La Justicia le exonera de pagar más de 71.000 euros de deuda Un cura de Guadalajara deja de ser moroso gracias a la 'ley de segunda oportunidad'

Morosos
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"Esta sentencia deja sin cobrar absolutamente nada a los acreedores del asociado -entre ellos Santander, Caixabank, Wizink o Bankinter- y permite al ex-deudor solicitar la exclusión de todo fichero de morosidad", apunta el comunicado de la Asociación de Ayuda al Endeudamiento

Su traslado desde San Fernando a Guadalajara generó una reducción considerable de sus ingresos afectando a la solvencia con la que pagaba sus deudas, que llegaron a sumar más de 200.000 euros

Ya no será moroso. Un cura de Guadalajara, antiguo capellán militar en San Fernando (Cádiz), no tendrá que abonar a los bancos los 71.241,22 euros de deuda, gracias a la 'Ley de la Segunda Oportunidad' y al asesoramiento de la Asociación de Ayuda al Endeudamiento.

Tal y como señala esta organización en una nota de prensa, el Juzgado de Primera Instancia N.º 4 de Guadalajara ha dictado la resolución definitiva concediendo el BEPI dejando al asociado libre de los 71.241,22 euros. "Esta sentencia deja sin cobrar absolutamente nada a los acreedores del asociado -entre ellos Santander, Caixabank, Wizink o Bankinter- y permite al ex-deudor solicitar la exclusión de todo fichero de morosidad", apunta el comunicado.

La historia comenzó, en realidad cuando, hace algo más de una década, el sacerdote dejó su puesto en el Ejército que ejercía en la localidad gaditana de San Fernando. Allí había organizado bien sus asuntos personales, al extremo de verse capaz de afrontar el pago de una vivienda. Su traslado a Guadalajara generó una reducción considerable de sus ingresos afectando a la solvencia con la que pagaba sus deudas, que llegaron a sumar más de 200.000 euros.

Dios y el dinero
Dios y el dinero

A pesar de entregar su vivienda como dación en pago, no consiguió la exoneración de todas las obligaciones. "El no mejorar los ingresos proporcionados por el Obispado, a pesar de la ayuda recibida por sus amigos y allegados, provocó un importante bucle del que le era imposible salir", afirman desde la Asociación.

En un momento dado, el sacerdote se encontró con una deuda total de 200.000 euros y una cuota mensual para devolver los préstamos "incompatible con el resto de gastos". Incluso entregó su vivienda al banco para cancelar el préstamo hipotecario, pero no le sirvió para hacer frente al resto de créditos. La historia acabó con final feliz... para el clérigo.

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