En la elección de abril de los padres sinodales, uno gozó de "una gran aceptación" Goleada en Añastro: los obispos envían al Sínodo al sucesor de Omella

El cardenal Omella, en Añastro
El cardenal Omella, en Añastro CEE

En la Plenaria de abril, los obispos eligieron a los tres padres sinodales que representarán a la Iglesia a España en el Sínodo sobre la Sinodalidad y a los dos 'reservas', por si surgiese algún imprevisto de última hora. 

En ese top 5, algunos aseguran que se encuentra el tándem que presidirá la Conferencia Episcopal en la era post Omella

Durante la Asamblea Plenaria del pasado mes de abril, los obispos españoles -al igual que el resto de conferencias episcopales del mundo-, eligieron a los miembros del Episcopado que representarán a la Iglesia española en el Sínodo sobre la Sinodalidad, cuya primera parte se celebrará el próximo mes de octubre en Roma.

Dado el número de sus miembros, a la Conferencia Episcopal Española (CEE) le corresponde enviar a tres ‘padres sinodales’. Sus nombres -junto con los de otros dos obispos de reserva, por si hubiese algún imprevisto de última hora que afectase a alguno de los titulares- fueron ya enviados a la Secretaría General del Sínodo, a la espera de que desde allí se oficialicen esos nombramientos.

Un 'ensayo' de primarias

Y a la luz de cómo se desarrolló la sesión electiva en esa Plenaria, si del resultado de las votaciones pudiese hacerse una extrapolación a imagen de las primarias de los partidos políticos, tendríamos claramente definido al sucesor del cardenal Juan José Omella para presidir, a partir de la primavera de 2024, la CEE.

Omella en su despacho en la sede de la CEE
Omella en su despacho en la sede de la CEE J. L.

Y es que de los tres obispos elegidos, uno lo fue “por goleada”, según fuentes consultadas, que subrayan la “gran aceptación” que cosechó ese candidato en una sesión que estuvo llena de imprevistos, algún enojo y hubo de ser interrumpida para consultar a Roma.

Un candidato que también podría pasar antes por la vicepresidencia para sustituir al cardenal Carlos Osoro, cuya renuncia se da por hecho que será aceptada antes del verano, lo que obliga a que se elija al número 2 de Añastro en la plenaria de noviembre…

Llamadas a Roma

La terna que la Conferencia Episcopal envía a Roma se completa con un emérito, lo que provocó iniciales momentos de confusión al discutirse si, siguiendo la normativa utilizada por la Secretaría General del Sínodo, los obispos ya retirados podían asistir o no como padres sinodales a esa asamblea.

Finalmente, tras algunos telefonazos a Roma argumentando contra la interpretación demasiado restrictiva de la norma (‘munición’ jurídica aportada por otro emérito), desde el Vaticano acabaron dando la razón a Añastro y se despejó definitivamente la elección del asombrado emérito, respaldada sin problemas por sus pares. Y por ese resquicio, algunos quisieron hacer entrar al otro emérito que había ayudado a deshacer el entuerto, pero ahí ya no hubo pase.

Desfacedores de líos y reservas prometedores

Sí lo hubo para otro desfacedor de líos, el tercero de los elegidos, un obispo sobrio, callado, efectivo y que, algún día, podría suceder también a Omella en otros menesteres y demarcaciones.

Si cualquiera de los titulares no pudiese acudir en octubre a la asamblea sinodal, los obispos se han cuidado de preparar un banquillo con ‘reservas’ muy prometedores. Un auxiliar y un arzobispo. Tanto que, en este top 5, los hay que aseguran que está el próximo tándem que dirigirá la Conferencia Episcopal Española en la era post Omella.

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