La Conferencia Episcopal recibe una 'master class' del presidente de la CEOE Los obispos, Garamendi y el futuro de una Iglesia de los cepillos vacíos

Antonio Garamendi
Antonio Garamendi

Garamendi ofreció a los obispos españoles un interesante análisis sobre la situación actual, y las heridas que la crisis provocada por el coronavirus está dejando, y dejará, en el tejido empresarial, los autónomos y pequeños empresarios

¿La continuidad de Barriocanal? Una buena noticia. Como también que los obispos comiencen a escuchar otras voces. Y la de Garamendi es una muy autorizada. Ojalá sucediera lo mismo en el ámbito de lo doctrinal, la discusión política o la gestión de la política comunicativa y su necesaria pluralidad. Pero no pidamos imposibles

Se está convirtiendo en un asiduo a encuentros con presencia episcopal. Y a fe que tiene cosas que aportar. El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, ofreció una 'master class' sobre economía en tiempos de coronavirus a los obispos de la Asamblea Plenaria, que han dedicado buena parte de sus debates a hacer un diagnóstico de la situación económica, social y sanitaria en España en tiempos de pandemia.

De la mano del obispo auxiliar de Bilbao, Joseba Segura, con quien ya debatió en junio pasado en la Fundación Pablo VI, y con el auspicio del cardenal Omella y el secretario general, Luis Argüello, Garamendi ofreció a los obispos españoles un interesante análisis sobre la situación actual, y las heridas que la crisis provocada por el coronavirus está dejando, y dejará, en el tejido empresarial, los autónomos y pequeños empresarios. Y de las medidas a tomar para evitar que la sangría se convierte en un agujero del que nos cueste salir.

Garamendi tiene las ideas claras, y las ganas de colaborar. Buena muestra de ello ha sido la buena disposición de la patronal a alcanzar acuerdos con Gobierno y sindicatos en este difícil trance. Su condición de católico practicante, aunque no mojigato, también ha servido para que los obispos escuchen "unas cuantas verdades" sobre cuál debe ser su actuación de cara al presente y al futuro.

Garamendi y Segura, en la Pablo VI
Garamendi y Segura, en la Pablo VI

Propuestas para la crisis que vendrá

Y, cómo no, a preocuparse por la sostenibilidad económica de las diócesis españolas, que han visto cómo durante el confinamiento se perdían unos 30 millones de euros al mes, que no se han podido recuperar por más que la Iglesia ha impulsado -con acierto e interés- las donaciones on line y las cuotas periódicas, así como campañas a través de las redes para el uso de Bizum o terminales en lugar de llenar los cepillos físicamente.

Porque, por mucho que moleste, los cepillos están vacíos, y las perspectivas no son nada halagüeñas. A corto plazo, la macroeconomía de las diócesis está salvada (el presupuesto del año que viene se conforma con la recaudación de la Renta de años anteriores, de modo que no se verá afectado por la crisis), pero no así las obras previstas -o en marcha-, y el día a día de las comunidades, que dependen en buena medida de las colectas para pagar los sueldos de sacristanes y personal laico (el sueldo de los curas viene, indirectamente, vía IRPF).

Escuchar a profesionales independientes

¿Qué hacer? Algunas diócesis, como Málaga, ya han tenido que recurrir a préstamos millonarios. Otras han tenido que abonarse a los ERTEs, como otras empresas propiedad de la Iglesia, tanto en el ámbito cultural como editorial o mediático. No vienen buenos tiempos para los 'dineros de la Iglesia'. De ahí que mejor no haber hecho mudanza, y los obispos han vuelto a confiar en Fernando Giménez Barriocanal, cuyo puesto había sido cuestionado en los meses previos a la pandemia. 

¿Su continuidad? Una buena noticia. Como también que los obispos comiencen a escuchar otras voces. Y la de Garamendi es una muy autorizada. Ojalá sucediera lo mismo en el ámbito de lo doctrinal, la discusión política o la gestión de la política comunicativa y su necesaria pluralidad. Pero no pidamos imposibles. 

Plenaria
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