Mujeres sacerdotes e intercomunión: ¿imposibles?

En la edición del 23 de octubre de 2013 del periódico vaticano, L'Osservatore Romano, el que fuera Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el entonces arzobispo Gerhard Müller, publicó un artículo que tenía por título "Testimonio a favor de la fuerza de la gracia: Sobre la indisolubilidad del matrimonio y el debate acerca de los divorciados vueltos a casar y los sacramentos".



En dicho artículo, Müller citó unas palabras del cardenal Ratzinger y afirmó que "si el matrimonio precedente de unos fieles divorciados y vueltos a casar era válido, en ninguna circunstancia su nueva unión puede considerarse conforme al derecho; por tanto, por motivos intrínsecos, es imposible que reciban los Sacramentos. La conciencia de cada uno está vinculada, sin excepción, a esta norma".

Ya sabemos qué pasó con esta instrucción. La exhortación apostólica Amoris laetitia (2016) afirmó, las palabras de Ratzinger y Müller no obstante, que "es posible que, en medio de una situación objetiva de pecado… se pueda vivir en gracia de Dios… recibiendo para ello la ayuda de la Iglesia", sus sacramentos inclusive. La imposibilidad ha dado paso a la posibilidad.

¿Le espera el mismo destino de obsolescencia al reciente artículo sobre la "imposibilidad de ordenar a las mujeres" escrito también por un Prefecto de Doctrina de la Fe (en este caso, el neocardenal Luis Ladaria) y también publicado en L'Osservatore? No sería motivo de sorpresa que el Papa Francisco decidiera o bien pasarlo por alto, o bien utilizar su defensa de un sacerdocio exclusivamente masculino como cobertura para introducir un diaconado femenino, como algunos han empezado a especular.

Lo mismo para la carta de Ladaria a los obispos alemanes en la que afirma que el subsidio pastoral de estos que facilitaría a los esposos protestantes de fieles católicos "no está maduro para ser publicado". Como la comunión para los fieles divorciados y vueltos a casarse por lo civil, y como la ordenación de mujeres, la intercomunión con protestantes no es imposible. O si lo fuera, esta imposibilidad no es para siempre.

¿Qué hará el Papa con estas instrucciones del Prefecto de la Doctrina de la Fe? No está del todo claro. O al menos no todo está tan claro como a los defensores de una pastoral "de talla única" les gustaría pensar.

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