En la presentación del libro de Monseñor Vito Pio Pinto "Los procesos en el Código de Derecho Canónico", sobre el matrimonio Cardenal Omella: "Un derecho que no sirve al ser humano no sirve para nada"

Cardenal Omella
Cardenal Omella

Monseñor Vito Pio Pinto, decano de la Rota Romana, ha presentado este viernes, 22 de enero, en un acto celebrado en la Universidad San Dámaso, su libro Los procesos en el Código de Derecho Canónico

Lo han acompañado el cardenal Juan José Omella, el cardenal Carlos Osoro y monseñor Bernardito Auza, nuncio de Su Santidad en España

El cardenal Omella ha citado al Papa Francisco cuando aseguraba en 2016 que "el verdadero alma de la reforma son los hombres que forman parte de ella y la hacen posible. La reforma pretende 'mostrar una mayor proximidad entre pastor y fieles'"

(Archimadrid).- Monseñor Vito Pio Pinto, decano de la Rota Romana, ha presentado este viernes, 22 de enero, en un acto celebrado en la Universidad San Dámaso, su libro Los procesos en el Código de Derecho Canónico. Comentario sistemático al libro VII después de la reforma del Papa Francisco con el M.p. 'Mitis Iudex Dominus Iesus'. Lo han acompañado el cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE); el cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid y vicepresidente de la CEE, y monseñor Bernardito Auza, nuncio de Su Santidad en España.

En su presentación, el nuncio ha destacado la trayectoria de monseñor Vito Pio Pinto, que «ha consagrado su vida al servicio del sacramento del matrimonio como fundamento de la familia y, por consiguiente, de la sociedad». Una tarea «ardua» por la necesidad de adecuarse a la «verdad del matrimonio» revelada por Dios, en la que ha trabajado «con tenacidad» y siempre fiel a la perspectiva jurídica. Todo ello, guiado por una «fe solida», un «amor vivo a la Iglesia» y una «devoción al sucesor de Pedro».

La oveja perdida

El cardenal Omella ha citado al Papa Francisco cuando aseguraba en 2016 que «el verdadero alma de la reforma son los hombres que forman parte de ella y la hacen posible confirmando la importancia de la conversión individual sin la cual serían inútiles todos los cambios de las estructuras». Así, la reforma del proceso matrimonial canónico para las causas de nulidades mediante el motu proprio al que se refiere el libro presentado y la exhortación apostólica Amoris laetitia invitan a toda la Iglesia a hacer un «proceso de conversión pastoral», ha señalado, con un «deseo de integración, discernimiento y acompañamiento de todas las familias».

El Papa anima, ha dicho el purpurado, a vivir una forma ecclesiae que es la de la parábola de la oveja perdida. «Toda ella misionera, en salida, en camino», afrontando la realidad de las familias de hoy en día. La reforma, por tanto, pretende «mostrar una mayor proximidad entre pastor y fieles».

En este sentido, derecho y evangelización van unidos, ha enfatizado el arzobispo de Barcelona, y por eso ha perfilado unas pautas como «sencillo pastor» que «está también atento a los sentimientos de las personas»: el derecho canónico es para el hombre y no el hombre para el derecho; hay que dedicar tiempo a escuchar, a prestar atención; el derecho es un instrumento y no un fin en sí mismo; Jesús es el mejor abogado del hombre; «cómo te gustaría ser atendido y acompañado»; «recuerda que la misericordia no es el todo vale; de esta manera engañas a la persona que te consulta. Todo no vale»; «que tu despacho no sea nunca una sala de tortura», y, por último, «un derecho que no sirve al ser humano no sirve para nada».

Los obispos, pastores y en comunión

En una intervención enérgica y apasionada, monseñor Vito Pio Tinto ha querido en primer lugar trasladar un «saludo directo» del Papa a los asistentes y, en línea con las últimas palabras del cardenal Omella, ha puesto de manifiesto que «los obispos, si no son pastores…». Por eso, para el decano de la Rota la clave está en esa «conversión pastoral» a una «cercanía a los que se recibe de Dios», a todos los hombres, a los pobres. «Creo que los fieles desean ver en los obispos esta conversión», ha indicado.

En España, ha constatado, esta cercanía es palpable y además hay una importante aplicación de los nuevos procesos sobre el matrimonio. Sin embargo, ha alertado de la dificultad de la implantación de la reforma en otros países de Europa como Francia, Italia o Alemania. Por eso ha apelado una cuestión fundamental, la comunión, y a una figura, la del obispo sacramento: «Los obispos tienen que hacer visible y real la figura del sacramento». A su vez, los párrocos y los fieles tienen que hacer experiencia del obispo, que es «sacramento de Cristo». «Que la gente sienta –ha añadido– que el obispo es humano, pero con esa categoría crística».

En esta conversión pastoral ha destacado el papel de la parroquia. Los movimientos, bienvenidos, ha dicho, «pero la parroquia es la estructura sustancial de la Iglesia». «Es el lugar del Espíritu», y ha reconocido que la experiencias más importantes de su vida fue haber sido párroco, «gracias a Dios», durante 15 años.

Sobre el matrimonio y la familia, ha recordado que, para la Iglesia, «están a la cabeza de todos los elementos de la vida» e igualmente son un pilar en el pontificado de Francisco, que ha convocado «no uno, sino dos sínodos» sobre las cuestiones que le afectan, en los que, además, ha mostrado esa sinodalidad. El decano de la Rota Romana, que fue padre sinodal, ha dado fe de que el Papa no ha caminado solo en este discernimiento «sino en la unidad a sus obispos». Y ha concluido señalando que «un jurista no lo puede ser verdaderamente si no es primeramente eclesiólogo, si no ama a al iglesia», y que ésta no puede ser Iglesia «si no es Iglesia encarnada». De ahí la atención pastoral a las necesidades concretas en situaciones de dificultad pastoral y familiar.

Atender el sufrimiento de la gente

Este último aspecto al que ha aludido es el que precisamente ha destacado el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, en la clausura del encuentro, indicando que el libro de monseñor Vito Pio Tinto está «tremendamente impregnado de un sentido pastoral profundo», y atendiendo a cada caso concreto con esos criterios de justicia y de verdad que conducen a la auténtica caridad. Qué importante es, ha dicho, ayudar a las familias que «viven un fracaso matrimonial».

Los tribunales deben garantizar la verdad del vínculo y a su vez, como dice el Papa Francisco, ser «tribunales de la misericordia» en los que «mostrar la cercanía humana y donde se ofrezca el testimonio de la gratuidad con que la Iglesia sirve al bien de todos», desde ese «servicio sincero a la verdad de cada situación y del vínculo conyugal». Y aquí hay que hacer un «esfuerzo muy grande» porque «hay mucha gente sufriendo», ha concluido.

Fotos: Universidad San Dámaso

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