¿Dos papas o un ministerio papal “expandido”?

El secretario personal del Papa Benedicto repite la teoría de un papa “activo” y uno “contemplativo”

“Hoy en día no hay dos papas sino un ministerio expandido, con un miembro activo y uno contemplativo”. Esta es la perspectiva que desarrolló el pasado viernes 20 de mayo el arzobispo Georg Gänswein, secretario personal del papa emérito y Prefecto de la Casa Pontificia, en la presentación de un libro en la Universidad Pontificia Gregoriana en Roma. Y como si ya anticipara las dudas y ambigüedades, Gänswein volvió a repetir la tesis en el transcurso de su intervención: “solo hay un papa pero hay dos sucesores de Pedro: no en una relación competitiva sino juntos, en una presencia excepcional”.



“Aunque [Benedicto] abandonó el trono papal, con el paso que dio el 11 de febrero del 2013 no ha abandonado el ministerio”, Gänswein prosiguió en la presentación del libro del P. Roberto Regoli Oltre la crisi della Chiesa. Il pontificato di Benedetto XVI (“Más allá de la crisis de la Iglesia: El pontificado de Benedicto XVI”). De hecho, explicó el prelado, que si el papa emérito hubiera abandonado su ministerio papal hubiera sido “algo imposible después de su aceptación irrevocable del oficio en abril del 2005”. Gänswein añadió que la continuidad de Benedicto en el ministerio petrino se evidencia en el hecho de que “no ha renunciado a su nombre” —a diferencia del último papa antes de él en abdicar, Celestino V, quien en 1294 volvió al nombre Pietro da Marrone—, “ni a la sotana blanca”. “Por lo tanto [Benedicto] tampoco se ha aislado en un monasterio sino que se queda en el Vaticano”, dijo Gänswein, “como si solo hubiera dado un paso al lado para hacer espacio para su sucesor y una nueva etapa en la historia del papado”.



En vez de considerar la decisión del papa emérito como algo “revolucionario”, tal y como habría sido la renuncia de Celestino V, el secretario personal de Benedicto sugirió que ésta simplemente ha hecho que el oficio papal sea “más colegial y funcional, o incluso más humano y menos sagrado”. Lejos de ceñirse Benedicto a una regla monástica estricta, “ha establecido un despacho personal con una dimensión colegial y sinodal, casi un ministerio comunal, como si quisiera reiterar una vez más la invitación contenida en [su] lema . . . “cooperatores veritatis”, que significa “cooperadores de la verdad””. La palabra latina munus, observó Gänswein —como en el munus petrinum, el “ministerio petrino”— puede significar una variedad de carismas, tales como “servicio, deber, orientación o don”, cada uno de cuales Benedicto XVI ya encarna de diferente forma siendo el papa emérito. El Papa Ratzinger ha enriquecido el papado con “su oración y compasión colocadas en los Jardines del Vaticano”, pero sobre todo “ha abierto una puerta a una nueva etapa” en la historia de la Iglesia, “después de este punto de inflexión histórica que hace cinco años nadie hubiera podido imaginar”.

*

La doble función del oficio petrino

Gänswein no es el primero en articular esta teoría de “un-papa-en-dos”, pero es altamente llamativo que se pueda encontrar en boca de un hombre que, además de ser el secretario personal de Benedicto XVI, tiene un doctorado en derecho canónico y experiencia en la Congregación para la Doctrina de la Fe. Pero ¿cuáles son las implicaciones de esta teoría de un oficio “expandido” de Pedro?

Como el vaticanista italiano Vittorio Messori explicó ya en 2014 —explicando el trabajo del canonista Stefano Violi— todo empezó cuando Benedicto XVI, en el anuncio de su abdicación, diferenció de manera muy clara entre el munus petrinus, el oficio petrino, y el ministerium, el ejercicio de tal oficio. Si el oficio petrino se ejerce tanto agendo et loquendo (“trabajando y enseñando”) como orando et patendo (“rezando y sufriendo”), Benedicto solo habría pretendido renunciar al primero de estos dos aspectos: esto es, al gobierno de la Iglesia. “Si es así verdaderamente”, escribió Messori hace casi dos años exactos —si realmente es el caso que Francisco y Benedicto comparten la doble función del ministerio petrino—

. . . pues mucho mejor para la Iglesia: es un regalo que estén cerca el uno del otro incluso físicamente: uno que dirige y enseña y uno que reza y sufre por todos, pero más que nada para sostener a su hermano en su situación política cotidiana.

¿Demasiado “rezar y sufrir”?

Traigo al recuerdo el artículo de Messori nada más que para poner las últimas observaciones de Gänswein en su correcta perspectiva. Que una figura de tan alto rango en el Vaticano como Gänswein haya repetido la aseveración de que el oficio papal ya consiste en un miembro “activo” y uno “contemplativo” no tiene por qué ser ocasión para el escándalo: para el planteamiento de dudas “altamente sensibles” o “perturbadoras” sobre “nada menos que la teología de la Iglesia”, como ha sugerido una página tradicionalista. En verdad, el hecho de que Gänswein haya vuelto a articular la teoría en público puede ser una prueba de que su teología del papado es compartida, y aprobada, tanto por Francisco como por Benedicto. Y lo significativo de todo esto, para mí —o mejor dicho, lo emotivo— es que difícilmente puede haber demasiado “rezar y sufrir” al que el papa emérito podría dedicarse en servicio a la Iglesia: este sufrimiento que es “el lado interior del amor”, como lo expresó Ratzinger en Dios y el mundo. Esta teología de una “diarquía” papal, en vez de monarquía, puede carecer, de momento, de una expresión definitiva, pero parece ser la perspectiva que se sigue promocionando en el Vaticano. ¿Podemos vivir con la ambigüedad?

Videoreportaje sobre la intervención de Gänswein en la presentación del libro de Regoli:

Volver arriba