El obispo de San Sebastián, en la picota. Burgos, Zamora o Roma podrían ser sus destinos Y entonces... ¿qué hacemos con Munilla?

El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla
El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla

El futuro del prelado, una de las 'patatas calientes' en el mapa eclesiástico español que configura el triángulo Madrid-Barcelona-Roma

La otra opción, de la que nadie habla pero que no habría que desdeñar, sería el nombramiento de Munilla como responsable de alguna rama de Juventud en la nueva configuración de la Curia vaticana

"Y entonces... ¿qué hacemos con Munilla?". Esa es la pregunta que circula, en las últimas semanas, en el triángulo Roma-Madrid-Barcelona. Y es que todos buscan una solución para el polémico obispo de San Sebastián, a quien no paran de estallarle los escándalos. El último, destapado por RD, sobre su dimitido rector del Seminario, firmante de un escrito que denominaba 'hereje' a Francisco al más puro estilo 'pachamamesco'.

¿Qué va a ser de Munilla? ¿Se quedará en San Sebastián, para regocijo de sus fieles y hartazgo creciente de la feligresía y el clero? ¿O saldrá en uno de los muchos movimientos que se prevén en la Iglesia española? Pedro Ontoso, uno de los mayores conocedores de todo lo que sucede en la Iglesia vasca, apunta a la posibilidad de que el prelado pueda recalar en Burgos, en sustitución de otro de los símbolos de la pasada etapa rouquesca, Fidel Herráez. Una elección que sería considerada un 'ascenso' que ni Roma ni el tándem Osoro-Omella quieren visibilizar.

La otra opción que plantea Ontoso es Zamora, también vacante y cuya diócesis vecina acaba de ser ocupada por Jesús Fernández. El problema, como deja caer el periodista vasco, está en que Zamora sería visto como un alejamiento, y un 'castigo' (algo similar, pero con protagonistas -y posicionamientos eclesiales- muy distintos, ocurrió en su día con monseñor Uriarte, 'alejado' de Euskadi en dirección Zamora, y que luego regreso para, paradójicamente, ser sustituido por Munilla en una jugada perfecta del cardenal Rouco).

José Ignacio Munilla Aguirre , bispo de san Sebastián
José Ignacio Munilla Aguirre , bispo de san Sebastián

Y Munilla, no nos equivoquemos, no es Reig Plá, ni siquiera Martínez Camino. El obispo de San Sebastián, junto con Jesús Sanz, tiene muchos aliados, una edad nada desdeñable (58 años) que le permite dejar pasar el tiempo y esperar su oportunidad. Que le llegará. Y, ojo, es tan hábil que incluso puede utilizar artículos como el de Ontoso (o éste mismo) para forzar su permanencia en una diócesis en la que el aire se ha hecho irrespirable. 

La otra opción, de la que nadie habla pero que no habría que desdeñar, sería el nombramiento de Munilla como responsable de alguna rama de Juventud en la nueva configuración de la Curia vaticana. Una idea que ha ido fraguándose en las últimas semanas pero que depende del Papa, al que no le gusta que Roma sea un cementerio de elefantes. Aunque algún caso se ha dado, incluso en la Iglesia española, últimamente.

La marcha de Munilla, con todo, podría 'dulcificarse' -no sería la primera vez- con un doble movimiento en las diócesis vascas, que también apunta Ontoso, y que llevaría a Mario Iceta a suceder a Asenjo con -curiosidades de la vida- la misma fórmula con la que el arzobispo de Sevilla suplió al cardenal Amigo: ser nombrado coadjutor de la sede hispalense.

En Bilbao, todos dan por hecho que, de producirse, el candidato idóneo ya conoce la diócesis a la perfección. Se trata de uno de los cinco miembros de nuestro 'repóker', Joseba Segura. Más difícil será la sucesión de Munilla, aunque ya se habla de tres sacerdotes residentes en la diócesis -alguno de ellos religioso- que podrían encajar a la perfección en lo que quiere Francisco sea el futuro en Euskadi. Y, tal vez, el nuevo inquilino del Buen Pastor pudiera acoger a Bergoglio en el año de Loyola. Veremos.

Los obispos vascos y navarros, ante al pandemia
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