El 6 de junio festeja un largo recorrido que "ha sabido responder a su compromiso con los signos de los tiempos" La Confederación Interamericana de Educación Católica calienta motores para celebrar sus 80 años al servicio de la misión evangelizadora

La celebración no solo es una efeméride más, sino el testimonio vivo de un camino recorrido al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia en el ámbito educativo que se inició en 1945
Hoy la CIEC continúa afianzando su compromiso con la innovación educativa, el diálogo entre fe y cultura, y la integración de la inteligencia artificial y la tecnología con sentido ético, relata Oscar Pérez Sayago, secretario general
"Celebrar 80 años es reconocer a las personas e instituciones que han sostenido esta obra: religiosas, laicos, obispos, docentes, directivos y estudiantes que han creído en la fuerza transformadora del Evangelio a través de la educación"
"Celebrar 80 años es reconocer a las personas e instituciones que han sostenido esta obra: religiosas, laicos, obispos, docentes, directivos y estudiantes que han creído en la fuerza transformadora del Evangelio a través de la educación"
(ADN Celam).- La Confederación Interamericana de Educación Católica (CIEC) se prepara para conmemorar 80 años. Celebración que no solo es una efeméride más, sino el testimonio vivo de un camino recorrido al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia en el ámbito educativo.
Oscar Pérez Sayago, secretario general de la CIEC, explicó que durante su fundación un 6 de junio de 1945, el mundo estaba marcado por un contexto postguerra de reorganización política.
Es así como la CIEC se propuso ser un faro para la educación católica, promoviendo la unidad, la defensa de la libertad de enseñanza y el fortalecimiento de los valores cristianos en las escuelas.

“Aquella histórica convocatoria al Primer Congreso Interamericano de Educación Católica en Bogotá, impulsada por las autoridades eclesiásticas colombianas y con el respaldo del Vaticano, dio origen a una organización que ha sabido responder a los signos de los tiempos”, acotó.
Para el laico colombiano “son ocho décadas de historia en las que ha acompañado con firmeza, sensibilidad y visión profética los procesos educativos del continente americano”.
Testigo de grandes acontecimientos
Los fundadores de la CIEC fueron monseñor Ismael Perdomo Borrero, arzobispo de Bogotá, anfitrión del Congreso fundacional. Su respaldo fue decisivo para convocar a las delegaciones internacionales.
También figura el padre Jesús María Fernández, el sacerdote jesuita encargado de la organización de este primer congreso y a la postre primer secretario general de la CIEC. “Su liderazgo intelectual, pastoral y organizativo fue fundamental para dar forma a la Confederación”, señaló Pérez.
Asimismo la CIEC ha sido testigo de momentos clave como el Concilio Vaticano II, las discusiones teológicas y pedagógicas de la segunda mitad del siglo XX, el auge de la Teología de la Liberación, el nacimiento del Consejo Epsicopal Latnoamericano y Caribeño (CELAM) y la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR).
Etapas de desarrollo
Pérez ha identificado cuatro grandes etapas de desarrollo de la CIEC. La primera, entre 1945 y 1966, se caracterizó por un entusiasmo fundacional con la celebración de ocho congresos que cimentaron la identidad interamericana de la organización.
La segunda, de 1967 a 1979, estuvo profundamente influenciada por el Concilio Vaticano II y los desafíos sociales de América Latina, con un impulso editorial significativo.
La tercera etapa, entre 1980 y 1991, se centró en la paz como horizonte educativo, y la cuarta, desde los años noventa hasta la actualidad, ha sido una época de renovación, desafíos globales y un dinamismo marcado por la celebración de ocho nuevos congresos.
Afianzando el compromiso
La CIEC continúa afianzando su compromiso con la innovación educativa, el diálogo entre fe y cultura, y la integración de la inteligencia artificial y la tecnología con sentido ético, relata Pérez.
Por lo que ha promovido espacios de formación, encuentros de reflexión y acciones conjuntas entre las confederaciones nacionales, consolidando una red continental que enriquece la identidad y misión de la escuela católica.
“Celebrar 80 años es reconocer a las personas e instituciones que han sostenido esta obra: religiosas, laicos, obispos, docentes, directivos y estudiantes que han creído en la fuerza transformadora del Evangelio a través de la educación”, dijo.
Con este telón de fondo renuevan el compromiso con el futuro: seguir construyendo una escuela católica que inspire desde su tradición y transforme desde la innovación.
La CIEC se proyecta como un organismo vivo, capaz de soñar con una educación más humana, inclusiva y esperanzadora, porque “la historia que se inició en 1945 sigue escribiéndose con tinta de fe, pasión educativa y espíritu de comunión continental”.

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