La última jugada de Rouco

Y no será ninguno de los que el cardenal gallego propuso, hasta el último momento. Porque Francisco ha permitido que Rouco maneje los tiempos, pero no los nombres. El Papa mostró su hastío por los sucesivos intentos de Rouco Varela por desacreditar dos de los nombres de la terna que parecía imponerse entre sus íntimos colaboradores. Y es que sobre el cardenal Antonio Cañizares, y también sobre Carlos Osoro, han circulado auténticas barbaridades. Por fortuna, el Papa no ha hecho caso.
Tampoco lo ha hecho a la que parece la última jugada de Rouco Varela. Tras intentar, hasta el último momento, colocar a su delfín Fidel Herráez como sucesor en la capital de España, el ya administrador apostólico de Madrid quiso premiar a su eterno auxiliar con las diócesis de Sevilla o Toledo, consiguiendo así que Juan José Asenjo o Braulio Rodríguez, dos de sus más fieles obispos, lograran la plaza de Madrid. Tampoco lo ha logrado.
Con todo, el entorno del cardenal Rouco, aprovechando la facilidad para comunicarse con Francisco, han continuado con sus ataques a los que, hoy por hoy, siguen siendo las personas que, junto al tapado Juan del Río (como mal menor, el cardenal no vería con malos ojos esta designación, siempre y cuando Fidel Herráez fuese designado arzobispo castrense), todos ven como únicos candidatos. Se han inventado enfermedades, intrigas inexistentes y toda clase de infundios.
Afortunadamente, esa misma facilidad para hablar con el Papa la tiene éste para informarse debidamente de lo que sucede en realidad. Repetimos: el Papa sabe, y muy bien, qué es lo que ocurre en España, qué quiere para la Iglesia española y cuáles son sus hombres para comenzar la primavera.
La decisión ya está tomada. Y, salvo sorpresa mayúscula, la última jugada de Rouco tampoco surtirá efecto.