"Legitimación religiosa del genocidio y del exterminio del pueblo gazatí por Israel y Estados Unidos" Profanación de Netanyahu y Marcos Rubio en el Muro de las Lamentaciones

Profanación de Netanyahu y Marcos Rubio en el Muro de las Lamentaciones
Profanación de Netanyahu y Marcos Rubio en el Muro de las Lamentaciones captura de pantalla

Citando los cálculos de científicos y académicos, la relatora de la ONU sobre los territorios palestinos ocupados, Francesca Albanesa, acaba de contabilizar 680.000 personas asesinadas, de las que el 75% son niños, niñas y mujeres

Esta ceremonia religiosa profanadora de tan significativo lugar sagrado sucedía mientras en Al Shifa, el mayor Hospital de Gaza, recibían a niños heridos a quienes atendían en el suelo, acogían cadáveres chorreando sangre y cundía el pánico entre las personas del hospital por el ataque israelí con drones al lado de Al Shifa

Israel asesinó a cinco altos cargos de Hamas durante las negociaciones para el alto el fuego en Catar, al tiempo que intensificaba sus ataques contra la Ciudad de Gaza con el propósito de conseguir la expulsión total de los gazatíes de su territorio y continuaba asesinando a decenas de personas diarias. Citando los cálculos de científicos y académicos, la relatora de la ONU sobre los territorios palestinos ocupados, Francesca Albanesa, acaba de contabilizar 680.000 personas asesinadas, de las que el 75% son niños, niñas y mujeres.

Cinco días después del quíntuple asesinato en Catar, Marcos Rubio, secretario de Estado de Estados Unidos, y Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel, se encontraron en el Muro de las Lamentaciones, lugar sagrado por excelencia para los judíos. Allí tocaron las piedras del Muro, rezaron juntos, ambos con la kipá, y, como es costumbre judía, introdujeron sus notas de papel entre las paredes del Muro con los deseos de cada uno, que bien seguro no fueron en favor de la paz y la justicia para el pueblo palestino, sino, más bien, para continuar su destrucción hasta la solución final.

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Tras tamaña profanación de la oración, una experiencia común a todas las religiones, Netanyahu declaró que “bajo la presidencia de Donald Trump y el secretario Rubio, esta alianza nunca ha sido tan fuerte y lo agradecemos profundamente”. Pero fue todavía más allá en la profanación: comparó la durabilidad y la fuerza de la alianza israelí-estadounidense con la sólida durabilidad de las piedras del Muro de las Lamentaciones que, dijo, “acabamos de tocar”. Tocar el Muro y seguir masacrando a la población palestina de Gaza: ¿cabe mayor ofensa a las víctimas gazatíes y mayor ignominia de los victimarios?

Rubio y Netanyahu

Esta ceremonia religiosa profanadora de tan significativo lugar sagrado sucedía mientras en Al Shifa, el mayor Hospital de Gaza, recibían a niños heridos a quienes atendían en el suelo, acogían cadáveres chorreando sangre y cundía el pánico entre las personas del hospital por el ataque israelí con drones al lado de Al Shifa.

Creo que, tras un rezo con las manos puestas en las paredes del Muro manchadas de sangre, al judío Netanyahu y al católico Marcos Rubio van dirigidas las denuncias de Isaías, profeta de Israel/Palestina del siglo VIII antes de la era común:

“Al extender vosotros vuestras palmas, me tapo los oídos para no veros. Aunque menudeéis la plegaria, yo no oigo. Vuestras manos están llenas de sangre, limpiaos, lavaos, quitad vuestras fechorías de mi vista, desistid de hacer el mal, aprended a hacer el bien, buscad lo justo, dad sus derechos al oprimido, haced justicia al huérfano, abogad por la vida”.      

El rezo conjunto del primer ministro judío Netanyahu y del secretario de Estado católico de Estados Unidos Marcos Rubio en el Muro de las Lamentaciones constituye la legitimación religiosa del genocidio y del exterminio del pueblo gazatí por Israel y Estados Unidos. Cae así por tierra la consideración de ambos países como Estados laicos, verdaderas democracias y defensores de los derechos humanos y de la vida. Todo lo contrario: la democracia, el Estado laico y la defensa de los derechos humanos son incompatibles con el genocidio.

Son los líderes religiosos quienes tienen que afear al judío Netanyahu y al católico Rubio su conducta asesina, en las antípodas de la experiencia religiosa auténtica en favor de la vida, y desenmascarar los rezos encubridores de sus crímenes. Son ellos las que deben recuperar el mensaje de denuncia de los profetas de Israel/Palestina y de Jesús de Nazaret. Tenemos algunos ejemplos luminosos de líderes religiosos que han calificado la violencia de Israel contra Gaza de genocidio, lo han condenado y considerado incompatible con el Dios de la vida y de la liberación.

Son los líderes religiosos quienes tienen que afear al judío Netanyahu y al católico Rubio su conducta asesina, en las antípodas de la experiencia religiosa auténtica en favor de la vida, y desenmascarar los rezos encubridores de sus crímenes

Entre dichos líderes cabe citar al papa Francisco, que habló abiertamente de genocidio y exigió una investigación en su libro La esperanza no defrauda nunca, publicado unos meses antes de su fallecimiento, y a los patriarcas latinos y ortodoxos que han condenado enérgicamente la invasión de la Ciudad de Gaza. En España quiero citar al arzobispo de Pamplona, Florencio Roselló, que se ha preguntado: “¿Hay mayor genocidio que disparar a niños en busca de comida?”, y al arzobispo de Tarragona, Joan Planellas, que ha calificado lo que se está viviendo en Gaza de “un verdadero genocidio” y ha condenado las muertes absolutamente inocentes.

César García Magán, en el Club Siglo XXI
César García Magán, en el Club Siglo XXI Ep

César García Magán, secretario general de la Conferencia Episcopal Española, sin embargo, a preguntas de los periodistas en una mesa redonda celebrada recientemente en el Club Siglo XXI evitó utilizar la palabra “genocidio”, cuando el informe de una comisión independiente de la ONU ha concluido que Israel ha cometido “genocidio” en Gaza y cita como responsables a Netanyahu, Isaac Herzog, presidente israelí, y a Yoav Gallant, ex ministro de Defensa. Me parece muy importante la llamada que hace el informe a los Estados a parar el genocidio, si no quieren ser cómplices de tamaña catástrofe. Yo extendería esa llamada a los líderes religiosos.

Las citadas condenas contrastan con la actitud del arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, que ha calificado el genocidio en Gaza de “rifirrafe de Hamas e Israel” y ha criticado a “los barcos presuntamente solidarios para exhibir ideologías subvencionadas”. ¡Qué insensibilidad hacia el exterminio de todo un pueblo! ¡Qué falta de compasión con el sufrimiento de millones de personas que han perdido todo! ¡Qué falta de piedad para con las decenas de miles de niños y niñas asesinados con total impunidad y de manera inmisericorde! Jesús Sanz Montes nada tiene que ver con el espíritu originario de hermandad eco-humana de la orden franciscana a la que pertenece y menos aún con la práctica pacifista y no violenta de su fundador, San Francisco de Asís

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