¿Está en peligro la prelatura personal de la 'Obra' de Escrivá? Cuarenta años de 'Ut Sit': El Opus Dei, ante su gran pregunta: ¿y ahora qué?

El Papa, con Ocáriz
El Papa, con Ocáriz Vatican Media

Cuatro escenarios, cuatro posibles soluciones, a la luz de Ad Charisma Tuendum

¿Refundación, desobediencia, pequeñas modificaciones o intervención?

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¿Qué futuro le espera al Opus Dei después del motu proprio Ad charisma tuendum, en el que por primera vez un Papa se atreve a tocar algunos de los principios inmutables de la Obra fundada por Escrivá de Balaguer?

Hoy, 28 de noviembre, se cumplen cuarenta años de su declaración como la única prelatura personal de la Iglesia católica.  Preparando los fastos de su centenario (la ‘intuición’ de San Josemaría tuvo lugar en 1928), se abren cuatro escenarios para abordar el presente y el futuro del Opus Dei. Cualquiera de ellos, posible. Incluso el de la estrategia del Gatopardo. Tal vez hoy, cuando el Papa reciba a Ocáriz, sepamos algo.

1) El primero, el más plausible a medio plazo, si Francisco no se siente respaldado por quien tiene que apoyar las decisiones de un Papa, es que no pase nada. Que el Opus Dei convierta el limón en limonada y que los cambios sean meramente cosméticos y se dilaten tanto en el tiempo que la biología (muerte o renuncia de este Papa) y los tiempos de la Iglesia lleven a que la ‘revolución’ en la institución generada por Escrivá de Balaguer y consagrada por san Juan Pablo II se quede en el cambio de hábito de su Prelado y en pequeñas modificaciones que, a la larga, quedarán sin efecto, como la propia reforma de la Curia. Que, no lo olvidemos, debe ser implementada por un cuerpo de funcionarios mayoritariamente ‘negacionista’ y que, en muchos casos, están copados por instituciones como el Opus Dei.

Informe RD 'Pasado, presente y futuro del Opus Dei'
Informe RD 'Pasado, presente y futuro del Opus Dei'

2) El segundo escenario posible es que la Obra implemente, a través del Congreso Extraordinario ya convocado, todas y cada una de las modificaciones sugeridas por el motu proprio papal. Toda y cada una... pero solo esas y ni una más, algo que, en su carta de convocatoria, parece sugerir el propio prelado, aunque admite que se podrá hablar de todo. Porque todo está abierto. El Opus Dei, entonces, entraría en una dinámica de colaboración con el pontificado, similar a la que Francisco pretende que haga, entre otros, Comunión y Liberación.

3) El tercer escenario, el más improbable, que el Opus Dei se tome realmente en serio las órdenes papales, e inicie un proceso de ‘refundación’ en el que ponga especial énfasis en el cuidado del carisma fundacional (auténtico eje de Ad charisma tuendum) y algunas de sus prácticas que la asemejan a lo que algunos expertos denominan ‘secta intraeclesial’. En otras palabras, que la Obra se haga el hara kiri y pueda salir reforzada tras hacer su necesaria catarsis.

4) Finalmente, la cuarta posibilidad, que algunos incluso llegaron a pedir al Papa (dicen que Bergoglio guarda esta carta para más adelante) es una ‘intervención’ de la Obra yel nombramiento de un comisario pontificio para que, al estilo de otros movimientos, como los Legionarios de Cristo, obligue al Opus Dei a modificar sus constituciones e, incluso, reformular el lugar de su fundador en el presente, y el futuro, de la Prelatura. Que, en este hipotético escenario, tal vez perdería su estatus, acabando con una situación de privilegio inédita en la Iglesia, y que complica, y mucho, la creación de otras realidades similares en la nomenclatura pero radicalmente distintas en su modo de entender la Iglesia del siglo XXI. ¿Podría sobrevivir el Opus Dei al legado de Escrivá de Balaguer, y a su propia deriva? ¿Será necesario llegar a ello? Veremos.

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