¿Somos cristianos o herodianos?

Hay dos grandes maneras de entender la religión. La religión judeocristiana, tal como la predicaron los profetas, Jesús y los apóstoles, trata de conocer la voluntad de Dios para convertirse a ella y cumplirla. “Que se haga en mí según tu palabra”, dice María. Y Jesús, en Getsemaní: “No se haga mi voluntad, sino la tuya”. Siguiendo su enseñanza, nosotros pedimos en el padrenuestro que se haga su voluntad así en la tierra como en el cielo. En cambio las religiones paganas quieren que los dioses se conviertan a la voluntad humana y cumplan sus deseos.

Tal era la religión de Herodes Antipas (hijo de Herodes el Grande, el asesino de los Santos Inocentes). No era ateo, sino que creía en Dios y hasta en la resurrección de los muertos y en los ángeles o espíritus, como los fariseos, a diferencia de los saduceos, más materialistas. También creía en los milagros, y por eso se alegró cuando Pilato le envió a Jesús, porque esperaba que, para librarse de la muerte, le haría algún milagro.

Pero Jesús, que sostuvo largo diálogo con el agnóstico Pilato, a Herodes no le dijo ni palabra. Herodías le instaba a matar al Bautista, porque denunciaba la relación ilícita, incestuosa, de la pareja real, pero Herodes tenía un respeto supersticioso por el profeta. Dice Marcos que lo protegía porque “sabía que era un hombre justo y santo”, “le escuchaba con gusto” y “al oírle, quedaba muy perplejo”. Le gustaba disponer de un profeta en palacio, pero en la jaula. No lo consultaba para conocer la voluntad de Dios, sino para prever los acontecimientos y tomar así las disposiciones más acertadas. Como cuando su padre, Herodes el Grande, preguntó a los sacerdotes y escribas donde nacería el Mesías, pero no para adorarlo sino para matarlo.

El ser humano ha vivido desde siempre preocupado por el futuro, y por las decisiones que en función de él le convendrá tomar. En todos los tiempos y por toda suerte de procedimientos y de intermediarios lo ha querido descubrir. Hay no pocos cristianos que, en esto, se comportan como paganos, y hay también muchos paganos que para conocer el futuro acuden a prácticas religiosas. De algunos grandes políticos se cuenta que consultaban a videntes. Los futbolistas se santiguan cuando saltan al campo.

Un sacerdote amigo mío, ya difunto, mosén Pere Ribot, me contaba que mantenía buena amistad con algunos campesinos vecinos suyos, aunque no practicaban. Un día le dijo a uno: “Dice usted que no cree en Dios, pero veo que lleva la medalla de la Virgen de Montserrat”. Le contestó: “Es por si acaso...”. Cuando casi todos los periódicos publican horóscopos, es porque saben que mucha gente los lee, “por si acaso”. Me contaba una chica, estudiante del último curso de medicina que, aunque el continuo contacto con la enfermedad, el dolor y la muerte invita al realismo, sus compañeros iban en grupos a consultar a una vidente, que solo les cobraba la voluntad; ellas le preguntaban sobre sus relaciones sentimentales, ellos, por los temas que pondrían en los exámenes.

Y nosotros, ¿somos cristianos o somos herodianos?
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