intrusos que puedan filmar lo que no está permitido que se publique. Los mineros están obligados a pagar a sus “protectores”, y a estos les da lo mismo que quien entre en la concesión sean niños o mujeres con tal de que les paguen lo que está convenido. Allí trabajan todos, unos con pico y pala sacando el mineral y otros limpiando la tierra y lavando el mineral para que pueda ser vendido más fácilmente a los compradores, normalmente chinos. Ellos se encargan de fundirlo y sacar las planchas de cobre que las envían a su país.

Las minas de cobalto en RD Congo
Las minas de cobalto en RD Congo Diócesis de Bilbao

Hay muchos mineros que no están de acuerdo con esa situación, pero ¿dónde van a ir a manifestar su descontento? Nadie los escucha y es peligroso aparecer como promotor de gentes que no están contentos con la situación. Ponen en juego su libertad y a veces incluso su vida. Otros, no se atreven a dejar esa forma de vida, en la que también tienen que trabajar sus hijos para poder vivir con una cierta decencia. No tienen valor para dejar esta ocupación y dedicarse a manejar la azada, porque piensan que ese es un trabajo muy duro y, además, no hay un terreno cultivable cerca de las ciudades.

"Ya hay algunos que dicen que no viven en el Congo, porque es una posesión china, sino que han nacido en una tierra que les han cedido los chinos"

Entre las muchas posesiones que tienen aquí los chinos, cuentan también con una mina de oro en el Norte, pero tuvieron la desgracia de que, como consecuencia de las lluvias torrenciales de finales de la época húmeda, se derrumbó una galería y fallecieron todos los que trabajaban en ella. Algunos familiares de las víctimas quisieron acercarse al lugar de la desgracia y no se lo permitieron los chinos, diciéndoles que aquella tierra les pertenecía y que no podrían acercarse a la mina. Ya hay algunos que dicen que no viven en el Congo, porque es una posesión china, sino que han nacido en una tierra que les han cedido los chinos.

Lo que ocurre en el Congo es difícil de comprender si no se ve. La apatía, el egoísmo, la indiferencia, la anarquía, el tribalismo, el robo, la prostitución, la mentira, la corrupción, son de tal calibre, que habrá pocos países en el mundo en el que también puedan sufrir la misma situación. Se pueden padecer algunas de estas plagas, pero… ¿todas?

Pobreza extrema

Es inconcebible que en un país que está considerado como uno de los más ricos del mundo, exista tanta miseria. Y muchos de los males arriba señalados son fruto de la pobreza extrema a la que está sometida la gente. Hay gente que se muere en casa porque no tiene dinero para ir al hospital o pagar la consulta del médico o comprar las medicinas que le han recetado.

Si el alumno no saca buenas notas y se expone a repetir curso, su padre irá a visitar a su maestro y le llevará algo que alegre su bolsillo y el alumno pasa de curso. En la Universidad, se venden los títulos o se convierte en “queridas” del profesor para poder aprobar la asignatura.

Xabier Goicouría, con gorra azul, junto al obispo de Bilbao, Joseba Segura
Xabier Goicouría, con gorra azul, junto al obispo de Bilbao, Joseba Segura Diócesis de Bilbao

Durante la temporada dura del Covid, había barreras en todas las carreteras de acceso a la ciudad para evitar que la enfermedad atacara a sus habitantes. Todos los vehículos debían pararse y mostrar que habían recibido las vacunas para defenderse de la enfermedad, pero quien “soltara” una propina a los guardias que custodiaban la barrera, pasaban sin que fueran molestados.

Defensa de la naturaleza

En casa tenemos un camión que en su día nos concedió Manos Unidas y la gente viene a alquilarlo. Les pregunto siempre: “Qué es lo que vais a transportar”, y como me digan que “unos árboles que hemos cortado para construir nuestra casa”: “¿Y habéis plantado otros para que vuestros hijos tengan también madera, ya sea para cocinar con ella o construir también su casa?”. Y como la respuesta sea negativa, el camión se queda en casa. No hay una política de defensa de la naturaleza. Sobre el papel existen las leyes, pero no las cumple nadie y si un congoleño lleva sobre su bicicleta un par de sacos de carbón vegetal, la policía le impondrá una multa y seguirá en paz.

El país nunca está tranquilo. Por una parte, están los guerrilleros de los países vecinos que quieren anexionarse una parte de nuestro territorio, por otra parte, están los enfrentamientos tribales que continúan y parece que nadie está interesado en calmarlos, además hay bandas de jóvenes que van causando el terror por su violencia. Nadie se enfrenta a ellos. Roban, matan, se escapan y la policía no se atreve a hacerles frente. Casi todas las mañanas descubren algún cadáver metido en un saco, en las calles de Lubumbashi, asesinado a machetazos. En nuestra zona están los Bakata Katanga. Pero no temáis por mí, porque es cuestión de no permanecer en la calle una vez anochecido y procuro ser prudente. Siempre hay algunos faroles que se creen inmortales porque han tomado alguna pócima que les ha procurado un curandero y a veces lo pagan caro.

El misionero vasco Xabier Goicouría
El misionero vasco Xabier Goicouría Diócesis de Bilbao

Ahora hay una ola secuestros que tiene aterrorizado al país. El 7 de julio, el tribunal de Kinshasa ha condenado a la pena capital a 20 personas acusadas de secuestros, violaciones, robos, etc. Corren rumores de que se han escapado, ayudados por sus compañeros policías y militares. Ahora nos preparamos para las elecciones, que tendrán lugar el 20 de diciembre. Hay unos cuantos candidatos para la presidencia y todos los golpes bajos están permitidos para alcanzar lo que se pretende. De hecho, ya han aparecido asesinados varios miembros de la oposición y aunque todos gritan “Que se haga justicia”, nadie mueve un dedo para esclarecer los hechos.

 Qué difícil es predicar cuando lo bueno y lo malo se confunden y lo mismo da lo uno que lo otro, qué difícil es amar cuando se reciben consignas de despreciar a los de la otra tribu, qué difícil es hablar de Dios cuando trato de hacer solamente lo que me da la gana, qué difícil es ayudar al prójimo cuando únicamente pretendo que me ayuden a mí.

Volver arriba