"Una respuesta al pesimismo en el que está instalado un sector de personas y colectivos cristianos" Brotes verdes en la Iglesia católica (I)

Paisaje con iglesia al fondo
Paisaje con iglesia al fondo Cassie Boca

Mi intención en estos artículos es responder al pesimismo en el que está instalado un sector de personas y colectivos cristianos que solo ve hojas secas en el panorama actual eclesial, que ciertamente las hay y muy numerosas, y no acierta a descubrir espacios verdes, que también los hay y más de los que a primera vista puedan aparecer.

Se trata de no quedarse en la superficie, sino de hacer análisis dialécticos y mínimamente rigurosos para identificar los brotes verdes, sin ocultar las hojas secas que están bien a la vista

Mi intención en estos artículos es responder al pesimismo en el que está instalado un sector de personas y colectivos cristianos que solo ve hojas secas en el panorama actual eclesial, que ciertamente las hay y muy numerosas, y no acierta a descubrir espacios verdes, que también los hay y más de los que a primera vista puedan aparecer. Se trata de no quedarse en la superficie, sino de hacer análisis dialécticos y mínimamente rigurosos para identificar los brotes verdes, sin ocultar las hojas secas que están bien a la vista.

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Concilio Vaticano II: del anatema al diálogo

Para escribir sobre los brotes verdes en la Iglesia católica hoy creo necesario fijar una fecha y un acontecimiento como punto de partida con cierta perspectiva histórica y seleccionar algunos campos en los que se están produciendo. He seleccionado la fecha de 1962 y el acontecimiento del Concilio Vaticano II, convocado por el papa carismático y profético Juan XXIII, que fue una primavera, corta ciertamente, pero muy luminosa. No fue un punto de llegada, sino de partida, que enseguida se abandonó para seguir otra dirección. Llevó a cabo una reforma moderada de la Iglesia católica, sin llegar a ser una revolución, ni un cambio de paradigma. Pero hubo cambios importantes. Negarlos sería muestra de ceguera y falta de rigor en el análisis. He aquí algunos:

* De la Iglesia como sociedad perfecta a la Iglesia como comunidad de creyentes

* Del mundo como enemigo del alma, junto con el demonio y la carne, al mundo como espacio privilegiado donde vivir la fe cristiana.

* De la condena y del anatema contra la modernidad y las religiones no cristianas, al diálogo multilateral: con el mundo moderno, la ciencia, cultura, el ateísmo, etc., superando etapas anteriores de enfrentamientos entre ciencia y religión y de guerras de religiones.

Juan XXIII
Juan XXIII

* De la condena de los derechos humanos como contrarios a la ley natural, a la ley de Dios y a los derechos de la Iglesia, al reconocimiento de la cultura de los derechos humanos proclamados en la Declaración Universal de la ONU en 1948 y recogidos por el concilio en la Constitución sobre la Iglesia en el mundo actual

* De la condena de la secularización como contraria al cristianismo, a la defensa de la misma entendida como autonomía de las realidades temporales en cuyo clima es necesario vivir la experiencia religiosa hoy. Dice el Vaticano II: “Todas las cosas están dotadas de consistencia, verdad y bondad previas y de un propio orden regulado, que el hombre debe respetar, con el reconocimiento de la metodología particular de cada ciencia o arte”

* De la Iglesia “siempre la misma”, inmutable, a la Iglesia en permanente reforma, asumiendo el principio luterano de Ecclesia semper reformanda.

* Del integrismo católico al respeto a otras creencias.

* Del autoritarismo de Pío XII al conciliarismo de Juan XXIII. 

* De la pertenencia a la Iglesia como condición necesaria para la salvación, al reconocimiento de la libertad religiosa como derecho humano fundamental.

Pero se mantuvieron intactas la estructura piramidal y la organización patriarcal

A pesar de los cambios, la estructura jerárquico-piramidal y la organización patriarcal se mantuvieron intactas. A pesar de definir a la Iglesia como pueblo de Dios, este pueblo no es soberano, sino que está sometido a la autoridad no democrática del Sumo Pontífice. A pesar de acentuar la igualdad de todos los cristianos por el bautismo, el propio Vaticano II ratificó la “constitución jerárquica de la Iglesia y particularmente el episcopado” y propuso “a todos sus fieles como verdad de fe la institución, perpetuidad, fuerza y razón de ser del sacro primado del Romano Pontífice y de su magisterio infalible” (Constitución “Luz de las gentes, capítulo 3, n. 18)

El papa Francisco: salir a las periferias

Tras las ramas secas de la larga invernada de los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI, los brotes verdes han vuelto a renacer con el papa Francisco, que abre caminos de esperanza no solo en el cristianismo, sino también en el mundo. Francisco ha sintonizado con Juan XXIII y recuperado el Vaticano II sin quedarse en la materialidad de sus textos -algunos ya superados-, sino yendo más allá con la intención de responder a los nuevos desafíos de nuestro tiempo en la esfera internacional, a los nuevos climas interculturales, interreligiosos e interétnicos. Está siendo sensible a los “signos de los tiempos” y llevando a cabo la reforma de la Iglesia, venciendo la resistencia de un sector de la Curia romana y de una parte no pequeña del episcopado mundial.

Francisco compartiendo mesa con personas pobres
Francisco compartiendo mesa con personas pobres

Francisco ha renunciado a la tendencia autorreferencial de la Iglesia y ha llamado a salir a las periferias existenciales, sociales y eclesiales y poner la tienda de campaña en los lugares más vulnerables. Él mismo lo ha puesto en práctica en sus viajes a lugares donde impera la pobreza extrema, la injusticia estructural, la exclusión y la marginación social: campos de refugiados y refugiadas, favelas, hospitales, centros de personas con otras capacidades, prisiones, suburbios, países en guerra, pueblos indígenas, comunidades campesinas, países del Sur global, etc. Estos son sus lugares naturales que constituyen la mejor traducción de la propuesta de “Iglesia de los pobres”, que asumió desde el minuto 0 de su elección, siguiendo las huellas de Juan XXIII. Entiéndase bien, no una Iglesia de los pobres al lado de la Iglesia de los ricos. Es toda la Iglesia la que debe optar por las personas y los colectivos empobrecidos.

Francisco ha fomentado el diálogo interreligioso, especialmente con el islam, visitando numerosos países de mayoría musulmana y celebrando encuentros con dirigentes religiosos musulmanes. Uno de los viajes más significativos fue el de febrero de 2019 a Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos), donde firmó el histórico Documento sobre la fraternidad humana por la paz y la convivencia común con el Gran Imán y rector de la Universidad de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyeb.

"El Papa y el Gran Imán denuncian la anestesia de la conciencia humana, el alejamiento de los valores religiosos, el predominio del individualismo, las filosofías materialistas que divinizan al ser humano, el deterioro de la ética, el debilitamiento de los valores espirituales"

El Documento sirvió de inspiración para la instauración por parte de la ONU del Día Internacional de la Fraternidad Humana el 4 de  febrero bajo los principios de la solidaridad y la com-pasión, el mismo día de la firma. En él, el Papa y el Gran Imán denuncian la anestesia de la conciencia humana, el alejamiento de los valores religiosos, el predominio del individualismo, las filosofías materialistas que divinizan al ser humano, el deterioro de la ética, el debilitamiento de los valores espirituales y del sentido de la responsabilidad, y proponen caminos de paz, cooperación y convivencia interhumanas e interreligiosas.

La primera señal concreta de la cooperación fue la creación de la Casa de la Familia Abrahámica que acoge una iglesia, una sinagoga y una mezquita con los mismos cimientos y las mismas dimensiones, un jardín elevado que une las tres casas y un centro educativo. La Casa tiene elementos estructurales y orientación direccional de cada tradición religiosa.

El Papa firma su encíclica 'Fratelli tutti'
El Papa firma su encíclica 'Fratelli tutti'

Otros brotes verdes en el pontificado de Francisco son las tres encíclicas que han revolucionado la doctrina social de la Iglesia: La alegría del Evangelio, Laudato Si’. Sobre el cuidado de la Casa común y Fratelli tutti.

La alegría del Evangelio es, sin duda, la más severa de las críticas papales contra el neoliberalismo, que califica de injusto en su raíz, y se alinea con las tradiciones anti-idolátricas de ayer y de hoy. Constata y denuncia “la globalización de la indiferencia” que nos vuelve “incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros” y de llorar “ante el drama de los demás”; la “anestesia de la cultura del bienestar” y la consideración de los excluidos por parte de los mercados como “desechos” y población sobrante.  Pronuncia cuatronoes, que deberían hacer templar al sistema: “no a una economía de la exclusión y la inequidad”; “no a la nueva idolatría del dinero”; “no a un dinero que gobierna en lugar de servir: “no a la inequidad que genera violencia”.                 

Las líneas de fuerza de la encíclica Laudato Si’. Sobre el cuidado de la casa común son las siguientes: 

  1. Critica el antropocentrismo moderno porque “paradójicamente ha terminado colocando la razón técnica sobre la realidad”, separando la técnica de la ética y dañando toda referencia común y todo intento por fortalecer los lazos sociales (n. 116). Al considerarse el ser humano autónomo de la naturaleza y dominador absoluto, desmorona su existencia y provoca la rebelión de la naturaleza (n. 117).
  2. Defiende una concepción holística del cosmos. Todo está relacionado (n. 70). Por eso deben compaginarse el cuidado de la tierra y el cuidado de los seres humanos, la justicia económica y la justicia ecológica, y debe evitarse tanto la violencia contra el prójimo como la violencia contra la naturaleza.
  3. Critica las formas de poder de la tecnología e invita a buscar otros modos de entender la economía y el progreso, un nuevo estilo de vida y un desarrollo sostenible e integral.
  4. Considera que la inequidad afecta a países enteros y obliga a repensar la ética de las relaciones internacionales en el horizonte de la solidaridad sin fronteras (n. 51). El Norte tiene una deuda ecológica con el Sur que debe pagar.
  5. Cree necesario fortalecer la conciencia de ser una sola familia humana, eliminando fronteras políticas y sociales (n. 52).
  6. Declara el derecho de la tierra a ser feliz.

Fratelli tutti es, a mi juicio, uno de los mejores análisis críticos de las densas sombras que se ciernen sobre nuestro mundo, al que Francisco define como un “mundo cerrado”, sin un proyecto para todos los seres humanos y la naturaleza, con “una globalización y un progreso sin un rumbo común”, “sin dignidad humana en las fronteras”. Es un mundo que privilegia una cultura al servicio de los poderosos, una fiebre consumista, la especulación financiera y el expolio, “donde los pobres son los que siempre pierden” (n. 53). La crítica más radical es la que dirige al “dogma de la fe neoliberal”.

Francisco, en una celebración con obispos
Francisco, en una celebración con obispos

Pero las críticas de Francisco no desembocan en derrotismo, sino que abre caminos de esperanza. Al mundo cerrado contrapone las sociedades abiertas, integradoras de todas las periferias, donde quepamos todos los seres humanos y la naturaleza (n. 95). Frente al individualismo del “sálvese quien pueda”, afirma el sentido comunitario de la existencia humana y “la pasión compartida por una comunidad de pertenencia y solidaridad” (n. 33) y recuerda que “nadie se salva solo, que únicamente es posible salvarse juntos” (n. 32).

A pesar de estos brotes verdes, en la Iglesia de Francisco persiste la estructura jerárquico piramidal y patriarcal casi intacta. Los obispos siguen siendo nombrados por el papa sin participación de la comunidad cristiana. Aun cuando Francisco está haciendo algunos guiños a las mujeres nombrándolas para algunos encargos administrativos, estas siguen sufriendo la discriminación y la injusticia de género, que se traduce en su exclusión de la mayoría de los ministerios eclesiales, de las responsabilidades directivas y del acceso directo a lo sagrado. Se mantiene el clericalismo, tan criticado por el propio papa.

En el próximo artículo me referiré a los brotes verdes de las iglesias de base y, dentro de ellas, de los movimientos cristianos feministas, así como de las teologías decoloniales del Su global. En el tercero haré una reflexión y un balance sobre el Sínodo que está celebrándose en Roma.

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