"Las resistencias no frenan... Impulsan"

Ocurrió ayer, casi al término del saludo del Papa a los periodistas durante el vuelo que le llevó a Nairobi. Después de asegurar que el miedo al terrorismo no debe paralizarnos ("Tengo más miedo a los mosquitos", bromeó), y de dejarnos con la miel en los labios sobre las auténticas razones del empeño en viajar al polvorín de Centroáfrica (“Quiero ir a la República Centroafricana. Si no consiguen llevarme, denme un paracaídas”), un reportero se acercó a Francisco y le pidió "por favor, que la resistencias no le frenen". La respuesta, inmediata, de Bergoglio, marca como ninguna una norma de conducta. "Las resistencias no frenan.... Impulsan".

Y es que Francisco es un Papa, ante todo, valiente. No se trata de un suicida o un loco que quiere inmolarse en el "kilómetro cinco" de Bangui, ni un extremista que quiere eliminar a todo aquel que no piensa como él. La revolución de Bergoglio es la de la autenticidad, y ello implica seguir adelante, pese a cualquier dificultad. Utilizar los ataques, las incomprensiones, las durezas de corazón de los enemigos (y no hay peor traidor que el colaborador más cercano) para ir más allá, tomar impulso y avanzar.

Le pese a quien le pese, el Espíritu ha acertado con este hombre. Que, no lo olvidemos, sólo es un hombre y no podrá llevar a cabo la vuelta al calcetín que tanto necesita la Iglesia él solo. Pero sí con el apoyo de tantas personas, decenas de millones en todo el mundo, a quienes la figura, la actitud, el ejemplo de Francisco les provoca ternura, pasión, alegría... esperanza. Mal que les pese a personajes como el obispo de Ferrara, Luigi Negri, que acaba de desearle la muerte... o el asesinato.

"Las resistencias no frenan... Impulsan", ha dicho el Papa, que sigue adelante, sin vacilar, pese a los intentos de ruptura de los tradicionalistas, las mentiras sobre su salud, las traiciones de sus cercanos, las filtraciones de documentos, las amenazas de todo tipo. Ojalá todos podamos impulsar este movimiento que ahora, en África, vive otro de tantos episodios históricos. Y es que estamos asistiendo, sin duda, a unos momentos apasionantes. Seamos también, al lado del Papa, protagonistas.
Volver arriba