El aviso (con segundas) del obispo Gómez: "Estemos alerta en todas partes a los dinamiteros de puentes"

"¿No necesitamos más cristianos, ciudadanos y líderes a todos los niveles, que abandonen las trincheras y los discursos excluyentes, para tender más puentes?". Es la pregunta –sí, retórica, porque sabe que la comunidad cristiana anda también inflamada–que se hace Xabier Gómez, obispo de Sant Feliu de Llobregat, en la carta de este domingo 21 de diciembre, tras reflexión motivada por la lectura de una entrevisa al escritor y poeta Antoni Puigverd, en donde afirmaba que “los puentes son lo primero que se bombardea en una guerra”.

Afirmación que le lleva a recordar al obispo dominico el reciente viaje del Papa a Turquía y Líbano y la homilía pronunciada en Beirut, en la que León XIV invitaba a que "desarmemos nuestros corazones, dejemos caer las armaduras de nuestras cerrazones étnicas y políticas". "Dos voces distintas, un mismo mensaje: sin puentes, no hay futuro –reflexiona Gómez–. Estemos alerta en todas partes a los dinamiteros de puentes".

¿Recado a los de casa?

Un aviso sin apellidos, de amplio espectro y al que, por tanto, nadie se va a acoger, pero que también puede ser interpretado como un recado hacia el interior de la Iglesia en España, que ha vivido una semana convulsa tras las declaraciones del arzobispo Luis Argüello –tomadas, en cuanto presidente de la CEE, como postura de toda la Igleisa en España– en las que planteaba al Gobierno, ante la situación política de bloqueo, afrontarla con una "cuestión de confianza, moción de censura o dar la palabra a los ciudadanos".

"Los profetas leídos durante el Adviento también anuncian una paz que se inicia desarmando el corazón. ¿Qué significa esto? Significa renunciar a la munición deológica que usamos contra quienes no piensan, votan, hablan o rezan como nosotros. Significa dejar de ver al otro como enemigo; no cruzar, como se viene haciendo, la línea roja de la deshumanización de personas o colectivos", abunda el obispo de la diócesis catalana en ssu análisis.

"Desarmar el corazón requiere mucho valor, porque cotiza poco. Es apostar por el diálogo cuando todo empuja al enfrentamiento. Es buscar lo que une, no lo que divide. Pero ya se sabe, divide y vencerás. Es poner el bien común y la comunión por encima de las trincheras partidistas, también en la comunidad de creyentes", añade.

"Decía el Papa que cada uno debía poner de su parte dejando caer las armaduras. Es una buena propuesta a valorar ante las inminentes comidas y cenas de Navidad ypara cada día del año. No nos abonemos al deshumanizador discurso del odio".