El arzobispo de Madrid celebra la Exaltación de la Santa Cruz en Fuente el Saz Cobo en el Cottolengo del Padre Alegre: "Hacéis visible el poder de la cruz. Nadie va al Cottolengo y se va como ha venido"

Eucaristía de monselñor Cobo en el Cottolengo del Padre Alegre
Eucaristía de monselñor Cobo en el Cottolengo del Padre Alegre

« — Buenos días, ¿cómo están, hermanas? — Pues cómo vamos a estar, ¡esperándole con muchas ganas!». Así se saludan las Religiosas Servidoras de Jesús con monseñor José Cobo al llegar

oy se celebra la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz y el arzobispo de Madrid ha acudido a celebrar la Eucaristía al Cottolengo del Padre Alegre que estas religiosas cuidan con cariño en Fuente el Saz, a media hora hacia el norte de la capital

Once hermanas y unas 60 residentes viven en el Cottolengo. Mujeres con algún tipo de discapacidad intelectual o física que las religiosas tratan con mimo, como si fueran una auténtica familia

En la Eucaristía, monseñor Cobo explicó que el Cottolengo era una muestra del verdero «poder de la Cruz», un poder especial, decía, que se puede saborear y vivir sin grandes estudios ni hacer grandes cosas

(Archimadrid).- « — Buenos días, ¿cómo están, hermanas? — Pues cómo vamos a estar, ¡esperándole con muchas ganas!». Así se saludan las Religiosas Servidoras de Jesús con monseñor José Cobo al llegar. Hoy se celebra la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz y el arzobispo de Madrid ha acudido a celebrar la Eucaristía al Cottolengo del Padre Alegre que estas religiosas cuidan con cariño en Fuente el Saz, a media hora hacia el norte de la capital.

Once hermanas y unas 60 residentes viven en el Cottolengo. Mujeres con algún tipo de discapacidad intelectual o física que las religiosas tratan con mimo, como si fueran una auténtica familia. Además, hoy tiene lugar un aniversario muy especial: una de las residentes,  Ana, cumple 50 años en la institución. Con motivo de tan alegre festivo, Ana recibirá una medalla bendecida por el arzobispo, por lo que se ha engalanado para la ocasión, gesto que se ha celebrado mucho por los voluntarios y las religiosas, que la han llenado de halagos y cumplidos.

En la Eucaristía, monseñor Cobo explicó que el Cottolengo era una muestra del verdero «poder de la Cruz», un poder especial, decía, que se puede saborear y vivir sin grandes estudios ni hacer grandes cosas. «Cuando ponemos las cosas que nos cuestan en alto y miramos a Dios, las cosas cambian», y Jesús «coge todos vuestros dolores» y los llena de sentido. Vosotras, decía el arzobispo, dirigiéndose a las residentes y a las religiosas, «hacéis visible el poder de la cruz». A veces, «creemos que el poder la tienen los poderosos», pero eso no es verdad, afirma Cobo, porque el verdadero poder es el de la Cruz. «Pongamos en la Cruz todo lo que nos cuesta».

«Nadie toca la Cruz y se va como ha venido», apuntó, ni va al Cottolengo y se va como ha venido. Y animó a los presentes a disfrutar del poder de la Cruz, de las cosas que cuestan y se ponen al pie de la Cruz. Agradeció, finalmente, el trabajo de tantos y tantas que hacen posible el trabajo en la residencia y el modo en que muestran la presencia de la Cruz como estandarte.  

Cruz

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