El Vaticano y la carta colectiva

El artículo de Antonio Aradillas “Franco y la Iglesia” es en extremo interesante. Abundando en su misma línea de interpretación, me permito aducir una carta de Pacelli en nombre de Pío XI al cardenal Gomá, que encontré en el Archivo Secreto Vaticano, diciéndole que no publique la carta colectiva. Esta carta no llegó a ser enviada, pero quedó archivada en Secretaría de Estado, con la anotación a mano, en un círculo: “Sospeso”. Aun así, el documento demuestra que la Santa Sede no aprobaba el documento. Es un curioso caso de la importancia histórica de una carta no enviada.

Para adivinar por qué no llegó a enviarse hay que atender a la cronología. La carta colectiva lleva la fecha de 1º de julio de 1937, y así es como suele citarse, pero en realidad no se hizo pública hasta el 10 de agosto (ABC de Sevilla de esta fecha). La razón del retraso era triple.

Ante todo, Gomá esperaba la aprobación de la Santa Sede; por ello había moderado notablemente el texto, omitiend, por ejemplo, dar a la guerra la calificación de cruzada, a pesar de que él mismo y muchos otros obispos ya la habían calificado así (pero el Papa callaba: a pesar de repetidas cartas de Pacelli sobre otros temas, nada decía de la carta colectiva; y tampoco contestaba a Vidal i Barraquer cuando éste exponía las razones por las que se negaba a firmarla; de hecho el Vaticano tardó nueve meses a acusar recibo de la carta colectiva, y cuando lo hizo fue en un tono que provocó las iras del gobierno de Burgos; me remito para detalles a mi libro La pólvora y el incienso).

En segundo lugar, Gomá se esforzó hasta el último momento por arrancar la firma de Vidal y Barraquer para que el documento fuera unánime, como suelen serlo los documentos episcopales colectivos. Pero la razón última era que la carta colectiva, aunque de hecho era propaganda dirigida a la opinión internacional, se dirigía a formalmente a los obispos de todo el mundo, y ya les había sido enviada el 20 de julio, pero no hubiera sido correcto que la conocieran antes por la prensa. Seguramente Pacelli, cuando estaba punto de enviar su carta a Gomá, se entera de que ya han empezado a recibirla la carta colectiva los obispos, y ya no se puede impedir su publicación. Además, pudo tener noticia de que los servicios de propaganda franquistas trabajaban frenéticamente en la traducción a las principales lenguas y la difusión masiva, y prohibirlo hubiera sido un casus belli. Ni lo hubieran entendido los obispos españoles, muchos de los cuales hasta la encontraban floja.

La Santa Sede estaba más de acuerdo con Vidal y Barraquer que con Gomá. Las palabras de Gomá después de la guerra en este sentido que Aradillas aduce quedan corroboradas por múltiples documentos de las postrimerías del conflicto en los que Gomá, escribiendo a distintos eclesiásticos, entre ellos al propio Vidal y Barraquer, se queja de que el nuevo régimen está tomando un cariz adverso a la Iglesia. El propio general Jordana, ministro de Asuntos Exteriores, refiere, muy sorprendido, que en un encuentro en Roma durante el conclave tras la muerte de Pío XI con Gomá, éste la he dicho que la Iglesia española está quejosa del gobierno.

Pero la Iglesia es realista: tendrá que entenderse con Franco, porque es quien gana la guerra. En los primeros años de la posguerra parece que las relaciones ente la Santa Sede y el gobierno de Franco son idílicas, pero la documentación reservada que ahora empieza a conocerse revela gravísimas tensiones que en algún momento amenazan con la ruptura.

La carta no enviada de Pacelli a Gomá


Dal Vaticano, 31 Luglio 1937
Nº 2673/37

E.mo e Rev.mo Signor Mio Oss.mo,
Mi è regolarmente pervenuta la venerata lettera del 5 corrente mese N. 101, con la quale l’Eminenza Vostra Rev.ma, facendo seguito ai venerati Suoi scritti NN. 88 e 92, rispettivamente dell’8 e 25 Giugno u.s., cortesemente mi remitteva un esemplare delle prove di stampa della Lettera Collettiva di codesto Ecc.mo Episcopato ai Vescovi di tutto il mondo circa la questione spagnuola.
Col più vivo interesse ho preso visione di tale Lettera Collettiva rilevando i nobili sentimenti que l’hanno ispirata. Tuttavia, trattandosi di cosa molto delicata che riguarda tutti gli Ecc.mi Vescovi di Spagna, questa Segreteria di Stato sarebbe d’aviso che per la pubblicazione di un documento di tanta importanza, quale è la lettera medesima, sarebbe desiderabile l’unanimità di codesto Ecc.mo Episcopato.
Siccome poi l’E.mo Signor Vidal y Barraquer, come Ella rileva nella Sua accennata lettera N. 88, non stima conveniente la pubblicazione di detto documento, e d’altra parte S. E. Mons. Múgica e forse con li altri Vescovi spagnuoli non si sentono di firmarlo, la Segreteria stessa rimette alla nota prudenza dell’Eminenza Vostra di vedere se non sia il caso di sospenderne per ora la pubblicazione.
Profitto volentieri dell’incontro per esprimerLe i sensi della più profonda venerazione con cui baciandoLe umilissimamente le mani mi professo
Di Vostra Eminenza Rev.ma
Umil.mo Dev.mo Servitor vero

A Sua Eminenza Rev.ma
IL SIGNOR CARDINALE GOMA Y TOMAS
Arcivescovo di Toledo
PAMPLONA
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