Pertenece a un nuevo biotipo episcopal: "Los conservadores creativos" Xavier Novell, el nuevo 'Tarancón' de Solsona

Vicente Enrique Tarancón aprendió a ser obispo en le pequeña diócesis catalana de Solsona: Llegó con 38 años y estuvo hasta los 56. Desde allí, en 1950, lanzó su famosa pastoral social 'El pan nuestro de cada día', por la que el régimen de Franco lo puso en su lista negra. 62 años después, otro obispo joven, Xavier Novell, lanza un nuevo grito social y predica austeridad con el ejemplo, bajándose el sueldo un 25%. Ya le llaman 'el nuevo Tarancón'.

El 'cardenal de la Transición' llegó a Solsona (una de la diócesis más pequeñas de España, en el corazón de la Cataluña rural) en 1945. Con sus 38 años recién cumplidos, era el obispo más joven de España. Con su carisma arrollador, pronto se ganó a su gente y, en plena dictadura, comenzó a criticar al régimen de Franco. In crescendo. De una forma muy suave al principio. Hasta que, en 1950, publica una pastoral que se coló hasta el despacho del Generalísimo.

Al leerla, cuentan que Franco sacó una lista de su cajón, escribió el nombre de Tarancón y le puso una cruz. Era su lista negra episcopal, en la que figuraban los escasos obispos que no decían amén a todo lo dispuesto por 'el caudillo de España por la gracia de Dios'. Por figurar en esa lista, el joven y prometedor prelado valenciano vegetó durante 18 largos años en la pequeña diócesis catalana.

El propio Tarancón lo confirma en sus 'memorias': "No me lo perdonaron. Alguien le preguntó al nuncio Cicognani cómo seguía yo en Solsona después de 18 años, y el nuncio respondió: 'Mira, hijo, hasta que los del Gobierno no digieran el pan...'

Y eso que 'El pan nuestro de cada día' tampoco era una pastoral incendiaria ni tan sumamente indigesta. Al menos vista desde ahora. En ella, Tarancón simplemente denunciaba la situación de penuria, hambre y escasez en que vivían los más desfavorecidos, especialmente por el estraperlo del trigo. Y consiguió frenar la especulación de entonces, a costa de permanecer en el dique seco hasta 1964, cuando Pablo VI lo nombra arzobispo de Oviedo, para convertirlo, poco después, en su 'hombre en España'.

Novell, un conservador creativo

Xavier Novell i Gomà (20 de abril de 1969, Montfalcó d'Agramunt) parece que quiere seguir las huellas de su famoso predecesor. Consagrado obispo de Solsona el 12 de diciembre de 2010, a los 41 años, es el benjamín de una jerarquía mayoritariamente gerontocrática y a la que suele accederse superados los 50. Un obispo que, de entrada, ya fue profeta en su tierra, pues recibía la sede de la que hasta entonces había sido sacerdote.

Además de ser joven y de la tierra, Novell es un eclesiástico que rompe moldes. Brillante, bien preparado y hasta guapo, conoce perfectamente las 'dos' Iglesias. La progresista, en la que militó ardientemente. De hecho, en el Concilio Tarraconense de 1995 era el representante de los seminaristas mayores y defendió, ante los obispos, la necesidad de admitir el celibato opcional para los sacerdotes. "Era deudor de quien me había formado", dice ahora.

Y es que, tras su paso por la Gregoriana de Roma y, en cuarto de Teología, justo antes de ordenarse, vivió su particular caída del caballo. "Un encuentro personal con el Señor", que lo hizo ser como es. Un tradicional con maneras de progresista. O las dos cosas a la vez. Como suele decir: "Si ser conservador es amar a Cristo en su Iglesia, el que más. Si ser papista significa vivir en comunión con la Iglesia, el más ultramontano. Y ortodoxo siempre, porque somos hijos de la tradición. Ahora, si querer innovar, ser capaz de dar razón de la fe hoy de un modo nuevo es ser progresista, lo soy".

Es decir, Novell pertenece a un nuevo biotipo episcopal. Les llaman los "conservadores creativos". Su jefe de filas es el arzobispo de Nueva York y cardenal electo, Timothy Dolan, que, con un discurso jovial, humorístico y directo, acaba de encandilar a los cardenales reunidos en Roma. "La Iglesia es fundamentalmente un Sí, y nunca un No. La fe se anuncia con la sonrisa, no con el ceño fruncido. El misionero y el evangelizador deben ser personas felices", arengó a sus colegas de púrpura.

Este es el talante y el espíritu de los "conservadores creativos". Se trata de obispos conservadores doctrinalmente, sumisos en todo a Roma, apegados a la tradición, pero sin miedo ante el mundo moderno. Se mueven como peces en el agua en el universo mediático. Y señalan, como Novell, que "la Iglesia no tiene que tener miedo de nada". Al contrario, tiene que dar la cara y responder a todas las preguntas, porque "tiene respuesta para todo". Las respuestas de Dios.

Respuesta para la vida y, por lo tanto, para la crisis

"La Iglesia tiene que ser pública, no tiene que esconderse", repite una y otra vez Novell. Fiel a sus principios y, mientras sus compañeros del episcopado callan ante la que está cayendo, él decidió dar la cara. Para eso, se reunió con la gen te de Cáritas de su diócesis y lanzó una pastoral, que se va a leer hoy en todas las parroquias de Solsona. Y que a estas horas ha dado ya la vuelta al mundo mediático. Por lo que dice y por lo que hace el obispo, que es de los que predica con el ejemplo.

La pastoral de cinco folios, titulada "Todos contra la crisis", es un grito de alarma, un aldabonazo en las conciencias (como el de su predecesor Tarancón) para que " a nadie le falte un techo, luz, agua, alimentación y calefacción". Para conseguir ese objetivo, el prelado llama a las conciencias de los diversos estamentos sociales. Con un lenguaje sencillo y asequible trata de explicar las causas y las consecuencias de la crisis.

Tras denunciar que el origen de la crisis está en que en Estados Unidos se concedió una gran cantidad de préstamos a personas "sin oficio ni beneficio", asegura que el tsunami financiero llegó a Europa, donde "los países gastaban más de lo que tenían" (entre ellos España), de modo que se llegó a una deuda pública "descontrolada".

¿Los culpables? Para el obispo, los mercados, los banqueros, el sistema capitalista y, en el fondo, toda la sociedad. "La causa de la crisis es que todos hemos querido vivir por encima de nuestras posibilidades", dice. Y una causa profunda, la prevalencia de la dinámica del tener, plasmada en esta idea: "Es feliz quien consume, compra las últimas novedades tecnológicas, viaja, tiene casa propia, un vehículo de gama alta, un armario variado y dinero para una operación estética".

Para salir del "espejismo", Novell exige a todos un mayor esfuerzo. A los empresarios, para crear empleo. A los trabajadores, paciencia y sumisión ante la nueva reforma laboral y ante los recortes. E incluso a los pensionistas, que con sus ahorros también pueden echar una mano. Y, por supuesto, a sus fieles.

Y, para predicar con el ejemplo, el obispo se baja el sueldo un 25% y pasa de los 1.200 a los 900 euros mensuales. Y de las arcas de la diócesis se han aportado ya 300.000 euros, el 10% del presupuesto ordinario, para Cáritas.

¿Deja en evidencia a sus colegas el nuevo Tarancón?

Muchos creyentes creen que sí. Él se defiende y asegura que no le mueve el deseo de figurar, sino el de dar ejemplo y provocar "una gran ola de solidaridad". "Si cada uno de nosotros renuncia a algo, se producirá el milagro de salvar a muchos del precipicio de la exclusión social. Si a ti y a mí nos dejasen sin trabajo, agradeceríamos que alguien nos ayudase", explica.

Y concluye con un llamamiento de resonancias profundamente evangélicas: "Sólo tenemos que hacer cada uno una cosa muy sencilla, la misma que hizo el buen samaritano: mirar lo que pasa a nuestros parientes, amigos o vecinos; compadecernos de quienes están sufriendo más duramente la crisis; acercarnos a ellos con voluntad de ayudarles directamente u ocuparnos de ello a través de Cáritas. ¡Esto, aunque parece poco, es mucho!". Lo dice el nuevo Tarancón. ¡Ojalá cunda el ejemplo entre sus hermanos en el episcopado!

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