El observador de la Santa Sede en la Facultad de Derecho Canónico de la UPSA Fernando Chica Arellano: "La diplomacia es el arte de lo posible y los diplomáticos estamos llamados a que ésta brille "

La Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) ha celebrado hoy sus fiestas patronales en honor a San Raimundo de Peñafort
La jornada, que ha comenzado con una Eucaristía en la Capilla de la Sede central, ha estado protagonizada por la conferencia La diplomacia pontificia al servicio de la ecología integral en el Polo Romano de las Naciones Unidas, impartida por el observador permanente de la Santa Sede ante la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), Mons. Fernando Chica Arellano
"La diplomacia es el vivero que ha de acompañar el camino de la familia de las naciones y donde la Iglesia propone una exigencia: el respeto como lenguaje común"
"La diplomacia es el vivero que ha de acompañar el camino de la familia de las naciones y donde la Iglesia propone una exigencia: el respeto como lenguaje común"
El Gran Canciller de la Universidad y obispo de Ciudad Rodrigo y de Salamanca, Mons. José Luis Retana; el Rector, Santiago García-Jalón, y el decano de la Facultad de Derecho Canónico, José San José Prisco, han inaugurado el acto académico celebrado en honor al patrón de la Facultad de Derecho Canónico.
Por su parte, el Rector, Santiago García-Jalón, ha señalado que “hoy nos reunimos para fortalecer el compromiso de nuestra Universidad con la formación integral de los futuros juristas y pensadores que servirán a la Iglesia y a la sociedad (…) Espero y deseo que este encuentro sea una excelente oportunidad para reflexionar sobre el papel de la diplomacia en la construcción de un mundo más justo y sostenible, siempre desde los valores que la Iglesia y nuestra Universidad promueven”.
Por su parte, el observador permanente de la Santa Sede ante la FAO, Mons. Fernando Chica Arellano, ha comenzado su intervención concretando que “deben sentirse ustedes herederos y continuadores de una historia en la que las cuestiones esenciales del ser humano siguen llamando nuestra atención. Los jóvenes necesitan auténticos maestros y personas abiertas a todas las ramas del saber que sepan escuchar, así como personas convencidas de la capacidad humana de avanzar hacia la verdad”. En este sentido, ha añadido que “la doctrina de la Iglesia invita al pueblo de Dios a favorecer la interacción entre la ciencia y la visión cristiana sin perder el contacto con el tiempo”.
La intervención de Mons. Chica Arellano ha estado centrada en los rasgos que caracterizan la diplomacia en general y la diplomacia Pontificia, en particular, así como su aplicación a los organismos en los que ha desarrollado su labor: la FAO, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA). En este sentido, ha señalado que “la diplomacia pretende ser una herramienta para la cooperación y la búsqueda de una vía por la que se resuelvan los conflictos de manera pacífica y estable. (…) La diplomacia es el arte de lo posible y está basada en la firme convicción de que la paz se puede alcanzar mediante la escucha y el diálogo, para lo cual el diplomático tiene que agrandar horizontes y crear una red amplia que alcance a todo el contexto global de gobernanza. Hoy, más que nunca, la diplomacia es más fundamental y los agentes diplomáticos estamos llamados a que ésta brille”.
"Somos observadores, no formamos parte de las decisiones, pero sí iluminamos las situaciones morales"
El observador de la Santa Sede ante la FAO ha remarcado la importancia de que “la paz hay que bordarla con tesón y que la Santa Sede lleva siempre en su corazón aprovechar todas las oportunidades que surjan para alcanzar la concordia. Por ello, los diplomáticos pontificios queremos ser mediadores fiables, donde nuestra única aspiración sea construir puentes y abrir ventanas; la diplomacia pontificia debe ser la diplomacia de la verdad, de la justicia y de la esperanza, que a su vez nos arraiga con lo esencial”. De este modo, para Mons. Chica Arellano, “la diplomacia es el vivero que ha de acompañar el camino de la familia de las naciones y donde la Iglesia propone una exigencia: el respeto como lenguaje común. Somos observadores, no formamos parte de las decisiones, pero sí iluminamos las situaciones morales”.
Por último, su intervención ha concluido señalando que “la diplomacia pontificia es la diplomacia de los valores y está basada en la ética, donde el principal de mis esfuerzos está focalizado en el binomio agricultura y ética, para que, en la medida de lo posible, caminen de la mano (…) Hay un planeta que debemos cuidar y los diplomáticos pontificios debemos no solo ser custodios de la Tierra -Casa Común, para el Papa Francisco-, sino saber custodiarla con ternura. Gracias a la agricultura, hay prosperidad y hay que darle instrumentos a los jóvenes para que continúen con la labor. Ustedes, también están llamados a construir un nuevo paradigma de la ecología integral”.
"Debemos no solo ser custodios de la Tierra -Casa Común, sino saber custodiarla con ternura. Gracias a la agricultura, hay prosperidad"
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