Más de 150 personas sin hogar y en riesgo de exclusión social El cardenal Cañizares comparte una comida con los acogidos de la Ciudad de la Esperanza

Cañizares con el equipo de Ciudad de la Esperanza
Cañizares con el equipo de Ciudad de la Esperanza

El director, el padre Vicente Aparicio, ha explicado que el cardenal y arzobispo de Valencia "viene siempre que puede"

Nour Eddin, acogido por el CIDES, sueña con volver a su país como un hombre realizado: "sólo quiero una vida mejor"

(Archivalencia).- El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, visitó ayer a las más de 150 personas sin hogar acogidas en la Ciudad de la Esperanza (CIDES), “se ha interesado por su situación y ha compartido con ellos la comida en el comedor del centro”, según ha confirmado Vicente Aparicio, director de la Ciudad de la Esperanza.

Durante su visita, “el Cardenal se ha reunido asimismo con el equipo técnico de la Ciudad de la Esperanza”, que le ha explicado “cómo va todo en el día a día de nuestra misión”. El Arzobispo ha animado a los trabajadores y durante la comida ha escuchado las historias de los acogidos.

El padre Aparicio ha destacado que el Cardenal “quiere mucho a nuestro centro y valora mucho todo el trabajo que hacemos con los más necesitados”. Así, “por el afecto que nos tiene, viene siempre que puede a visitarnos”.

Nour Eddin ve la luz en el CIDES

Uno de los testimonios que ha conocido el Cardenal en la Ciudad de la Esperanza es el de Nour Eddin, marroquí de 20 años que fue abandonado por sus padres en un hospital de Tetuán y después de una larga travesía recabó en Valencia y fue acogido por el CIDES.

A. Cañizares saluda a uno de los usuarios de CIDES
A. Cañizares saluda a uno de los usuarios de CIDES A. Sáiz

Según recoge esta semana el periódico diocesano PARAULA, Nour Eddin vivió en orfanatos, centros de menores y para inmigrantes y en la misma calle antes de llegar a la Ciudad de la Esperanza: “la soledad me ha acompañado a lo largo de mi corta vida”. El joven marroquí no conserva ningún recuerdo bueno de su infancia, según cuenta en la entrevista: “cuando creces en un maltrato físico y psicológico te sientes inferior y no entiendes por qué la vida te ha tratado así”.

Nada más salir del orfanato, “necesitaba un cambio, porque no quería el camino de la droga y de la delincuencia”, así que con 16 años se fue a Ceuta. Ya en España, pasó por un centro de acogida en Cádiz hasta que tuvo que salir y fue a Valencia. Finalmente fue acogido por el CIDES: “aquí he visto la luz y la esperanza, me siento muy bien y muy arropado”.

Nour Eddin se ha mostrado muy agradecido e ilusionado: “aquí, por fin cumpliré mi sueño: crecer como persona, estudiar, tener un trabajo digno y volver a mi país natal, esta vez como un hombre realizado”. Así, ha concluido: “quiero pedirles que confíen en mí, sólo quiero una vida mejor”.

Noun Eddin en la entrada de la Ciudad de la Esperanza
Noun Eddin en la entrada de la Ciudad de la Esperanza

Ciudad de la Esperanza

La Ciudad de la Esperanza (CIDES) acoge más de 150 personas sin hogar y en riesgo de exclusión social de más de 33 nacionalidades. En sus instalaciones de Aldaia (Valencia), les ofrece “una atención absoluta”, según ha afirmado el padre Aparicio, que incluye “desayuno, comida, cena, clases de español, talleres de orientación e inserción laboral, clases de informática, de alfabetización, cursos de mantenimiento y talleres de terapia ocupacional”. Asimismo, el CIDES asesora en la búsqueda de empleo y en la reinserción social. Igualmente, ofrece a las personas sin hogar “actividades deportivas, o de ocio y tiempo libre”.

Además de los asistentes sociales profesionales, el CIDES cuenta con una decena de voluntarios “comprometidos con la causa, que acuden todas las semanas a ayudarnos” y que se ocupan tanto de la atención directa como de la organización de actividades lúdicas o religiosas. Junto a las personas atendidas, “somos todos como una gran familia”.

La Ciudad de la Esperanza, CIDES, es una asociación benéfico-social sin ánimo de lucro de la Iglesia en Valencia, declarada de utilidad pública, que cuenta con la colaboración de Cáritas Diocesana de Valencia y el Arzobispado.

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