Comillas rinde homenaje a los mártires de la UCA a los 30 años de su asesinato Julio L. Martínez, sj.: "Estos mártires son la voz de la conciencia, testigos de la apertura a la verdad y a sus exigencias"

Jornada de homenaje a los jesuitas en Comillas
Jornada de homenaje a los jesuitas en Comillas

Ellacuría estuvo en Comillas unos días antes de ser asesinado: "Se sabian amenazados, pero no imaginaban que unos días después serían asesinados. 30 años después estamos muchos sumándonos a este momento de conmemoración. Hoy queremos dejarnos interpelar por su testimonio y legado”

"Ellos son símbolo martirial del pueblo salvadoreño, con miles de muertos en esa guerra civil, en la que fue también asesinado en 1977 Rutilio Grande y Mons. Romero en 1980", señaló el rector

“Estos mártires, en definitiva, son la voz de la conciencia, testigos de la apertura a la verdad y a sus exigencias. Con su ejemplo nos sentimos interpelados a vivir por la verdad, el bien y la justicia que brota de la fe”. El rector de Comillas, Julio L. Martínez, sj., abrió ayer la jornada de homenaje a Ellacuría y los jesuitas asesinados, hace ahora 30 años, en El Salvador.

"Mártires de la UCA. El legado después de 30 años" estuvo organizado por el Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones (IUEM), de Comillas, que dirige Alberto Ares, SJ., y arrancó con palabras de Ana García Mina (Vicerrectora de Servicios a la Comunidad Universitaria y Estudiantes - Vicerrectorado de Servicios a la Comunidad Universitaria y Estudiantes), que recordó la presencia de Ellacuría en Comillas unos días antes de ser asesinado:

“Se sabian amenazados, pero no imaginaban que unos días después serían asesinados. 30 años después estamos muchos sumándonos a este momento de conmemoración. Hoy queremos dejarnos interpelar por su testimonio y legado”.

Por su parte, el rector Julio L. Martínez: “Se cumplen 30 años de aquella fatídica madrugada de 1989 en la que un pelotón del ejército salvadoreño mató a 6 jesuitas y 2 mujeres que allí trabajaban. Ellos son símbolo martirial del pueblo salvadoreño, con miles de muertos en esa guerra civil, en la que fue también asesinado en 1977 Rutilio Grande y Mons. Romero en 1980”.



“Esos jesuitas -añadió el rector-, desde su profunda experiencia de fe formada en la escuela de los Ejercicios Espirituales ignacianos y su compromiso con El Salvador, entendieron la universidad de un modo que ha inspirado a muchos”.

Hay que ir a varios discursos de Ellacuría cuando le preguntaban qué es una universidad, recordó. Decía: ‘Combina dos aspectos: el más obvio, tratar con la cultura y el conocimiento, y otro menos obvio, que es una fuerza social en el país en el que está ubicada, una fuerza que debe transformar e iluminar las problemas de la sociedad, y lo hace incardinándose e inculturándose en la sociedad en que está'.

“Lo que sí tiene que hacer es ser siempre una comunidad intelectual que analice las causas de los problemas y busque soluciones concretas, que forme a buenos profesionales con conciencia, agentes de transformación social”, señalaba el jesuita, algo en lo que coincide el rector de Comillas.

“La universidad ha de ser una comunidad excelentemente formada y éticamente orientada. Ellacuria añadía: sabemos que una universidad cumple con su vocación si tiene una opción preferencial por los pobres como parte esencial de la vida cristiana, algo que hay que entender adecuadamente. No es solo que los pobres realicen sus estudios en la universidad, sino que la universidad sea la voz de los que no tienen voz”, concluyó.

El rector de Comilllas, Julio L. Martínez, sj.
El rector de Comilllas, Julio L. Martínez, sj.

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