"En la cruz descubrimos a un Jesús, convertido en Chivo Expiatorio" La muerte que abre los ojos

La muerte que abre los ojos
La muerte que abre los ojos

"Cuando traspasaron a Jesús no sólo fue a él, fuimos todos en tanto que humanos, sin advertir que al hacerlo también nos lo estamos haciendo a nosotros mismos"

"La cruz no es un intercambio cerrado y mecánico donde Jesús paga con su vida un precio al Padre por nosotros"

La humanidad no es capaz de decir junto con Jesús: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lc 23, 24) porque ninguno de nosotros tiene consciencia de lo que está haciendo hasta que algo o alguien nos hace abrir los ojos. Sólo entonces, el Crucificado del siglo I, y todos los de hoy, se convierte en un descubrimiento, en una revelación interior.

¿Qué no somos capaces de ver, de qué no somos conscientes? De la verdad que Jesús desvela. Lo que a Él hacemos no es más que lo que la humanidad se está haciendo a sí misma desde el principio de la historia: todos los actos y las formas de barbarie que hemos llevado a cabo. Cuando traspasaron a Jesús no sólo fue a él, fuimos todos en tanto que humanos, sin advertir que al hacerlo también nos lo estamos haciendo a nosotros mismos. Lo que hicimos a Jesús es un icono de lo que no dejamos de hacer (también de hacernos) y de lo que el Dios sufre “con”, “en” y “a través” de nosotros.

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Cena
Cena

La cruz no es un intercambio cerrado y mecánico donde Jesús paga con su vida un precio al Padre por nosotros. Eso sería limitar la bondad, la belleza y la verdad de un acontecimiento con un alcance mucho mayor. El costo tiene que ver con aquello que es necesario para que alma, los ojos del corazón humano puedan llegar a ver. ¿Y qué es lo que debemos ver? Todo aquello que tiene razones para ser amado a nivel interior, personal (lo otros), natural y espiritual (a Dios), esto es, la Bondad siempre presente.

Andamos buscando siempre chivos expiatorios porque nos resulta infinitamente más fácil echar la culpa a lo que está fuera (los otros) en vez de asumir nuestra responsabilidad. Es más fácil mirar hacia el exterior que volver la mirada hacia nosotros mismos. En la cruz descubrimos a un Jesús, convertido en Chivo Expiatorio, que se hace una suerte colirio que limpia nuestra mirada para que podamos ver y descubrir la mejor vacuna para no seguir perpetuando el sufrimiento.

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