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Un centenar de colectivos eclesiales aún no han recibido contestación a su carta sobre los abusos
En pleno trabajo preparatorio para el trascendente Sínodo sobre la Sinodalidad de 2023, cuando las diócesis estimulan la participación de los fieles para esta fiesta de la corresponsabilidad que tendrá su primer hito el 11 de junio en Madrid, con la asamblea final de la primera parte de este proceso sinodal, un centenar de asociaciones, comunidades y colectivos cristianos y más de 1.200 fieles a título individual, aún no han recibido respuesta (y lo peor es que no la esperan) a la carta que entregaron en el registro de la Conferencia Episcopal el pasado 25 de abril, y en la que reclamaban un inequívoco compromiso de la institución en la lucha contra la lacra de los abusos.
Aquella mañana, una hora antes de que se inaugurase la 119 Asamblea Plenaria de los obispos españoles, cinco representantes de otros tantos colectivos de cristianos y cristianas de base (Alandar, MOCEOP, Red Miriam de Espiritualidad Ignaciana, Redes Cristianas y Revuelta de Mujeres en la Iglesia) solicitaron poder entregar en la sede de la CEE, en la madrileña calle de Añastro, 1, el texto Pasar de las tinieblas a la luz.
Bajó un funcionario hasta recepción para encontrarse con la delegación y pidió que le acompañase uno de los miembros de la misma para ir a sellar la carta. “Solo uno”, enfatizó, cuando un sacerdote de la comitiva quiso adentrarse para hacer fotos. No le sirvió ni la acreditación de cura ni tratar de argumentar un tanto decepcionado que se encontraba en “la Casa de la Iglesia”.
Hoy, estos colectivos guardan la copia de la carta -en la que se exige verdad, justicia y reparación para las víctimas de abusos sexuales en el seno de la Iglesia católica española- con el sello de la fecha de entrada en el registro de la CEE en su esquina superior derecha, pero desde entonces, hace un mes, nada más han sabido de la suerte de la misiva, si ha seguido el proceso ordinario, si ha escalado hasta las dependencias de la secretaría general, se ha quedado en los aledaños o simplemente bajo otros papeles en una bandeja de la oficina de entrada. Nada.
En su mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, este 29 de mayo, los obispos españoles aluden al camino sinodal en el que está embarcada la Iglesia universal. Y sus palabras sobre la escucha, perfectas en la formulación, en el seguimiento también a lo que busca el papa Francisco en este momento de “probación” para el papel de la Iglesia en medio del mundo, a la vista de los hechos parecen meramente retóricas:
“Estamos ahora en tiempos de escucha. La Iglesia en España se encuentra inmersa en la realización de un proceso sinodal que tiene una primera parada en la escucha. No solo la escucha de quienes participan en la vida de la Iglesia, de los que son miembros, o de los que reciben su ayuda sino, más allá, la escucha de todos. Una escucha que suscitará un discernimiento de los caminos por los que debe transitar la Iglesia en su misión evangélica. El proceso que se está llevando a cabo en miles de grupos en toda España y en todo el mundo, en parroquias, comunidades religiosas, grupos de laicos, etc. quiere escuchar con corazón abierto para encontrar en esas palabras los signos de los tiempos y la acción del Espíritu que quiere renovar la faz de la tierra”, se lee en el texto episcopal con motivo de esta jornada eclesial.
Sin embargo, este centenar de colectivos eclesiales y más de un millar de fieles (hay diócesis que para su proceso sinodal no han logrado una movilización similar) solo han obtenido la callada por respuesta. Y lo peor de todo es que muchos de estos grupos, a pesar de que consideran que hubiese sido una muy buena señal que alguien se hubiese puesto en contacto con ellos, o un simple acuse de recibo más allá del sello de marras, ni siquiera confiaban en obtenerla.
En la misiva entregada, estos colectivos reconocen los pasos dados por la CEE para afrontar el escándalo de los abusos en el seno de nuestra Iglesia. Sin embargo, cuesta mucho, a la vista de estos silencios (que contrastan tanto con las respuestas del papa Francisco en casos similares), comprender que después de tanto sufrimiento acumulado por este grave asunto, también para el conjunto del Pueblo de Dios, se siga pecando de tan poca sensibilidad.
Llena hoy la boca de la palabra 'sinodalidad', algunos parecen olvidar que para digerirla con autenticidad es necesaria previamente la 'conversión pastoral' a la que también invitó Francisco, quien, además, al inaugurar este camino sinodal, hizo una petición: "No diluyamos la profecía".
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