Fallecieron 21 marineros en aguas de Terranova Julián Barrio presidió el funeral del primer aniversario por las víctimas del 'Villa de Pitanxo'

Julián Barrio, durante el funeral
Julián Barrio, durante el funeral R. Vázquez/A. Compostela

“La vida se comprende siempre mirando hacia atrás, pero hay que vivirla mirando hacia delante. Miráis al mar y ellos lo siguen viendo de alguna manera a través de vuestros ojos. Cristo resucitó y vive para siempre. Por eso proclamamos que la vida de los que creemos en Él no termina, se transforma”, les dijo el arzobispo compostelano a las familias de las víctimas

El arzobispo -que estuvo acompañado en la celebración eucarística por el obispo de Tui-Vigo, Luis Quinteiro, así como autoridades civiles, sacerdotes, miembros de vida consagrada y laicos- pidió para las familias el consuelo, la serenidad y la esperanza cristiana para superar la aflicción

“La vida se comprende siempre mirando hacia atrás, pero hay que vivirla mirando hacia delante. Miráis al mar y ellos lo siguen viendo de alguna manera a través de vuestros ojos. Cristo resucitó y vive para siempre. Por eso proclamamos que la vida de los que creemos en Él no termina, se transforma”.

Ese fue el mensaje de esperanza que el arzobispo de Santiago de Compostela, Julián Barrio, quiso transmitir a las familias y amigos de las víctimas del 'Villa de Pitanxo', durante la celebración en Marín, el 17 de febrero, del funeral por el primer aniversario del naufragio del pesquero gallego en aguas de Terranova, que costó la vida a 21 marineros.

Consuelo, serenidad y esperanza

El prelado compostelano comenzó su homilía asegurando que “nuestra fe nos lleva a confesar: “Creo en la vida eterna”. Esta vida consiste en nuestra unión con Dios en la compañía de los bienaventurados, ya que Dios mismo en persona es el premio y el término de todas nuestras fatigas y deseos. Estaremos siempre con el Señor. En la unión con él encontramos el gozo y la alegría”.

El arzobispo -que estuvo acompañado en la celebración eucarística por el obispo de Tui-Vigo, Luis Quinteiro, así como autoridades civiles, sacerdotes, miembros de vida consagrada y laicos- pidió para las familias el consuelo, la serenidad y la esperanza cristiana para superar la aflicción y añadió: “Las manos de Dios son manos de perdón y de compasión, de curación y de misericordia. A ellas encomendamos también a nuestros hermanos. En esta Eucaristía, hacemos memoria del Jesús muerto y resucitado, y recordamos con afecto a quienes hace un año, perdieron su vida en el naufragio”.

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