Las diferentes religiones de Madrid reclaman el fin de la insensibilidad de Europa con los refugiados

Un espíritu de solidaridad y harmonía inundó anoche el patio de la Mezquita Central de Madrid cuando cientos de personas llenaron el espacio para reflexionar sobre la “crisis de solidaridad” con los refugiados que se ha arraigado en Europa, y para meditar sobre cómo las diferentes religiones presentes en Madrid pueden contribuir a la construcción de una sociedad más tolerante, compasiva y benevolente.




Este acto interreligioso empezó con una orientación a las demoledoras realidades del drama de los refugiados, continuó con testimonios conmovedores de diferentes creyentes religiosos a la cruel situación, y terminó con un compromiso por los presentes —expresado en el cantar del “Himno de la Alegría” y la lectura de un manifiesto conjunto— de dar voz a los desconsolados y desesperados buscadores de asilo. Las diferentes intervenciones ofrecidas por los representantes de las diversas comunidades de fe —las cuales incluyeron la musulmana, católica, judía, ortodoxa, evangélica, bahá’í, budista y el Hare Krishna— se intercalaron con interludios musicales de Hamza Castro, maestro de flauta persa, y de cantantes de la mezquita y la comunidad bahá’í.

A pesar de las diferencias de fe y creencias entre los asistentes al evento, surgieron frecuentes puntos en común en ideas y opiniones. Si la “religión”, ampliamente entendida, nos enseña que la vida humana es sagrada, entonces las respuestas actuales de los diferentes gobiernos de la Unión Europea a la crisis de refugiados difícilmente puede ser aceptada como suficiente desde la perspectiva de fe. En este sentido, los diferentes líderes de las variadas tradiciones religiosas llamaron tanto a que la Unión Europea reconsiderara sus políticas de devolver a los reclamantes de asilo a Turquía —país que, pese a la retórica, no se podría considerar como “seguro”— como a que España acogiera a más de los meros 124 refugiados que ha aceptado hasta el momento. Las palabras del P. José Luis Segovia, del arzobispado católico de Madrid, fueron especialmente poderosas al respecto: “Queremos que [los diferentes gobiernos de la UE] miren a los ojos de los que buscan asilo”.



Más allá de la inacción despiadada y lamentable de los políticos en este asunto, los creyentes religiosos tienen mucho que ofrecer a la sociedad en términos de la misericordia, compasión y benevolencia en las que creen, según los participantes del evento interreligioso. Aunque las diversas tradiciones hayan estado envueltas en conflictos en el pasado —y el reconocimiento de este hecho fue el propósito de una sincera “Mea culpa de las religiones” entonada en el acto— sus diferentes textos sagrados y voces proféticas son recursos poderosos que deberían ser usados para combatir los violentos fundamentalismos, nacionalismos y otros perjuicios que han causado, y exacerbado, la crisis de los inmigrantes. En tal sentido, quizás los momentos del encuentro que más invitaron a la reflexión fueron las canciones ofrecidas por el maestro de flauta Hamza Castro. Los adherentes a todas las tradiciones religiosas se pueden identificar con el personaje del deviche musulmán, explicó Castro. Todos están invitados a seguir los pasos de este peregrino y místico quien, vaya dónde vaya impulsado por su fe, busca mejorar las condiciones materiales de la vida en aquel lugar.

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