¿Qué queda de Karol Wojtyla en la Iglesia de hoy? Quince años sin Juan Pablo: el lento declive del legado del 'Papa Magno'

Quince años sin Juan Pablo: el lento declive del legado del 'Papa Magno'
Quince años sin Juan Pablo: el lento declive del legado del 'Papa Magno'

Un Pontificado marcado por la lucha de bloques: comunismo-capitalismo, conservadores-progresistas, recta ortodoxia-teología de la Liberación. Juan Pablo II fue un Papa recto, duro, con las ideas muy claras. "¡No tengáis miedo!", proclamaba al comienzo de su Papado. Hubo muchos que acabaron temiendo, y mucho, a Wojtyla

Francisco es, probablemente a su pesar, una suerte de 'revancha' de la Historia de la Iglesia, que está volviendo, medio siglo después (los tiempos de la institución son un misterio) a ese Concilio que quedó congelado durante las décadas de poder de Wojtyla

33 años de Papado -el tercero más largo de la historia de la Iglesia- dan para mucho. Y sin embargo hoy, que se cumplen 15 años de la muerte de Juan Pablo II (este año, además, se conmemora el centenario de su nacimiento), su legado va desapareciendo lentamente.

¿Qué queda de Juan Pablo II en la Iglesia de hoy? Un Pontificado marcado por la lucha de bloques: comunismo-capitalismo, conservadores-progresistas, recta ortodoxia-teología de la Liberación. Juan Pablo II fue un Papa recto, duro, con las ideas muy claras. "¡No tengáis miedo!", proclamaba al comienzo de su Papado. Hubo muchos que acabaron temiendo, y mucho, a Wojtyla.

Juan Pablo II fue el Pontífice que supo llevar a buen término la restauración, el 'congelamiento' de la esperanza que suscitó el Concilio Vaticano II. Había que remontarse varios siglos atrás para conocer tanto trabajo para la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida durante décadas por Joseph Ratzinger, quien lo sucedió al frente de la barca de Pedro. Ambos, Wojtyla y Ratzinger, se volcaron en eliminar toda disidencia, especialmente en Latinoamérica, donde la Teología de la Liberación se había convertido en un peligro para los vientos que, entonces, soplaban en Roma.

Juan Pablo II

Después de más de un centenar de viajes (¿habrá otro Papa que viaje más?), múltiples encíclicas (fue uno de los pontífices más prolíficos) y una última etapa de mucho, tal vez demasiado, sufrimiento, Juan Pablo II fallecía el 2 de abril. A las 21,37 de la noche. Recuerdo perfectamente aquel momento, vivido en la redacción de ABC, y aquella llamada de Juan Pedro Quiñonero para advertirnos de que, finalmente, Wojtyla había muerto. Fue la única ocasión en la que pude sentir el '¡Paren máquinas!', para poder llegar con la noticia -y un buen pliego de páginas, preparadas durante años- a la primera edición (la que entonces se enviaba a los aeropuertos. Fuimos el único diario en hacerlo).

Tras su muerte, la proclamación como 'santo súbito', su pronta beatificación y, hace poco tiempo, en una ceremonia de reconciliación histórica, su canonización junto a Juan XXIII, en la famosa mañana de "Los cuatro papas" (con Francisco y Benedicto, presentes en la ceremonia). 

¿Atado y bien atado?

La elección de Ratzinger como su sucesor parecía suponer que todo estaba atado y bien atado en la Iglesia, pero la histórica renuncia de Benedicto XVI posibilitó que el Espíritu soplara en la Capilla Sixtina. Y es que Francisco es, probablemente a su pesar, una suerte de 'revancha' de la Historia de la Iglesia, que está volviendo, medio siglo después (los tiempos de la institución son un misterio) a ese Concilio que quedó congelado durante las décadas de poder de Wojtyla.

Juan Pablo II, bendiciendo a Marcial Maciel
Juan Pablo II, bendiciendo a Marcial Maciel

Paralelamente, la imagen de un Papa santo se ha visto opacada por el drama de los abusos sexuales, y la sensación -cada vez más, la certeza-, de que Roma sabía, y que no supo o peor, no quiso, hacer nada al respecto más que lavar los trapos sucios.

El ejemplo del depredador Marcial Maciel, amigo y colaborador del Papa Wojtyla, quien lo proclamó 'apóstol de la juventud', es el más evidente de una lista de casos que, hoy lo sabemos, contaron con el cerrojazo del Vaticano. Nadie investigó, nadie quiso saber. ¿De verdad Juan Pablo II no supo nada? se preguntan las víctimas, que han llegado a exigir que se revoque su declaración de santidad, algo imposible (e impensable) en la Iglesia católica. 

Sólo cuando Ratzinger ascendió al Papado comenzó el trabajo, que hoy continúa, por la 'tolerancia cero'. Pero la losa que cayó sobre la institución será muy difícil de levantar. Hoy, cuando Francisco trata de levantar a la Iglesia, y a la humanidad entera, de una de las mayores crisis contemporáneas, pocos recuerdan a Juan Pablo II. Un Pontífice destinado a quedar en la Historia que, sin embargo, cada vez es más olvidado por el mundo. Lo cual no es necesariamente una buena noticia, ni mucho  menos.

Funeral de Juan Pablo II

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