“Se ha quemado totalmente”: las verdaderas causas de su renuncia al Obispado de Solsona El obispo Xavier Novell y el ‘síndrome de Biles’

Xavier Novell, obispo de Solsona
Xavier Novell, obispo de Solsona

“El problema de Novell no tiene nada que ver con Omella ni con los pronunciamientos políticos del joven pastor favorables al procés: ‘eso es pura fantasía”, dicen las fuentes consultadas

“Se trata de un problema humano, con una crisis personal de gran calado, y ahora se encuentra discerniendo sobre su futuro. Nadie sabe qué hará”

“En Solsona les hubiera gustado que Novell les hubiera dirigido unas palabras a modo de despedida, aunque solo fuese un ‘rezad por mí’”

Fue la estrella de los Juegos Olímpicos de Río 2016 y estaba llamada a seguir reinando en los recientemente clausurados de Tokio. Pero se quebró psicológicamente y tuvo el coraje de apartarse a un lado en plena competición y reconocer que ya no podía con la autoexigencia. “Ya no confío tanto en mí misma”, confesó la gimnasta estadounidense Simone Biles. “Tengo que concentrarme en mi salud mental”. Y abandonó. Solo participó en barra, donde sabía que no era la mejor.

Al ya obispo emérito de Solsona, Xavier Novell, de tan solo 52 años, el más joven en su momento, con una sólida formación civil y eclesiástica a la espalda, al que se le pronosticaba un futuro prometedor en sus responsabilidades pastorales, tanto en la Tarraconense como dentro de la Conferencia Episcopal Española (CEE), con gancho mediático, le ha pasado algo parecido a la mejor gimnasta de la historia de los Estados Unidos.

El papel del cardenal Omella

Y en esa renuncia hecha pública el 23 de agosto, las acusaciones que situaban detrás de la misma al cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, son “pura fantasía”. Al contrario, el también presidente de la CEE le habría estado ayudando en lo posible en este trance pastoral y humano del que pocos, muy pocos, estaban enterados. Ni siquiera quien ahora hace las funciones de administrador apostólico, el obispo de Vic, Romà Casanova, que se enteró tres días antes de darse a conocer la noticia de una renuncia presentada “libremente”.

Cardenal Omella
Cardenal Omella

Aunque merece análisis aparte, resulta curioso el creciente afán por salpicar al cardenal Omella con todas las informaciones relativas a la Iglesia que de alguna manera causan escándalo, desde su apoyo al indultos y a los separatistas catalanes (falso: no lo pueden ni ver), pasando por la salida de los benedictinos del Valle de los Caídos (él no ha ido a verles y ya se sabe que es amigo del exministro socialista Salvador Illa), la galopante secularización de su diócesis (como si los templos rebosasen en tiempos de Sistach o Carles) o el plegarse acríticamente a las medidas que por la pandemia obligaron al cierre y restricciones de aforo en los templos de toda España (como si hubieran estado abiertos en el Vaticano).

“Una crisis personal de gran calado”

El problema de Novell no tiene nada que ver con Omella ni con los pronunciamientos políticos del joven favorables al procés independentista en Cataluña, por los que fue apercibido formalmente desde Roma y más informalmente desde la Tarraconense, habiendo captado Novell a la perfección que servir también es obedecer, algo que parece que han olvidado quienes hasta hace no tanto imponían el silencio desde Oviedo a Sevilla.

Simone Biles

Se trata de un problema humano, con una crisis personal de gran calado. “Novell se ha quemado completamente”, reconocen las fuentes consultadas. La Diócesis de Solsona es muy compleja, a pesar de su pequeño tamaño. Ya lo vivió en sus propias carnes Tarancón, cuando fue su pastor. Y Novell no supo cogerle el paso. Todo lo contrario. Se puso en contra de la mitad de su clero, le rechazaron las corporaciones civiles, le denunciaron los colectivos sociales por sus pronunciamientos sobre la homosexualidad…

Un ánimo “muy cambiante”

Novell, en su década como obispo, se autocreó numerosos conflictos. Él mismo se fue achicando el espacio y en la Tarraconense, donde conocían muy bien “su ánimo muy cambiante”, sabían que iba por libre y que era mudable. Y había una sensación de que incluso le gustaba aquello de ir contracorriente. Ya sucedió cuando regresó de estudiar en la Gregoriana: fue con planteamientos eclesiales avanzados para la época y volvió convertido a la ortodoxia más rancia.

A veces parecía querer brillar y acaparar la atención y otras desaparecía, se encerraba en sí mismo, inescrutable incluso para los más cercanos. Y cada vez se ha ido encerrando más en sí mismo. Tanto que su círculo más estrecho de confianza en su diócesis no tenía la víspera del anuncio de su renuncia ni idea de que iba a tomar tal decisión. Algunos lamentan que haya dado este portazo, por más que respeten la decisión, pero creen que si no un explicación, al menos algunas palabras, una mínima comunicación, sí que se merecían sus diocesanos. “Por los menos, un ‘rezad por mí”, apuntan las fuentes. Pero no fue el caso.

Xavier Novell.
Xavier Novell.

No se le ha dado la espalda

Nada se sabe de la decisión final que tomará. Si se irá a un monasterio, a una parroquia, si volverá pero como auxiliar, si dará el salto a las misiones... Está discerniendo su futuro, recibiendo ayuda y acompañamiento espiritual en este momento tan difícil para él. Se respeta su decisión. Pero no se le da la espalda, como algunos pretenden deslizar.

"Después de la actuación que hice, simplemente no quería seguir", dijo la gimnasta Biles tras recibir en una prueba la peor puntuación de su marca personal. Y ya no se quiso presentar a las pruebas individuales en los Juegos de Tokio. Ahora Novell está reflexionando sobre su futuro. La Iglesia no le ha dejado de lado ni le ha pedido apartarse. Ha sido él quien se ha quebrado, una fragilidad que le hace más humano y para la que, aunque algunos no lo entiendan así, hay que ser fuerte. Es bueno para él y para la diócesis. Ojalá otros pastores fuesen capaces de reconocer esa misma vulnerabilidad. Su salud lo agradecería. Y la de sus diócesis, también. Sin embargo, ahí están, retorciendo el verdadero significado de bajarse de la cruz.

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